Hacía tiempo que no íbamos a ver alguna de las numerosas cuevas que en nuestra provincia guardan arte rupestre del denominado Arte Sureño. Nos queda mucho que ver y conocer de este amplio patrimonio que atesoran nuestros bosques de los Alcornocales, la Janda y los montes de Jerez. Cuando empezaron a estudiarse estas manifestaciones, allá a primeros del siglo XX (véase Molina, Hernández Pacheco, Cabré, o los extranjeros Verner, Breuil, Burkitt) ya se llegaron a catalogar en torno a un centenar de cuevas y abrigos. Hoy hemos pasado a mas de 300 en poco tiempo gracias a la colaboración desinteresada de muchos amantes de nuestro arte mas antiguo. Recordar y destacar aquí a Lothar Bergmann (1947-2009), espeleólogo alemán afincado en Tarifa que se convirtió en el máximo difusor y defensor de lo que el mismo acuñó como Arte Sureño. Y ya en la actualidad agradecer a la asociación APAS su labor de catalogación, defensa e investigación, encabezada por su presidente Simón Blanco, buen amigo con el que hemos aprendido mucho y colaborado, un poquito, en el mejor conocimiento del ARTE SUREÑO.
En esta ocasión hemos subido a la Cueva de los Taconeros, la Cueva del Piruétano y la Cueva de los Arrieros. Tres estaciones rupestres enclavadas en el t.m. de Los Barrios.
Hemos evitado fotos que puedan dar pistas de la ubicación precisa de estas cuevas en tanto no estén debidamente protegidas. Por otra parte hemos intentado fotografiar cuanto de interés naturalista hemos encontrado en torno a las cuevas. Las fotos de las pinturas no están tratadas digitalmente. Apenas un poco de contraste para resaltar los detalles de la roca. Solo hemos publicado aquí las pinturas mas visibles, teniendo la suerte de que la alta humedad ambiental, después de varios días de lluvia, favorece su visibilidad. Algo que, por otra parte, es uno de los problemas de conservación de estas pinturas, tan expuestas a la climatología por un lado y el vandalismo por otro.
Aunque estamos en enero se puede decir que este año está siendo raro en cuanto a clima (un verano muy largo mas un otoño muy seco y un invierno tardío y sin frío). La flora lo nota y por eso encontramos algunos "despistes" en la floración como esta Fritillaria lusitanica, ya en flor a principios de año.
Y a pocos metros de la Fritillaria esta vistosísima Amanita muscaria (tóxica). Posiblemente la seta mas reproducida de todos los tiempos.
Seguimos nuestro camino a las cuevas y en este tronco muerto de alcornoque vemos esa colonia de hongos afiloforales, que pueden ser del género Tricahptum.
Scilla monophylos, o Scilla de una sola hoja. Especie de floración invernal que ya es normal verla así en enero.
Curiosa formación rocosa en medio del bosque.
En uno de sus huecos cuelga esta bonita población de helecho epífito Davallia canariensis, presente en varias provincias atlánticas de la península, además de en Madeira y Canarias.
Por fin, entre el denso alcornocal, acertamos a ver el roquedo que esconde la Cueva de los Taconeros.
Los Taconeros no es una cueva descubierta por los pioneros que hemos citado arriba. Se descubrió en 1996 por el barreño Daniel Martínez.
Es de acceso complicado y mas cuando la roca está húmeda y resbalosa. Aunque desde fuera ya se pueden avistar las pinturas.
Esta y las tres fotos que siguen son de mi amigo Pepe Merino, que le echó valor y entró en el abrigo.
Un posible ciervo en actitud de berrea, pintura muy desgastada.
Callejón estrecho entre grandes bloques de arenisca.
Un grupo de tumbas antropomorfas que destacan en la arenisca, blanqueada por líquenes crustáceos, nos dicen que estamos cerca de nuestra siguiente estación.
Tumba rebosante de agua de lluvia por su parte mas baja.
Tumba "adornada" por un bonito y joven madroño (Arbutus unedo).
Por fin llegamos a la Cueva del Piruétano. Puede que un peral silvestre (piruétano) diera, en su día, nombre a esta cueva.
El arbolito que ahora si vemos a la entrada de la cueva es este avellanillo (Frangus alnus subsp. baetica). Una especie recogida en la Lista Roja de Flora de Andalucía.
