"Delectando pariterque monendo" Horacio

27 may 2014

PINAR del REY, San Roque (con la SGHN)

 

"Valora a quien te dedica su tiempo, te está dando algo que nunca recuperará".

(anónimo)
El Pinar del Rey es una extensa finca pública al norte de la localidad de San Roque. A pesar de ser un paraje muy visitado y con mucha presión humana, por sus accesos y por contar con amplias zonas adecuadas para el esparcimiento, es un paraje rico en biodiversidad y agradable para pasear.
Fuimos allí porque la Sociedad Gaditana de Historia Natural convocó a todos los amantes de la Naturaleza a un "Bioblitz" de 24 horas de duración. Guiados por expertos de la Sociedad, y otros venidos de asociaciones amigas, los asistentes disfrutamos de una jornada muy atractiva y pedagógica. Los Bioblitz son reuniones en un determinado espacio natural, y durante un tiempo concreto, para realizar el mayor conteo posible de especies presentes y de paso unir a científicos, expertos, naturalistas y público en general en una jornada de aprendizaje y colaboración.


 
El Aula de la Naturaleza del Pinar del Rey, cedida por el Ayuntamiento de San Roque, fue el punto de encuentro en la mañana del sábado. Lo primero fue hacer la presentación de la Sociedad y explicar que era un Bioblitz. Así como el reparto de asistentes por grupos (botánica, insectos y medio acuático).

Como había que decidirse nos apuntamos al grupo de invertebrados (insectos y arácnidos), que... de paso repasaría el resto de animales terrestres posibles.

Un simple y económino paraguas fue la mejor herramienta para ver que bichejos caían desde plantas y arbustos principalmente.

 
De paso, no pudimos evitar retratar alguna flor del Pinar. Como esta bonita Centaurea alba subsp. macrocephala.

 
O esta Silene portensis, típica de arenales, que no teníamos en nuestra colección.

 
Orobanche crenata, muy común, que parasita a leguminosas.

Como los insectos y arañas son muy inquietos y difíciles de retratar seguimos con las flores mas llamativas. Como esta Iberis ciliata subsp. welwitschii.

Por fin encontramos insectos mas tranquilos. Sobre una euforbia se alimentaban estas llamativas orugas de Hyles euphorbiae.

 
José Manuel G. aprovechó para hacerles una buena foto.

 
Y este grillo de matorral, del género Odontura sp., también posó sin poblemas.

De vuelta al Aula el experto en aracnidos Rafael Tamajón (del Grupo Ibérico de Aracnología), que vino desde Córdoba a pasar el día entre nosotros, estuvo repasando algunas arañas que necesitaban de un examen mas detallado.

Material de consulta y analisis detallado.

Eusparassus dufouri. Una de las arañas mas grandes de la península.

Durante unas horas se pusieron estas trampas de caída (tipo Pitfall o Barber) para poder observar insectos errantes.

Pero también pudimos ver trampas naturales, como estos pequeños hoyos en la arena que fabrican las larvas de hormiga león.

En el fondo de estos embudos de arena están enterradas estas larvas de hormiga león (mirmeleóntido), que con sus pinzas atrapan y devoran los insectos que caen al fondo de la trampa.

 
Otro grupo comandado por Carlos y Juan (ambos de la SGHN) se dedicó al conteo y observación de especies en el medio acuático.

En un tramo del Arroyo de la Laja o Alhaja (aparece con estas dos denominaciones) se puso una trampa tipo nasa.

Entre los peces destacaron estos dos ejemplares que tras un estudio detallado resultaron ser Cachuelos de Málaga (Squalius malacitanus).Un pez de agua dulce exclusivo de ríos y arroyos de Cádiz y Málaga y catalogado como "en peligro" en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Una buena noticia encontrar esta población. Y gracias a Juan G. de L. por esta información. 

 
Junto al Arroyo brotaban numeroso jopos (Orobanche hederae) parasitando a las hiedras.

 
Y entre grandes hojas de acanto pudimos fotografiar el mas raro de los tres "ombligo de venus" presentes en la península, y que no conocíamos: Umbilicus heylandianus.

Los amigos de Verdemar (Ecologistas en Acción del Campo de Gibraltar) prepararon un delicioso arroz para todos los asistentes.

Por la tarde siguieron las prospecciones por otros parajes del Pinar.

En la foto dos grandes madrigueras (zorro, tejón, ...) en un talud del terreno.

 
Sendero entre helechos que parecía estar nevado.

Este manto blanco es la "pelusa" de las semillas de los álamos, que el viento de levante, reinante en estos días, había acumulado en el suelo del bosque.

Tras los paseos de la tarde, de nuevo reunión para listar las especies observadas.

