"Los árabes, en su mes sagrado de Ramadán, llegaron ad insulam citra mare, que debido al general musulmám tomaría el famoso nombre de isla de Tarif".R. Jimenez de Rada, De rebus Hispaniae, s.XIII
Algunas veces se viaja a miles de kilómetros para disfrutar de un paisaje único y no caemos que lo podemos tener al lado de casa. En la provincia de Cádiz tenemos varios hitos geográficos que son únicos: tener a la vez un mar y un océano bañando nuestras costas, ser parte de un punto geográfico tan conocido como el estrecho de Gibraltar, tener un continente tan exótico como África a pocos kilómetros de distancia; y... además, contar con el punto más al sur del continente europeo: la Isla de Tarifa, también conocida como Isla de Las Palomas. En realidad no es una isla ya que en s. XIX se construyó una escollera que a modo de istmo la unió con la península. Se trata de un paraje de alto valor ecológico (con especies únicas tanto en tierra como en sus fondos) e histórico, con vestigios fenicios, árabes y modernos. Un paraíso para el buceo y lugar estratégico para el estudio y observación de aves marinas.
Hemos tenido la suerte de acompañar a unos amigos ornitólogos para pasar una jornada en la Isla de Tarifa, observando y contando aves de paso por el Estrecho (foto aérea de Tarifa y la Isla de www.turismocampodegibraltar.com).
Desde antiguo este trozo de roca ha sido un punto estratégico para muchas de las civilizaciones que han pasado por aquí. Mucho tiempo fue lugar de importancia militar (y se nota hasta en sus ruinas más recientes) y ahora, por suerte es solo importante para el tráfico de buques por el Estrecho (el faro) y por su interés natural.
El faro de Tarifa es la construcción civil más meridional del contiennte europeo. Ya no vive un farero en él. Se controla telemáticamente.
Aunque, por unos pocos metros más al sur, este observatorio de aves le ha quitado el "título".
El observatorio y el faro desde el borde sur de la isla.
Hinojo marino (Crithmum maritimum), una de las plantas más comunes en la isla. Lo mismo crece sobre un acantilado que sobre dunas. Sus hojas, muy carnosas y tiernas se consumían en tiempos pasados. Al ser estrujadas son fuertemente aromáticas, y su olor recuerda al apio.
El sueco Pehr Osbeck, que pasó una temporada en Cádiz en su viaje hacia las Indias orientales, escribió en su libro cómo el hinojo marítimo era un alimento común en el siglo XVIII.
La gaviota patiamarilla (Larus michahellis) es el ave residente más común en la isla.
Es tiempo de migración. Y no solo las aves cruzan el Estrecho en busca del invierno africano. Vimos bastantes ejemplares de mariposa Vanessa atalanta en su último descanso antes de cruzar al sur.
Restos de trincheras y pasadizos entre búnkeres y fortines.
Nos ha tocado un día con viento de poniente y cielo nuboso. Según se mueven las nubes el día se vuelve gris o nos da un baño de sol otoñal. Una barca con buceadores y al fondo la costa africana.
Caballito del diablo (Lestes virens).
Magnífica población sobre roca de Limonium emarginatum. Planta catalogada como vulnerable en el Libro Rojo de la Flora Andaluza y que solo se encuentra en ancatilados rocosos de ambas costas del Estrecho. Por tanto esta es de las mejores poblaciones existentes.
Flores de Limonium emarginatum. En esta época ya son de las últimas.
Un bígaro (Phorcus lineatus) de buen tamaño.
Este escalón de piedra es la conocida como Punta Marroquí. El punto exacto de tierra (más bien roca) más al sur de Europa continental. Al fondo, detrás del barco, cabo Espartel (costa de Tánger).
Muralla maciza de piedra de varios metros de espesor. Construida por los militares para aguantar cañonazos desde el mar.
A poniente vemos la Sierra de San Bartolomé y la mancha blanca de la gran duna de Valdevaqueros.
Lobularia maritima subsp. marítima. Según Flora Ibérica estas plantas, influenciadas por el agua de mar pulverizada que reciben, tienen las hojas más carnosas y verdes que las plantas de tierra adentro.
