Sierra Gamaza es una de esas suaves elevaciones de la campiña donde el arado nunca llegó gracias a que su suelo es rocoso y duro. En algún siglo pasado quedó desarbolada y por eso allí apenas hay sombras. Su vegetación es la típica de zonas secas y soleadas; eso sí, muy aromática, un tomillar casi continuo. Pero hay una época del año, la primavera, cada vez más corta por desgracia, en la que esta modesta y luenga sierrecilla se llena de flores y bichejos. Una especie de oasis temporal, rodeado de campos de cereal y girasol, que merece la pena visitar.
"Al recorrer en estos días los
campos de Espera, las tierras de El Peral y Jadramil, las soledades de Sierra
Gamaza, las suaves lomas de las Mesas de Santiago… no podemos sino recordar las
conjeturas de Adolfo de Castro imaginando, con él, las tropas de Táriq acampadas
en espera de la contienda con el ejército de Rodrigo que ya se aproxima, camino
del Guadalete, por los Llanos de Caulina".
Hnos. García Lázaro, "Entornoajerez" (sept. 2010)
A pesar de que Sierra Gamaza apenas sobrepasa los 200 m.de altitud en su piedemonte se dan numerosos pozos y hasta 4 fuentes, de esas que nunca se secan. Una en cada extremo de la sierra y otras dos en sus vertientes meridional y septentrional. Nos faltaba catalogar la Fuente del Cortijo del Rey, bien ubicada en los mapas, y fuimos una tarde a visitarla. Y luego la Fuente del Chorrillo, de la que solo sabíamos que estaba en la cara norte de la Sierra.
Sierra Gamaza debe su nombre a una familia castellana a la que Juan II de Castilla (s. XV) regaló tierras en Arcos de la Frontera. Pero hay una historia más antigua y evidente en su ladera: esta necrópolis visigoda formada por numerosas tumbas excavadas en la roca calcarenita.
La necrópolis de Sanlucarejo consta de 35 tumbas del tipo bañera en cuyo primer estudio (L. Mora-Figueroa, 1981) se encontraron restos cerámicos, hebillas de bronces, puntas de flecha, zarcillos, anillos, etc...
Muy cerca de la necrópolis queda la Fuente de Sanlucarejo, con uno de los pilares más bonitos que podemos ver en la campiña. Construido con ladrillos de barro cocido que desafían el paso constante del tiempo y del agua. No se seca esta fuente ni en los peores estíos.
En sus aguas pudimos ver este caracolillo dulceacuícola: Ampullaceana balthica (antes Radix balthica, id. F. Ríos). Se alimenta de algas y restos vegetales, por lo que mantiene limpio el abrevadero.
Una bonita tarde de primavera nos subimos a Sierra Gamaza para recorrerla a todo lo largo. Un agradable paseo siempre con vistas a la campiña. En la foto puede verse parte de Arcos y la Sierra del Aljibe al fondo.
La vertiente meridional es la única que presenta roquedos (ver foto inferior) y algunos paredones casi verticales como este.
Las grietas en estos escalones naturales son refugio de flora, reptiles y caracoles.
Hasta un helecho pequeñito como este Cheilanthes cf. acrostica, que no es fácil encontrar en la campiña.
El cordal de levante de Sierra Gamaza se extiende, como una serpiente sobre los cerros, hasta la localidad de Espera. Allí la cresta rocosa se vuelve a levantar para contener el castillo de Fatetar (en el centro del horizonte) y la ciudad ibérica de Esperilla (a la izq.).
Vamos en busca de la Fuente del Cortijo del Rey, pero por el camino vamos viendo y fotografiando. Como esta Campanula rapunculus.
Pequeña avispilla bicolor de brillos métalicos: Chrysididae.
Flor de la hierba de las escobas: Mantisalca salmantica.
Mariposa de alas azules (por dentro): Polyommatus celina.
Stachys ocymastrum (albahaca campesina).
Caracol (Theba pisana) con tomillo. Este debe tener buen gusto.
Y por fin, tras recorrer 2 kilómetros de ladera, damos vista a la fuente. Bien blanca y cuidada.
Una conducción cubierta por 50 metros de mampostería lleva el agua desde el nacimiento hasta el pilar.
La Fuente del Cortijo del Rey, de aguas frescas y bien cuidada.
Ya la hemos fichado en el Catálogo Andaluz de Fuentes. La nº 57 para Arcos de la Frontera.
Regresamos -por donde mismo- agradeciendo la sombra de algunas nubes vespertinas.
Y seguimos viendo bellezas naturales en este oasis verde. Como esta mariposa conocida como "manto bicolor" (Lycaena phlaeas).
Trifolium stellatum, su nombre lo dice todo.
Lathyrus cicera (almorta silvestre).
Calamobius filum, un bicho simpático y esquivo, ya que cuando intentas fotografiarlo se mueve circularmente por la espiga para ocultarse.
