Una de nuestras máximas es que cualquier excusa es buena para salir al campo. En esta ocasión hemos conjuntado una de esas fechas que solo se dan una vez, el 22 del 2 del 22, con una altura de 222 metros; por lo que había que buscar un paraje a esa altitud y procurar dar un buen paseo. Esas alturas se dan cerca ¡¡en la campiña!! Y esta época es de las mejores para un paseo por estos parajes cercanos a casa. Siempre tenemos un rincón por conocer de la campiña, y teníamos pendiente subir a un modesto vértice geodésico que queda justo en un cerro entre Espera y Utrera, límite entre las provincias de Cádiz y Sevilla. Valoramos cómo llegar sobre mapas, ortofotos y hasta en minutas y actas de deslinde. Y allí que nos fuimos a subir al Reventones. Situado en una loma fronteriza que hace un siglo estuvo poblada de encinas, olivos, viñas y hasta endrinos; con una ladera llena de casas y chozos, incluso una ermita; sin faltar ventorillos en cruces de caminos y hasta una salina. Hoy todo ha cambiado, pero quedan vestigios de aquellos tiempos pasados.
1ª edición del mapa a escala 1:50.000 (desde el año 1915).
Bonita casa de labor por la Cañada del Pregón.
Atrás hemos dejado el pueblo de Espera, pero podemos ver su castillo, y más cerca el cerro de Esperilla, donde se asienta una antigua ciudad íbera. ¡¡Campos de cereal pidiendo lluvias!! Nos cuenta un agricultor que estas tierras son poco agradecidas, hay mucha piedra suelta y mucho yeso. Y si encima no cae una gota... Febrero tiene fama de ser un mes loco (en el refranero), y si le sumamos estas temperaturas tan suaves no es difícil que veamos ya plantas primaverales en flor, como este matagallo. En esta zona de la campiña son habituales los afloramientos rocosos. Muchos de ellos se han aprovechado como mini canteras, quedando hoy con forma de peñas y berruecos.
Y convirtiéndose en refugio de aves, flora, insectos, ...
Una vieja construcción con muros de piedra se deshace sobre el Cerro Laíno.
Junto al viejo camino de Arcos a Sevilla vemos una mancha blanca en una zona muy estéril.
Se trata de un manantial de agua salada que brota en la ladera de un cerro plagado de cristales de yeso.
No está catalogado, ni siquiera aparece en mapas (nuevos o antiguos). Preguntamos a un agricultor pero no sabía que tuviera nombre, solo que era "un salero", y que los vecinos del lugar aprovechaban su sal para curar jamones.
Lo hemos catalogado en el Catálogo Andaluz de Fuentes y Manantiales con el nombre provisional de "Manantial Salado de la Coronilla", por el paraje donde se encuentra.
Esta es la roca que forma el suelo en torno al manantial. Aquí aflora un diapiro de yesos, tan abundantes que no dejan crecer hierba alguna. Esta formación concreta de cristales de yeso en escamas nos recuerda a las "rosas del desierto".
Justo a 80 metros, separado por una leve vaguada, se encuentra otro manantial, este de agua dulce y repleto de vida (ranas y plantas). Está protegido por una malla metálica y cuenta con unas losas de caliza para poder acercarse y poder sacar agua hasta un bebedero redondo tallado en roca.
Han quemado la vegetación que vive del rebose del manantial, un cañaveral que seguro chupaba bastante agua, cosa de pastores. Lo hemos catalogado como "Manantial Dulce de la Coronilla".
Por debajo del manantial se construyó una abrevadero de ladrillo y cemento que ha colapsado y se deshace poco a poco.
Muy cerca se arruína una vieja casa con techos de madera encalada y el suelo de losas de barro. Auquitectura tradicional que se pierde.
Subimos por la Colada de los Pozos y podemos ver hacia poniente la Sierra de Gibalbín.
Flor de la jara blanca. También de las primeras en abrir y que son codiciadas por numerosas abejas.
Y las brevas de una higuera asilvestrada que ya empiezan a engordar
Un carril que sube por donde antes había viñas, según viejos mapas, hoy nos permite llegar al cordal donde se encuentra el vértice de Reventones. Hacia levante tenemos una bonita vista de la Sierra de Grazalema.
La zona más alta está ocupada por un joven olivar -como no-. Olivos y más olivos. A este paso de siembra el litro de aceite acabará a un euro el litro!!
El cordal hace de divisoria entre provincias y al asomarnos nos sorprende una plantación de almendros en plena floración. Por aquí arriba nace el Arroyo del Endrinal. Hoy, en vez de endrinos (Prunus spinosa) crecen sus primos los almendros (Prunus dulcis).
Un denso coscojar con acebuches hace de frontera verde. Por encima destaca, por fin, el vértice geodésico.
