“Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna… o un pequeño paseo por la sierra, un pequeño paseo por el bosque…”
de Groucho Marx y cosecha propia (al alimón)
SEGUNDA
 PARTE DE LOS PASEOS INVERNALES 2013-2014 QUE TENIAMOS PENDIENTES POR 
SUBIR AL BLOG . EN ESTA OCASION SE TRATA DE PASEOS POR EL CENTRO Y SUR 
PROVINCIAL: LOS ALCORNOCALES Y EL LITORAL JANDEÑO.
El Parque Natural de Los Alcornocales
 es un paraíso para naturalistas, senderistas, amantes de la historia, 
aficionados a la fotografía, interesados por paisajes geologicos, etc., 
etc... Y lo tenemos ahí mismo, al lado de casa.
Sierra Momia es una de las sierras alcornocaleñas que mas nos gustan; no ha faltado que la visitemos en este invierno.
 
Y
 en los primeros dias de enero tuvimos la suerte de encontrar una serie 
de trazos pintados en la pared de un abrigo. En la foto superior el 
color original y abajo resaltado digitalmente. Se trata de varias líneas de puntos (motivo que ya aparece en otras cuevas de Sierra Momia) y una figura antropomorfa. La erosión ha hecho que se pierda el resto del conjunto rupestre.
Tambien encontramos llamativas setas como estas en Sierra Momia.
Otro paseo y otro rincón mágico de Los Alcornocales.
En invierno florece, sobre roquedos de arenisca, el escobón gaditano (Teline tribracteolata). Planta rara (con solo 4 o 5 poblaciones) y endémica de estas sierras del sur.
Y
 también en fuentes efímeras (lo que dure el agua) de vida. En este 
charco temporal vimos pequeños bichejos de un verde transparente con una
 pequeña mota roja encima. Tras consultar con nuestro amigo Juan G. de 
L. nos informó que se trata de un crustáceo branquiópodo del género Tanymastix (Tanymastix stagnalis). Estas son hembras cargadas con sus rojos saquitos de huevos. La microfauna de Los Alcornocales.
Este alcornoque acumula capas de corcho por la dificultad de extraerlo, al estar pegado a una laja de arenisca.
Otra pequeña cueva casi oculta por los brezos.
Y dentro. algunos trazos casi perdidos de arte rupestre.
Otra cueva mas, en compañía de los amigos Pepe M. y Simón B.
Un gamón (Asphodelus sp.) a punto de florecer con una oruga acechando.
 
Un ejemplar de drosófila o atrapamoscas (Drosophyllum lusitanicum) encajada en una grieta.
 
Marian, Pili y Pepe trepan sobre una cuarteada laja para disfrutar de mejores vistas.
Y a este "curita" (fam. Meloidae) lo pillamos alimentándose, precisamente, de una romúlea.
Panorámica de un farallón de lajas escalonadas en un aislado cordal de Los Alcornocales.
Un buitre leonado (Gyps fulvus) posa para nuestras cámaras.
Y aquí uno de esos grandes arcos que, de vez en cuando, aparecen en lajas aisladas y azotadas por el fuerte viento.
Fritillaria lusitanica. En la península hay cinco especies de esta flor. Esta es la mas extendida, siendo fácil encontrar en Los Alcornocales.
Sobre esta inclinada laja de arenisca, justo en su borde inferior ya mas horizontal, se asienta una necrópolis de tumbas antropomorfas. Un lugar mágico desde tiempos remotos.
Lugar ideal para descansar este quejigo cuyo tronco está tumbado junto a un alfanje.
Sobre una "peluda" ramita de Nonea sp. descansa esta blanquiverde "mariposa de la mostaza" (Pontia daplidice).
Un rincón del Arroyo de Peguera, que vierte sus aguas al Embalse del Barbate, casi cubierto con hojas de quejigo.
Y de una bellota de quejigo sale esta plántula de un futuro roble andaluz; si no acaba antes en la panza de algún jabalí o de cualquier herbívoro.
Y dejamos Los Alcornocales para acercarnos a la costa barbateña.
Hembra "preñada" de Sphodromantis viridis, buscando un lugar para depositar su ooteca.
Gracias a una actividad organizada por la Sociedad Gaditana de Historia Natural pudimos subir a la Torre del Tajo, en el punto mas alto del Acantilado de Barbate (Parque Natural La Breña y Marismas del Barbate).
El Pinar de la Breña, visto desde la torre, nos recuerda a una amplia cosecha de brócolis.
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