"Delectando pariterque monendo" Horacio

18 dic 2021

PEÑÓN DE ALGÁMITAS (con buena y mala noticia)

Muchos sevillanos de a pie no lo saben (los que gustan de andar por el monte si) y creen que los montes más altos de la provincia hispalense están por el norte provincial, allí por donde Sevilla se eleva en las estribaciones occidentales de Sierra Morena por el  P.N. Sierra Norte de Sevilla. Pero no. Resulta que las cotas más altas están en el sureste provincial. Por donde algunos de sus pueblos (Pruna, Algámitas) limitan con la Sierra de Grazalema y la Serranía de Ronda. Un rincón sevillano donde no se dice "miarma", ni se sesea, pero sí se habla un puro "serrano". Allí justo están el Terril y el Peñón de Algámitas.

  

"Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces".

Marco Valerio Marcial (40-104 d.n.e.)

 

Este macizo montañoso se conoce como Sierra del Tablón; dos moles calizas separadas por un un amplio collado (Puerto del Zamorano) con las cimas del Terril, 1.128 m. -esa amplia loma a la izq. en la foto- y el Peñón de Algámitas, 1.121 m. (delante a la der.). Esta foto es de hace unos años y muestra la cara norte, la vista que presentan desde la provincia de Sevilla.

 Otra foto de nuestro archivo es esta del Terril -recién nevado- visto desde las cercanías de Acinipo.

Y una vista más -hecha desde el entorno de Sierra de Líjar- con el pueblo de Olvera delante. Queda el Terril a la derecha y a la izquierda la silueta del Peñón, con esa mella característica en su cresta rocosa.

Mi amigo del CMSP Mariano Villalba me preguntó por esta sierra, que siempre le llamó la atención pero que no conocía. Me propuso que fueramos a subirla y allí que nos fuimos a subir al Peñón de Algámitas una mañana de diciembre. 

 La mañana es fría y despejada, salvo unas cuantas nubes que se habían quedado pegadas a la cima del peñón.


Aunque de vez en cuando unas rachas de viento despejaban las vistas.

Iniciamos la subida desde el Puerto del Zamorano (entre Pruna y Algámitas), posiblemente la carretera más alta de la provincia de Sevilla

 Un cómodo sendero, que rodea todo el peñón por su base, nos sirve para llegar a los primeros tramos de roca. 

 
Enfrente nos queda la redondeada loma del Terril, que aunque sea la cima más alta de Sevilla (por apenas 10 metros) nos atrae menos que el Peñón de Algámitas.

Ganamos metros rápidamente por un bosquete de encinas.

Esparraguera a la espera de que las lluvias le saquen brotes nuevos.

En pocos pechos ya estamos ante los paredones del peñón.

 
El amplio canalón calizo -por el que hace años se subía con algunas trepadas- hoy nos recibe con una instalación de cadenas que harán más fácil el ascenso.

 


Al menos tres tramos de cadena nos ayudan, más seguros que el agarre a la roca suelta.
 
  
Una mini vía ferrata que se agradece para los que hace siglos que no escalamos!!
 
 Algunos buitres aprovechan las rachas de viento para tomar altura.

 
Salvado el escalón rocoso volvemos a subir a dos patas. Abajo el Puerto del Zamorano.

 
De las pocas plantas con flores por esta época: Chaenorhinum villosum.

 
Otro buitre leonado.

 
Vuelven las nubes a cubrirnos y a gran velocidad.

 Un palmito cargado de dátiles. Mariano se llevó algunos para sembrar en su huerto.

Por fin accedemos a la cresta cimera y nos podemos asomar a la campiña olivarera sevillana. Con Osuna al fondo.

 
El pueblo de Algámitas -a vista de pájaro- es el más cercano.

Un poco más allá Villanueva de San Juan.


Nos dirigimos al vértice mientras que las nubes van y vienen.

En una cumbre secundaria nos llama la atención esta base de muro o contrafuerte. No hemos encontrado referencias.

Y justo por encima este aljibe cuadrado y tallado en la roca. Parece que aquí arriba hubo un morabito o torre atalaya. Se agradece información al respecto.
 
  El "juego" de las nubes nos regala continuos cambios de luces.

 
Y arrecia el viento.

La cumbre queda sobre un último resalte de roca muy aéreo que necesita de una última trepada. 

Vemos la cumbre cerca. Y aunque no ha llovido la roca resbala, empapada por las nubes, mientras que el viento es cada vez más fuerte aquí arriba.

