"Delectando pariterque monendo" Horacio

23 abr 2022

Antas, capelas, Nazaré y Lisboa.

 

Escapada a Portugal, esta vez en familia. Pocas veces coincidimos los cuatro libres y esta la hemos aprovechado con un viaje -en pascua florida- de vuelta por ciudades que ya conocíamos pero que siempre merecen volver. Y por el camino, unas paradas para estirar piernas y de paso visitar tres antas (dólmenes) singulares; tan singulares que... ¡¡ todavía algunos están "en servicio" !!


El primer pie en Portugal lo ponemos en Barbacena, poco después de cruzar la frontera Badajoz-Elvas. Una bonita fuente, adosada a una capilla, destaca bien cuidada a la entrada del pueblo.

 
Desde Barbacena un carril nos acerca a nuestro primer destino. Nos adentramos por un montado portugués (dehesa) y vemos como esta Pascua está siendo más florida de lo que esperabamos hace apenas unas semanas, cuando sufríamos sequía y calor. En la foto Tuberaria guttata.


Un escarabajo de los que no vuelan; suelen ser endémicos. Este toma el nombre de la capital más cercana, Évora: Pimelia evorensis (id.R.Obregón).

Y tras un corto y agradable paseo llegamos a este bonito dolmen, conocido como Anta da Coutada. Un dolmen de corredor con una magnifica conservación y construido con losas de garnito rosado.

 
Anta da Coutada.

A pocos metros del dolmen se encuentra el Ponte Romana de Nossa Senhora da Lapa. Aunque según los expertos es de construcción medieval.

Sobre el granito rosa lavado por el arroyo descansa esta rana común (Pelophylax perezi).

 
Y junto al arroyo también esta bonita planta en flor. Provisionalmente la hemos identificado como Veronica anagallis-aquatica subsp. anagallis-aquatica. Se aceptan correcciones.

          

En un hueco de tierra rosa este curita -o aceitera- retira granos de cuarzo para hacer un agujero tan profundo como su largo cuerpo. Luego cambiará de postura para depositar sus huevos en el fondo, cubrirlos y así cumplir su ciclo. Según la reciente distribución de este género esta especie es Berberomeloe castuo.

Próxima parada en Pavia, otro pueblo pequeño y blanco del Alentejo.

Aquí queremos ver esta Anta-Capela de São Diniz. El dolmen está datado entre los milenios 4º y 3º a.n.e. Se transformó en capilla en el siglo XVII.

Tiene unas dimensiones de 4,30 m. de diámetro y 3,30 m. de altura.

Anta-Capela de São Diniz.

  

El altar es de azulejo barroco azul portugués del s. XVIII.

Paseo por Pavia y primera bica del viaje.






Chalcophora mariana o escarabajo del pino. Nos asustó el zumbido de su vuelo cuando aterrizó sobre nuestra mesa. Su bonito color metálico (del cobrizo al verdoso) varía con la postura y los rayos de sol.

Llegamos a la costa atlántica. Concretamente a Nazaré. Un pueblo que ha crecido bastante desde nuestra anterior visita (fue en el s.XX). Sigue siendo muy fotogénico desde su parte alta.

 Vía del ascensor (funicular) de Nazaré.

 
Todavía muchas mujeres nazarenas visten las tradicionales "sete saias” (siete faldas). Según la tradición las solteras solo llevan 4. Las casadas 7. Y una sola, y negra, las viudas. Hay muchas leyendas sobre las "sete saias", pero mejor buscar en internet si os queda la curiosidad.

 Percebes recién cogidos en los acantilados de Nazaré. Maridan muy bien con la cerveja Sagres.

 
Para mi colección de fotos curiosas. He visto pegatinas en señales de tráfico, pero estas se llevan la palma. En el camino al faro de Nazaré.

Armeria welwitschii en flor junto al faro. Una planta endémica de este tramo de costa (de Cascais a Figueira da Foz).

 

Nazaré es un paraiso surfero. Dicen que se dan allí las olas más altas del mundo!!

Estación superior.


Bajamos de Nazaré a Lisboa por carreteras secundarias. Cruzamos el Parque Natural das Serras de Aire e Candeeiros. Los molinos de viento abundan en las crestas de estas sierras calizas, por eso lo de Aire.