Una base de casi 2 metros sustenta la columna del vértice, por lo que es complicado subirse arriba.
Hacia el noreste, por encima del almendral, vemos en el horizonte varias sierras sevillanas. A la izq. la de Esparteros, junto a Morón de la Frontera. En el centro la de Montellano y San Pablo. Y la der. la Sierra del Tablón con sus dos alturas separadas: el Peñón de Algámitas (donde estuvimos en la entrada anterior) y el Terril, la cota más alta de la provincia de Sevilla.
Mirando a poniente las lomas por donde hemos llegado y de fondo Gibalbín (Jerez). Este vértice está a 238 m. de altitud, pero por el cordal hemos ido un buen rato a 222, por lo que hemos cumplido el objetivo del día.
Hemos buscado el origen del nombre de este vértice y de la loma donde se encuentra: Reventones. En los planos y actas de deslinde entre provincias (del siglo XIX) aparece este vértice como Rebentones (con b). Y en el diccionario de Fco. Sobrino de 1705 -y sus coetáneos- aparece Rebentón con los siguientes significados: "cuesta difícil de subir" y "esfuerzo que los caballos y otros animales de carga, o de tiro, hacen para subir alguna cuesta". Por lo que apostamos a que este -Rebentones- sería su nombre original. Ya que la loma, por el lado sevillano, era una larga y estensa cuesta que costaría subir al llegar desde la llana campiña sevillana.
Y mientras disfrutábamos de las vistas desde Rev(b)entones, un bando de grullas pasaba de Cádiz a Sevilla y nos alegraba con su trompeteo característico.
Del vértice bajamos de nuevo por el lado gaditano para ver lo que queda de la Hermita de San Bernardino. En su sitio solo queda una cruz y varios azulejos devocionales. El cronista espereño Antonio D. Azcárate nos cuenta que los muchos vecinos de Espera que vivían en este pago, allá por 1700, pidieron construir una capilla para evitar desplazarse hasta el pueblo. Se les concedió y decidieron dedicarla a San Bernardino de Feltre. Estuvo muchos años en servicio hasta que fue destruida durante la invasión francesa. Y ya no se volvió a reconstruir.
Por cierto, los azulejos son de la prestigiosa casa Mensaque de Sevilla y están bastante deteriorados.
Mas reciente es la Venta San Bernardino, que ya lleva cerrada un tiempo. En el lateral de una fachada se ha utilizado esta piedra de contrafuerte. Parece el escalón de una puerta. Será lo que queda de la ermita??
Nos desplazamos por carretera hacia Sevilla y paramos en el único manantial catalogado de esta zona: El Pozo (manante) de Santiago.
Este pozo es un punto de toma de aguas para casas de la zona. Para que el pozo no rebose le han puesto hasta un tapón de madera. El primer pozo con tapón que vemos.
El entorno del pozo es un oasis verde en esta zona. Aquí vemos plantas en flor como esta Vinca.
O esta pequeña pero bonita Fumaria oficcinalis.
Ruda (Ruta angustifolia).
Nos vamos al T.M. de Utrera para conocer la vertiente sevillana de la Loma de los Reventones. Pasamos junto al bonito Cortijo del Campano gracias a una vía pecuaria.
Junto al cortijo nos paramos para ver un pozo de grandes dimensiones.
Allí resisten cuatro grandes pilas picadas en piedra.
Por desgracia el brocal del pozo se derrumba.
Esta vertiente norte de la Loma de Reventones está en finca privada que podemos rodear por una colada y ver el vértice, pero con prismáticos.
Al menos nos podemos acercar al Arroyo del Endrinal, que como hemos dicho, nace allí arriba, pero que va seco. En una ribera del arroyo crece una bonita población de orquídeas: Ophrys fusca.
Ophrys fusca, las primeras que vemos esta temporada.
Es tarde y regresamos a Jerez por la N-IV. Paramos en la tradicional Venta Santa Luisa, que lleva cerrada y en venta de hace bastante tiempo. Pero queremos ver la colección de azulejos publicitarios que decoran sus paredes.
Este tiene un fallo de montaje.
Este no es publicitario. Nuestra amiga Concha nos lo traduce: "En el nombre de Dios el compasivo, el misericordioso". Entraría dentro de los devocionales.
Y este señala el camino de Santiago. Que sepamos por aquí no pasa ninguno.
Una jornada interesante con nuevos manantiales que ya hemos catalogado, bonitas vistas y la visita a un vértice y unos parajes de la campiña que no conocíamos.
Muy interesante vuestro paseo, de todo lo visto solo conocemos el Cerro Esperilla que visitamos en 2019. Muchas gracias por compartir vuestros conocimientos, Saludos
ResponderEliminarMuy aleccionador.
ResponderEliminarSalut
Enhorabuena como siempre.
ResponderEliminarDe Espera solo conocía sus molletes.