"Cuando las prueba queda maravillado por su sabor, que es mejor que otras naranjas que ha probado de Sóller, de Andraixt, de Barcelona, de Valencia, de Denia, de Murcia, de El Chorro de Málaga y de la misma Córdoba. Aunque reconoce que degustarlas con estas vistas a la desembocadura del río Sado, desde la escarpada costa de Arrábida, hagan tan deliciosas las naranjas de Setúbal."
Basado en “Excursions botaniques en Espagne et au Portugal"de Robert Chodat, Ginebra, Suiza, 1909.
Escapada rápida pero efectiva a la "nariz de Portugal". Ese tramo de costa con forma de apéndice nasal que forma la península de Setúbal sobre la desembocadura y estuario del río Sado. Queremos conocer las mejores poblaciones del planeta de un pequeño enebro endémico de la península ibérica que se creía exclusivo de la costa portuguesa, hasta que en 2002 un grupo de botánicos de la SGHN publicaron su presencia en los pinares de Puerto Real. Para ello recorreremos zonas dunares, extensos pinares y -ya que estamos- la Sierra de Arrábida, que corre paralela al mar desde Setúbal hasta el cabo Espichel, uno de los más occidentales del continente europeo.
Quedamos con un botánico -que nos va a enseñar los enebros- de la Universidad de Evora en la Reserva Natural das Lagoas de Santo André e Sancha. Un espacio lacustre costero rodeado de tramos de campiña y pinares.
Mientras llega damos nuestro primer paseo tras varias horas de autopistas y autoestradas. Y hacemos nuestras primeras fotos: cópula de libélulas.
Malvavisco (Althaea officinalis). Una planta muy apreciada y con numerosos usos tradicionales.
Pinares de pino resinero.
Tiesto de barro para recoger la resina.
También hay grandes rodales de pino piñonero. De hecho esta comarca es de las de mayor producción de piñones de Portugal. Con piñones, harina y miel hacen estos dulces con forma de rombo, de origen árabe por su forma y los ingredientes utilizados; también su nombre: Alcomonia, palabra que significa “el color del comino”.
Por fin los primeros enebros mezclados en una mancha de brezal tipo mediterráneo, aunque estemos junto al Atlántico.
Su nombre científico es Juniperus navicularis. En Andalucía no tienen nombre común, pero aquí en Portugal les llaman "piorros".
Un pequeño Juniperus navicularis rodeado de brezo en flor, algún espino y camarina.
La camarina (Corema album) es una planta endémica de la península, vive en los arenales costeros atlánticos, desde Finisterre al Estrecho de Gibraltar. Su presencia da nombre a poblaciones, cabos, montes, etc... Sus frutos, blancos y carnosos se comían como golosina aunque de sabor ácido.
Brezo en flor (Calluna vulgaris).
Tomillo carnoso (Thymus carnosus). Un tomillo de hojas suculentas endémico de sistemas dunares de Portugal y Huelva.
Oruga de Brythis crini, que se alimenta exclusivamente de la azucena de mar. En Cádiz no está presente, a pesar de la cantidad de azucenas que tenemos en nuestras costas.
Y un gran mural (20 m. de alto) titulado “Rapaz dos pássaros”, basado en una foto realizada en 1930 a un niño setubalense vendedor de pájaros. Es obra del artista portugués Sergio Odeith. Tendremos que volver algún día para conocer mejor esta ciudad.
Allí mismo vemos estos helechos raros (que no parecen helechos) del género Isoetes.
Y estos escondidos parajes calizos son ideales para ver especies de caracoles con nombres tan complicados como Backeljaia gigaxii.
O esta bonita Oestophora barbula, endémica de Portugal.
El caracol actual es Cepaea nemoralis (no lo tenemos por el sur) y los fosilizados en la caliza son del género Nerinea, Nerinella o afín.
Bonito el faro de Cabo Espichel, que curiosamente no queda -como otros- asomado al extremo del cabo.
Puede ser porque este cabo es de una roca tan deleznable que parece que está a punto de derrumbarse. El Santuário de Nossa Senhora do Cabo Espichel ya casi se asoma al acantilado.
Lo que se atisba en el horizonte es la famosa costa lisboeta entre Carcavelos y Cascais.
El cabo Espichel se adentra en el Atlántico como una espina con acantilados de más de 100 metros (espichel es espina en portugués).
Casi en el centro de la península, en el extenso Pinhal de Flandres, volvemos a ver Juniperus navicularis, algunos de gran porte como estos de la foto. Según Flora Ibérica pueden llegar hasta 2 m. de altura, pero ¡¡aquí algunos llegaban a casi cuatro!!
Una bonita oruga nos hace pensar que se alimenta del navicularis. Finalmente se trata de una oruga de procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) que se debe haber caído de un pino.
Tras varias vueltas por el pinar finalmente damos con algunos ejemplares cargados de frutos. Las bayas están ahora madurando, pasando del verde a un tono rojizo. Algunas son fáciles de estrujar y nos regalan un agradable olor a ginebra fresca.
De Setúbal bajamos de nuevo hacia el estuario. Merece una visita Alcaçer do Sal, una pequeña ciudad que se acomoda a los meandros del río Sado. Una amable salacience nos reconoce que Alcaçer ya hoy no tiene salinas, y debería llamarse "Alcaçer dos Arrozais".
Barcazas portuguesas en el puerto fluvial de Alcaçer.
¡¡Calleja de las españolas!! ¿Qué historia tendrá?
Una de las delicias de Alcaçer.
El Moinho de Murta, sobre la duna más alta de la zona.
Para acabar, un bonito atardecer en un singular rincón del estuario del Sado. Este puerto de pescadores que se mantiene en el estuario.
De nuevo un fantástico viaje que nos regaláis. Gracias, José Manuel.
ResponderEliminarGracias MariCarmen. Mereció la pena.
EliminarQué comarca, que relato 🍊🍊🍊
ResponderEliminarPara un botánico como tú es muy recomendable. Un saludo!!
EliminarMuy bueno.
ResponderEliminarGracias amigo!!
EliminarQué bonito viaje, José Manuel.
ResponderEliminarTe felicito.
Gracias tocayo!!
EliminarQue estupendo viaje!! Que ganas de conocer esos parajes! Muchas gracias por compartir, Jose Manuel!!
ResponderEliminarEncantado Pilar!!
EliminarCuando leí Sado, pensé que cambio más radical, hoy no nos va a hablar de plantas y bichos, jejeje, un lugar precioso para visitar.
ResponderEliminarPues te digo que Facebook me ha pedido explicaciones al reconocer ese texto. He tenido que justificar de qué se trata!!
EliminarVaya, se le despierta a uno las ganas de aventuras. Estoy planteándome hacer la Raya completa y me parece que voy a hacer más de un desvío a un lado y al otro.
ResponderEliminarPortugal é muito país para ver.
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