Carlos retratando con el móvil, con un adaptador al microscopio, un llamativo ejemplar de Amphora sp. Un alga diatomea de agua dulce encontrada en las aguas del arroyo.

Comiendo sin parar hojas de álamos estaban estas orugas de Cerura iberica.

Aquí un ejemplar junto a un dedo de Elvira, para comparar el tamaño.

Otro bichejo espectacular por su gran tamaño fue este insecto palo (pos. Leptynia hispanica).

 
Y llegó la noche para observar especies nocturnas. Como estas polillas que acudieron a la luz.

Un buen rato estuvimos observando murciélagos con la ayuda de Susana, que con el detector ultrasónico iba avisando del paso sobre una charca para alimentarse de insectos.

En la misma charca artificial del Aula de Naturaleza estuvimos observando larvas acuáticas y renacuajos.

 
Larva de libélula.

Y el domingo, tras recoger bártulos y devolver el Aula al Ayuntamiento, nos desplazamos a la costa del Estrecho para preparar el colofón del Bioblitz.

En la singular casa del amigo Gonzalo (adornada con una gran mandíbula de cetáceo) nos esperaba un lote de piraguas para disfrutar de un paseo por la costa.

 
Vértebra y disco de cetáceo.

 
Y como muchos no eramos expertos en esto del remo, y el levante pegaba fuerte en el Estrecho, el amigo "Lechu" (responsable de este paseo) prefirió que fueramos al río Palmones (Los Barrios).

 
Y poco a poco un buen grupo de piraguistas nos dispusimos a disfrutar del río por dentro.

Galápagos soleándose sobre troncos en el río. Aprovechamos para retirar algunos ejemplares de tortugas exóticas y así colaborar algo en la limpieza del río.

Una jornada completa en contacto directo con la Naturaleza, en compañía de familia y amigos, y aprendiendo...

4 comentarios · 

Manuel Lara

Manuel Lara dijo

Una entrada muy didáctica, por que tu dices que es el río Palomares, yo os creía en el Amazona.
Salud
Carlos Azcoytia

Carlos Azcoytia dijo

Desde que os sigo aprendo más de mi tierra que en toda mi vida de topógrafo en el campo, os felicito.
Uno

Uno dijo

Magnífica entrada, solo una puntualización: la boga de río llega al menos hasta el Guadaiza, en Marbella.
josemanuelav

josemanuelav dijo

Gracias por la información amigo "Uno", pero después de tu interesante dato nos han informado que esos pececillos son de la especie Squalius malacitanus. Ya está cambiado en el texto.
Gracias Manuel y Carlos por vuestros comentarios que animan a seguir.

21 may 2014

VALLE DE LECRÍN


"El camino de Granada a Motril es sumamente pintoresco, pues después de pasar por el tan renombrado Suspiro del Moro, se interna la carretera en las sierras, de donde nacen las Alpujarras y Sierra Nevada".
En la prensa madrileña de 1884

El Valle de Lecrín da nombre a la comarca de la vertiente suroccidental de Sierra Nevada que se extiende desde la alta sierra granadina hasta la Sierra de los Guájares, por un lado, y desde el Suspiro del Moro hasta Izbor, por otra. En este valle es aún patente la huellla musulmana; a los moriscos se les trató de forma suave tras la toma de Granada y siguieron practicando su religión, usos y costumbres. Y esto se nota en la arquitectura de sus pueblos, en sus bancales y acequias, el cultivo de cítricos, olivos y nísperos, sus alquerías y atalayas, e incluso en su rica gastronomía. Nuestra amiga Concha, que aunque vive en El Cuervo de Sevilla es natural de Pinos del Valle y tiene allí a su familia, nos invitó a conocer su tierra, sus caminos y, como no, sus gentes. Y allí que nos fuímos un fin de semana en el que aprovechamos al máximo la primavera granadina, recorriendo varios de sus pueblos (uno incluso abandonado), algunos parajes históricos, varios senderos en torno al agua y disfrutando con la hospitalidad y generosidad de sus gentes.

 
El histórico Puente de Tablate (hay dos puentes mas recientes: el que se ve arriba, de la nueva carretera a Lanjarón y otro intermedio, desde el que hicimos la foto, construido con el nuevo camino del siglo XIX) se eleva 100 m. sobre el lecho del barranco que le da nombre. De origen nazarí se considera la puerta de entrada a las Alpujarras.
Pedro Antonio de Alarcón, tras su viaje alpujarreño de 1872, describía así su impresión del lugar: "El terreno se angostó al poco rato, formando una profunda garganta, y minutos después pasamos el imponente y sombrío Puente de Tablate, cuyo único, brevísimo ojo, tiene nada menos que ciento cincuenta pies de profundidad. El Tablate, más que río, es un impetuoso torrente que se precipita de la Sierra en el Río Grande, abriendo un hondísimo tajo vertical, tan pintoresco como horrible. Aquella cortadura del único camino medio transitable que conduce a la Alpujarra, es una de las principales defensas de este país, su llave estratégica, el foso de aquel ingente castillo de montañas".