La prudencia nos dice que -aunque sean pocos metros- no sigamos. Nos emplazamos para volver en primavera, con buen tiempo, y así disfrutar -de paso- de la flora de este peñón.

 Para bajar decidimos seguir una ruta señalizada con marcas de pintura blanca y verde, que es más larga pero evita el canalón.

 Bajando encontramos este Iberus cf. loxanus, caracol endémico de las sierras calizas del sur andaluz.

Y estas flores de Linaria tristis que todavía no han acabado de abrirse. Lo cierto es que va muy adelantada a su época ideal de floración.
Y esta rara planta es un Biarum, por su momento de floración podría ser Biarum carratracense. Pero son complicadas de distintiguir de B. arundanum.

Los que si son inconfundibles en esta época son estos árboles de hojas rojas: cornicabras (Pistacia terebinthus). Al fondo el pueblo de Algámitas.
  Este sendero es más largo pero nos lleva por una zona del Peñón que no conocíamos.

Neota (Calamintha nepeta) una planta aromática con olor a hierbabuena que se utiliza en infusión para los resfriados. La solemos ver en flor durante casi todo el año.

Cruzamos un bonito bosquete donde se mezclan encinas, acebuches y cornicabras.

Más cornicabras con su coloración otoñal (más tardía que otras especies caducifolias).

Nos desviamos del sendero señalizado en busca del Puerto del Zamorano.

Y cruzamos estos pradetes florecidos con Ranunculus bullatus.

Una curiosa peña acabada en aguja nos señala la dirección correcta.

Un corto tramo escalonado nos baja a un sendero que discurre por la base de un vertical farallón calizo.


Vemos algunas vias de escalada. En una página especializada se detallan sus nombres, algunos tan singulares como: Volver a empezar,  El Desahogao, Jembrillas, Kisko pinchazo, Guaypitou, El terror del Terril, Una de gambas,...
 
Flora rupícola: una Campanula en flor (algo despistada).
 
 Pequeños helechos en las grietas: Asplenium trichomanes y Ceterach officinarum.
 

Ya casi en la carretera nos topamos con estas piedras que bien podrían ser un dolmen.

 
Y a pocos metros este antiguo horno de cal.
 
 
  Horno de cal o calera.
 
 
Una última vista del Peñón desde el inicio/final de la ruta.
 
Y ahora las dos noticias que aviso en el título de esta entrada. La buena noticia es que en un descanso durante el descenso me dio por ver los bichejos que se escondían en un tronco seco de encina. Allí había un heteróptero que me pareció raro y diferente a los que normalmente suelen esconderse en la madera. Decidí pasarle fotos a Manuel Baena (de Córdoba), experto en esta familia de insectos, que me dijo que se trataba de una especie muy rara y catalogada en la "Lista Roja de los Invertebrados Amenazados de España". Solo hay 4 heterópteros en la Lista (ver la ilustración de arriba) y el de Algámitas es uno de ellos.
 
Pocos días después quedábamos con Manolo Baena en Algámitas para colectar algún ejemplar y así poder comprobar la especie en gabinete. Ya puedo decir que se confirma que se trata del bichejo en cuestión y que en breve publicaremos una nota científica con el hallazgo, ya que sería: primera cita para Sevilla, para Andalucía occid. y además la localidad más occidental de la península. Permitan que no dé más pistas hasta que se publique.

Mientras buscábamos el bichejo le contaba a M. Baena la primera vez que subimos a este peñón sevillano. Fue allá por 1987, con mi amigo y maestro en montañas Manuel Gil Monreal y en compañía de nuestras entonces recién estrenadas esposas Carmen y Marián. Esa misma noche, ya en casa, busqué la reseña de aquella ascensión (ver arriba). Y escaneé un par de diapositivas (ver abajo) en las que aparecen Carmen y Marián aquel día de octubre, fiesta del Pilar del '87.
 
 
 
 
Mientras escribía y montaba esta entrada, triste casualidad, una llamada me comunicaba que mi querido amigo Manolo Gil acababa de fallecer (17 XII 2021). Una larga y penosa enfermedad hacía tiempo que lo había retirado de sus queridas montañas. Esta foto se la hice en una de sus últimas cumbres, cuando ya estaba afectado pero todavía podía andar por el monte.

Para acabar una bonita foto del Peñón de Algámitas desde el pueblo que le da nombre. Una montaña que me ha proporcionado una buena noticia pero, sobre todo, me traerá para siempre un triste recuerdo cada vez que la vea desde nuestra Sierra de Grazalema. Mi admirado Manolo estará ahora viendo sus queridas montañas desde su cumbre más alta. Descanse en paz.