Estos Agapanthia asphodeli -en actitud cariñosa- son primos del de arriba (cerambícidos longicornes). Pero estos cuando ven la cámara suelen dejarse caer entre la hierba del suelo. Otra técnica para quitarse de en medio.
Un tercer longicorne de color negro con pintas amarillas: Agapanthia irrorata.
Euryparyphes terrulentus. Un saltamontes de saltos torpones, por lo que su estrategia es defecar a medias para parecer menos apetecible a sus predadores, ya sean aves o grandes reptiles.
Una pequeña mantis sin alas que se adapta al color de la hierba: Apteromantis aptera.
La misma, vista de frente. Sus ojos triangulares son muy peculiares. Cuando esta hierba sea pasto mudará la piel a un color marrón pajizo.
La Sierra de Grazalema desde Gamaza.
Y Jerez desde Sierra Gamaza, con la campiña verde de por medio.
Nos queda una fuente en Sierra Gamaza. En algún mapa aparece como Fuente del Chorrillo y ubicada en su cara norte, precisamente la más suave. Una mañana de nieblas volvemos a subir por Gamaza. Me acompaña mi amigo Iñigo, que siempre ayuda en las identificaciones de plantas y bichos.
Estas mañanas de niebla son agradables para andar, pero al tener que salir del camino los pantalones y las botas acaban chorreando.
Una telaraña sobre el tomillo. La humedad del ambiente es alta.
Los paredones de roca son fondos fósiles marinos que con los plegamientos aquí aparecen casi verticales. Así, mojados y oscuros por la niebla, parecen de roca volcánica.
Echium creticum subsp. granatense.
Pallenis spinosa.
Reichardia tingitana, una compuesta con amplia distribución en Europa, Africa y Asia que en nuestra provincia se considera rara.
Reichardia tingitana con una araña cangrejo (Thomisus onustus) bien camuflada y esperando alguna presa.
Vamos por el cordal de Sierra Gamaza, las nubes se levantan y buscamos un lugar propicio para bajar por el lado opuesto al que subimos.
Nigella damascena, con esa flor tan barroca y todavía mojada que recibe los primeros rayos de sol.
La cumbre está cerca. Aquí vemos como la vertiente norte (a la izq. en la foto) es tan suave que la siembra de cereal llega casi arriba.
Bituminaria bituminosa, una planta que es mejor no tocar, por algo la llaman la hierba del betún.
Cerca de la cumbre debió existir una cantera de piedras de molino. Esta se rompería y quedó aquí abandonada.
Este campo de cereal nos separa de la fuente que buscamos.
Amapola común.
Este regato seco que baja casi desde la cresta nos sirve para perder altura sin pisar el trigo. Y para la vuelta.
La suerte y la intuición (a medias) hace que bajemos por la cabecera del Arroyo del Rey, en cuya cuenca está la Fuente del Chorrillo. El regato se abre y aparece una roca blanca y lavada por el paso del agua. En una grieta de este pliegue nace el agua de la fuente que buscamos.
Han limpiado (con maquinaria, evidentemente) la zona en torno a la Fuente del Chorrillo. En ortofotos de hace pocos años este lugar era un denso zarzal que ocultaba hasta los abrevaderos.
La Fuente del Chorrillo tiene 4 abrevaderos a varias alturas y luego viertes sus aguas al Arroyo del Rey. En sus tiempos fue una fuente ganadera, pero hoy ha quedado rodeada de campos de cultivo. Ya la hemos catalogado. Es la nº 58 para Arcos.
Clip de video de la Fuente del Chorrillo con el único habitante que vimos en sus aguas: una sanguijuela. De regreso, sin rastro de las nieblas matinales, tenemos una bonita vista de la Sierra de Gibalbín desde la cresta de Gamaza.
Algunas flores y bichos que vimos de vuelta. Flor de Centaurea pullata.
Moscas cernidoras en actitud cariñosa.
Caracol burgado (Cornu aspersum).
Ononis natrix. Si la tocas, los pelos glanduríferos que la cubren te deja las manos pegajosas durante un buen rato. Durante años esta planta se utilizó colgada en las estancias por su propiedad de atrapar pegadas a las moscas y otros insectos molestos.
Odontura sp.
Berberomeloe payoyo.
Y para acabar unas cuantas fotos más de esta primavera por otros rincones de la campiña.
A la izquierda: Tyrimnus leucographus, un cardo raro en la campiña.
Matagallos con flor blanca.
Precioso reportaje. como todos los tuyos. La "piedra de molino" puede ser un lagar rupestre.
ResponderEliminarPues es otra opción. Aunque todavía hay canteras allí. Gracias Agustín.
EliminarFenomenal.Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Gabriel!! otro abrazo!!
EliminarEn lo alto de la sierra Gamaza hubo un Castillejo con su torre lo menciona Pedro Gamaza el historiador en su libro de historia de Arcos .
ResponderEliminarEn la parte más alta hay restos de grandes muros. Pudo ser una torre, como contaba Gamaza.
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