 Un nuevo divertimento que han adoptadio los portugueses en los miradores paisajísticos es la de instalar baloiços (columpios). Ya hay rutas por los distintos baloiços panorâmicos del país. Este Baloiço de Montanelos, en un puerto de montaña, nos hizo reir un rato y hacer un poco de ejercicio.

 Como esta carretera de montaña es muy recorrida por moteros, pues ahí tenéis el "guiño" en el columpio.

Mientras Pablo y Jaime se divertían en el "moto-columpio" dimos una vuelta por la zona y nos topamos con una bonita población de orquídeas Ophrys scolopax (Flor dos passarinhos, para los portugueses).
 
 
Nuestra última parada en el Portugal rural es en el pueblo de Alcobertas para ver el Dólmen-Capela de Igreja de Santa Maria Madalena. Un dolmen neolítico adosado a una iglesia, o quizás sea al revés. Lo seguro es que el dolmen ya estaba allí antes!!

Este dolmen es de los más grandes de la península y fue cristianizado en el s. XVII, cuando se le puso una cubierta de tejas y pasó a formar parte de la iglesia anexa.

De hecho, para ver su interior hay que entrar en la iglesia y acceder por su corredor megalítico.





 Vista del dólmen-capela desde el campanario.
 
 
 Y de los megalitos nos vamos a la gran Lisboa. No vamos a descubrir aquí el encanto de esta capital del país vecino y hermano. Una ciudad donde se mezcla -sin solución de continuidad- lo moderno con lo clásico, lo monumental con lo humilde, el brillo con la pátina,... Una gran orbe donde siempre hay que volver. Siempre habrá algún rincón, fachada o mirador que nos vuelva a sorprender. En la imagen la estatua de Sebastião José de Carvalho e Mello, más conocido como marqués de Pombal (1699-1782), el estadista portugués que reconstruyó la ciudad después del famoso terremoto de 1755.
 
Av. da Liberdade.

Elevador da Gloria.

Monumento a los picapedreros.
 
 
Estación de Rossio.

¡¡Castañas asadas en abril!!


Castillo de S. Jorge.

Tranvía lisboeta. Funcionan desde 1901.

Praça da Figueira.


Planta superior del Elevador de Santa Justa.

Mirador de San Pedro de Alcántara.



Iglesia de San Roque, con trampantojo en el techo.

Barrio de la Alfama y el río Tajo.

Cambiando el pantógrafo de cable.
 
Calle con vistas al Tajo y a Almada (en la otra orilla).

Elevador de Santa Justa.


Arco da Rua Augusta.

Praça do Comércio.

Ribeira das Naus.

Mesa de Pessoa en el Café Martinho.

Tranvía 28, la ruta más popular.
 
 Tranvía 28 por barrio de Alfama.
 



 
  Monumento a los Descubrimientos y Puente 25 de Abril.
 
 
  Torre de Belém.
 
 

Monasterio de los Jerónimos de Belém.
 
 
 Por los muros del monasterio vimos una pareja de ¿estorninos? que al volar presentaban una mancha blanca en cada ala. Cuando vimos las fotos en pantalla también detectamos una cresta de plumas sobre el pico. Tras las consultas oportunas nos dijeron que se trata de un miná crestado asiático (Acridotheres cristatellus). Un ave de origen indochino que se ha naturalizado en algunas zonas del planeta, entre ellas la desembocadura del Tajo, en Portugal.

A última hora de la tarde nos fuimos a visitar la Estufa Fría, un sistema de invernaderos y umbráculos donde se mantiene una gran colección de plantas tropicales.




En floración vimos este endemismo de Madeira: Geranium maderence (gerânio da Madeira).


Y antes del regreso una visita al punto más occidental de Europa continental.

Fin de la escapada en el Cabo da Roca, el Promontorium magnum de los romanos o la "Roca de Lisboa" durante la era de la navegación a vela. En pocas horas estaremos en el "Sur del Sur".
 
 
 

3 comentarios:

  1. Impresionante reportaje, José Manuel.Y seguro que habrás disfrutado por cuatro. ¡Enhorabuena!

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  2. Muy bonito reportaje Jose Manuel, como siempre. Me han encantado los dolmenes capilla, no los conocia y habrá que ir a verlos.
    Saludos.

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  3. Como siempre aprovechando para hacer una escapada, bonito reportaje.
    Salut

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