 
Y ya que estamos aquí nos acercamos a visitar el pueblo abandonado de Tablate. Esta es la calle Real, con casas a un lado y la iglesia y su cementerio anejo en otro.
Tablate es una muestra magnífica de cómo era un pueblo en la primera parte del S. XX. Actualmente la mayoría de sus casas presentan un avanzado deterioro. Estuvo todo habitado hasta los años 50 del siglo pasado. En los años 60 empezó a perder población hasta que en los 90 se fue la última familia. Cuenta la historia que este pueblo lo poblaron agricultores y pastores gallegos en sustitución de los moriscos expulsados tras varias rebeliones contra los "infieles" venidos de Castilla.

 
Interior de la iglesia, que ha sido claramente expoliada, y que aún conserva un bello artesonado mudéjar.

 
El horno de pan, que debió ser comunitario, queda a un lado de la calle que bajaba a las huertas.

Dos detalles: la puerta de un palomar encastrada en el exterior y un ventanuco abierto en un grueso muro.

 
Estancia para animales, bien conservada, con su techo de troncos y cañizo.

Interior de una humilde casa con la chimenea y paredes con innumerables capas de cal.

Dormitorio, con su cama de madera y somier de alambre.

Vista arriba en el estrecho patio de una casa de Tablate.

La casona mas grande tiene en su trasera los restos de un molino de sangre para extraer aceite.

Salón de una casa con mas poderío. Con chimenea y dos chineros a cada lado.

 
Hueco de escalera aprovechado como despensa.

El azul añil, que nos recuerda el color de pueblos rifeños, aparece en algunas paredes de casas de Tablate.

Tablate se quedó sin agua, para su amplia alberca de tierra que alimentaba fuentes y huertas, cuando se construyó la nueva carretera de Lanjarón. El amplio corte en la ladera de la sierra deshizo las acequias que bajaban el agua desde Sierra Nevada. El pueblo se secó, literalmente, y sus vecinos lo fueron abandonando, poco a poco, marchando a otros pueblos del Valle de Lecrín o de las cercanas Alpujarras.

Otro de los pueblos que visitamos: Ízbor, el mas al sur del Valle.

 
Por un camino que llega al pueblo se acerca este señor cargado con productos de su huerta. Resultó ser un amigo de la familia de Concha y con él hablamos, un buen rato, sobre el Ízbor de hoy y el de antes.

Restábal, que fue municipio independiente hasta 1972, cuando se fusionó con otros pueblos cercanos en un solo municipio llamado El Valle; desde entonces ostenta la capitalidad municipal.

 
Melegís, que fuera, aunque durante breve tiempo, residencia de la corte nazarí y por tanto capital del Reino de Granada. En la foto su iglesia con el olmo de quinientos años que le da un aire castellano a la plaza.

 
Por las calles de Melegís.

 
Fuimos a Murchas con la idea de visitar el Castillo de Lojuela (o de La Hojuela, según que texto).

Murchas.

Al Castillo de Lojuela no llegamos; la mala señalización nos llevó por otro camino hasta un profundo barranco que nos separaba de él, pero al menos pudimos hacerle esta foto.

 
Y esta es una vista de Pinos del Valle, nuestro lugar de residencia gracias a la hospitalidad de la familia Mingorance. Arriba del cerro puede verse la blanca Ermita del Cristo del Zapato (de curioso nombre y curiosa historia, que luego conoceremos), donde subimos para disfrutar de sus vistas.

Calles de Pinos del Valle.

El "santero" tuvo a bien enseñarnos la Iglesia de la Inmaculada, en el barrio bajo de Pinos del Valle.

El señor nos enseñó cada detalle y secreto de su iglesia.

Camino del barrio alto.

En el barrio alto queda la Ermita de San Sebastián, mas grande incluso que la iglesia anterior, donde se venera la imagen del Cristo del Zapato.

El Cristo del Zapato, que cuenta con una singular historia o leyenda: al parecer los devotos de la imagen hicieron una colecta para comprarle unos zapatos de oro en agradecimiento a los muchos favores recibidos. Le calzaron los zapatos y entre los allí presentes se encontraba una pobre viuda, que oraba pidiéndole ayuda para alimentar a sus hijos. El cristo escuchó su oración y se despojó de uno de sus zapatos depositándolo sobre el cáliz; intentaron retirarlo y solo pudo hacerlo la pobre viuda. Todos entendieron el mensaje: lo que deseaba el señor era socorrer a esa mujer y así lo hicieron. Desde entonces le llamaron Santo Cristo del Zapato.