El abandonado campo de fútbol del destacamento militar es hoy un lugar de descanso para la colonia de gaviota patiamarilla.
Hyoscyamus albus, o beleño blanco. Una planta que gusta siempre de habitar sobre viejos muros o ruinas.
Eliminar los edificios militares sería interesante para devolver la isla a un estado más natural. Pero hay que decir que los largos pasillos y estancias subterráneas sirven de refugio a murciélagos, caracoles e insectos. Un poco de limpieza si vendría bien.
Entre los restos abandonado encontramos esta vieja caja de munición, de madera y con recios herrajes. Debajo había muchos insectos y arañas al abrigo. Esta basura (sin plástico) molesta menos, y con el tiempo acabará deshecha.
En nigún momento de la jornada vimos libre de nubes la cumbre del monte Jebel Musa (842 m.), la "columna africana" del estrecho de Gibraltar.
El Jebel Musa, al fondo (sin zoom).
África a 16 kilómetros.
Roca aislada conocida como Piedra Negra.
Rocalla de la zona de levante. Al fondo los montes de Tarifa y de Algeciras.
Algún pez ha subido "volando" hasta aquí y las gaviotas han dado buena cuenta de él.
Sonchus en flor.
Los ornitólogos siguen con su faena. Gracias a Alejandro Onrubia, de Fundación Migres, pudimos acceder a la isla.
Agujero o sifón por donde bufa el mar. Toda esta laja está hueca por debajo.
Alga Fucus spiralis, muy de moda ahora como complemento dietético.
Playa Marroquí. Un pequeño acceso llano y arenoso a la isla.
Un charrán patinegro (Thalasseus sandvicensis) en posición de tirarse en picado en busca de algún pez que llevarse al pico.
El "Ferry Jet" que une Tarifa y Tanger en 35 minutos.
Nos llamó la atención este canal abierto a pico y barrena en la plataforma de piedra. Luego hemos sabido que se trata de la "zanja del cable". Por este hueco salía al mar algún cable de comunicación; antes de que se inventaran los satélites.
La zanja vista desde el interior. Aquí se ha formado una minúscula playa de arena.
Vuelvepiedras común (Arenaria interpres).
El alcatraz común (Morus bassanus) fue de las aves más espectacules que pudimos ver (mejor con prismáticos). Los
alcatraces son aves pelágicas y por tanto evitan volar sobre tierra
firme, por lo que el Estrecho es un lugar privilegiado para observar
estas aves en su paso del Mediterráneo al Atlántico (y viceversa).
Este cangrejo moro (Eriphia verrucosa) quedó aislado en un hueco de piedra. Y nos mostró sus mejores defensas.
Otra vista de "Piedra negra".
Concha fósil y esqueleto de erizo de mar (Paracentrotus lividus).
El techo de una cueva marina se ha hundido y esto es lo que se puede ver.
Vista desde el otro lado.
Un buceador se dispone a disfrutar de los fondos de la isla.
Cantera de donde se sacaron los pilares para construir los muros y estancias más antiguas de la isla.
Algas (sin identificar).
Percebes (Pollicipes pollicipes).
Murallas y torres del lado de levante.
Otro tramo que sirvió de cantera.
Llega la hora de irnos y hacemos las últimas fotos.
En pocos minutos estamos en la puerta de la isla. Salimos de allí encantados. Hacía tiempo que queríamos conocer este rincón tan peculiar de la provincia. Tenemos intención de volver en primavera. Los colores y la luz serán diferentes.
ADENDA: algunas conchas de la isla (id. por F. Rios).
Haliotis tuberculata (exterior)
Haliotis tuberculata (interior)
Lima lima
Chlamys varia (zamburiña)
Conus ventricosus mediterraneus
Siphonaria pectinata
Balanus sp. (bellota de mar)
Columbella rustica
Trivia monacha (sup.)
Trivia monacha (inf.)
Bolinus cornutus
Genial.
ResponderEliminarComo siempre
que arte teneis si no fuera por ustedes no conocíamos tantas cosas
ResponderEliminarUN LUGAR CON MUCHA HISTORIA QUE MERESE LA pena conocer, gracias.
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