 
Y una de nuestras excursiones fue subir al Cerro de Chinchirina, en cuya cumbre se encuentra la Ermita del Cristo del Zapato. Partimos a pie desde los antiguos lavaderos de la Fuente del Juncal.

Una subida dura, por lo pendiente y por no dar tregua, pero que se puede hacer en una hora. A medida que tomamos altura las vistas se engrandecen. En el fondo del valle el embalse de Béznar.
 
 
En la subida encontramos este escarabajo: Alphasida solieri escalerai. Una especie endémica del sur de Sierra Nevada y Alpujarras. Nos recuerda a Alphasida gaditana, y es que estos bichejos con tan poca movilidad (no tienen capacidad para volar) se han ido aislando y acondicionando al hábitat hasta convertirse en  especies diferenciadas y endémicas.

Ultimo tramo antes de llegar a la ermita. De fondo la vertiente suroeste de Sierra Nevada.

Marian disfruta con las vistas, que en lo mas alto llegan al Cerro del Caballo, el tres mil mas al sur de Sierra Nevada.

Panorámica desde el Cerro de Chinchirina (1.066 m.), con la Ermita, el Valle de Lecrín y Sierra Nevada.

En la estrecha terraza de la ermita, foto del grupo de amigos y familia que hemos disfrutado este fin de semana en El Valle.

 
Y toca bajar de nuevo a Pinos del Valle.

 
Abajo nos espera esta fenomenal merienda con productos del Valle. Tortas hechas en horno de leña y untadas con mermelada casera de níspola (también vale para desayunar).

Otra ruta a destacar en torno a Pinos del Valle es el Sendero de Alauxa, que nuestra querida guía Concha alargó hasta el manantial de Zaza.

Alauxa debió ser una antigua alquería, ya desaparecida, de la que ha perdurado el nombre. El camino sube desde el embalse a Pinos del Valle entre huertos, olivares, acequias, fuentes, albercas...

Es ideal para observar la flora de la zona, rica en endemismos nevadenses y alpujarreños. O especies de Andalucía oriental y Levante, como este cardo lechero (Carthamus arborescens).

Sarcocapnos enneaphylla, una belleza de planta que vive exclusivamente colgada en paredes rocosas. La encontramos en el Tajo de la Cuevas.

Pili, Natalia y Marian por el cómodo sendero.

Bichejo por identificar.

Ya en el camino de Guájar-Faragüit, que nos llevaría a Zaza encontramos esta curiosa planta crucífera: Lunaria annua. De flores color púrpura y amplios frutos que al trasluz dejan ver sus pocas semillas, con cierta forma de espermatozoide.

Bonita flor la de esta malva Lavatera marítima, considerada rara y que no hemos visto en nuestra provincia.

 
Antes de llegar al manantial nos desviamos para ver este acueducto de una antigua acequia. Algunos estudios datan este arco de época romana y llaman la atención los grandes bloques de travertino que lo cubren.

 
Manantial de Zaza, de frescas agua que, en su día, movían un molino harinero y que aún riega huertas desde su nacimiento hasta Ízbor.

Cerca del manantial se encuentra, bien conservada y todavía habitada, una casa de peones camineros. Una reliquia de otros tiempos.

El manantial permite que algunos cítricos, como este pomelo, lleguen a este tamaño.

Para llegar al mismo nacimiento de Zaza subimos por estas tradicionales paratas donde se cría el olivar. Estos bancales se mantienen limpios de hierbas para facilitar la recogida de la aceituna, que en esta comarca no se varea, sino que se espera que caiga madura y luego se coge del suelo.

 
Haplophyllum rosmarinifolium, una planta de bellas flores, hojas con aspecto de romero pero mal olor. No la habíamos visto, aunque hay citas en Cádiz de hace casi un siglo (Pérez Lara J.M.). Está incluida en la Lista roja de la flora vascular de Andalucía, categoria Vulnerable.

 
Solo nos queda decir: Gracias a Concha y a toda su familia, que nos trató como a unos amigos de toda la vida.

2 comentarios 

Manuel Lara

Manuel Lara dijo

Bonitas vistas de este precioso lugar. Salud
Carlos

Carlos dijo

Bonito reportaje de Valle de Lecrín, enhorabuena, no se cuantas hojas más tendré que poner a mi agenda, pero creo que este lugar también merece la pena echarle un vistazo. Saludos.