En el suelo de la cueva encontramos este curioso saltamontes (ortóptero) que podría ser un juvenil del género Acinipe. Con el tiempo se convertirá en uno de los saltamontes mas grandes y pesados de la península.
Ya en las paredes de la cueva retratamos las figuras mas significativas. Según el abate Henri Breuil (1877-1961) se trata de "Una figura convencionalizada de un hombre de pie, con las piernas separadas, un brazo en jarra y el otro levantado y sosteniendo un objeto, posiblemente una azuela. El cuerpo es lineal y la cabeza como una T, cuyas melenas se curvan hacia abajo y hacia adentro". A su lado se aprecia un símbolo solar con ocho rayos.
Pepe Merino tomando la imagen del labrador (para Breuil) o guerrero (para otros autores que opinan que lo blande en su mano es un arma).
Otra figura llamativa de un rojo intenso. "...símbolo humano en rojo; que no tiene
piernas, la linea recta del cuerpo es amplia y señala hacia la base como
una espada, y los brazos están arqueados y desiguales". (H. Breuil).
"Figura ramiforme en rojo, con el eje rectilíneo, un poco más ancha en la base, y con seis y nueve brazos casi simétricos." (H. Breuil)
Figura de maternidad femenina que Breuil describe así: "Grupo de al menos cuatro figuras de color rojo, la principal de las cuales, más grande que las otras, parece proteger bajo su brazos extendidos. Su complicada cabeza consiste en un pequeño disco, coronada por un largo sombrero en punta que tiene dos antenas a cada lado. El cuerpo rígido muestra la redondez de los senos; en el lugar de las piernas hay una gran ovalo, posiblemente una forma convencional y exagerada de representar la vulva. Las tres pequeñas figuras, sin duda, representan
niños, no tienen piernas y sus brazos están estirados en posición
horizontal o ligeramente bajados; uno tiene una mano en forma de bola y
una cabeza grande dividida en dos puntos en la parte superior".
Mas figuras, algunas incompletas por la falta de panel. A pesar de ello esta cueva, al estar orientada a poniente (menor exposición eólica), está bastante bien conservada.
"Grupo de dos figuras en rojo, una
de las cuales ha sido dañada por el desconchamiento de la roca, y dos
barras. La figura principal es del tipo femenino bitriangular, con
brazos extendidos en forma de cruz, pero los triángulos son reemplazadas
por expansiones en forma de maza ; la figura dañada tiene los brazos
bajados". (H. Breuil).
Este tronco de madroño debe servir de rascadero para ciervos, por la altura de la rozadura.
Y muy cerca de la cueva del Piruétano queda este grupo de pinturas en una laja extraplomada (mejor que una cueva). Breuil lo denominó como "el cobijo frente a Piruétano" pero los alemanes U.&U. Topper la denominaron "El Abrigo Doble". Las pinturas, como puede verse, están muy deterioradas.
En una hornacina de la pared puede verse este dibujo inconcluso que representa un ave posada (¿una gaviota?). De seguro se trata de un dibujo moderno trazado con carbón por un pastor, corchero o carbonero. De hecho el abrigo tiene restos de muro en piedra seca, por lo que pudo servir de refugio para gente del monte.
Todavía nos queda una última cueva. Seguimos metidos por el monte. Por un quejigal húmedo con el suelo tapizado de hojas donde el caminar es una delicia.
La humedad nos permite seguir viendo especies del reino Fungi. Como este Trametes versicolor, también conocido como cola de pavo.
Salimos a una herriza y a contraluz casi pueden contarse todos los ejemplares de Drosophyllum lusitanicum (planta insectívora).
Drosophyllum lusitanicum es especie protegida, aunque sus poblaciones están bien conservadas y en expansión.
Cuando hacemos una foto a esta llamativa flor de cistácea se posa a libar una mosca con rayas en ojos, tórax y abdomen. Se trata de una hembra de Stomorhina lunata. Las larvas de este díptero se alimentan de huevos de saltamontes, por lo que se encargan de regular las poblaciones de dichos insectos.
Alcornoque con una enorme malformación en la base de su tronco.
En un suelo arenoso y todavía húmedo encontramos estas huellas de tejón (Meles meles).
Una amplia cueva cuyo nombre nos dice que durante años debió servir de abrigo para arrieros. Sus paredes están muy desgastadas y sus pinturas poco visibles. Aún así el paraje es muy bonito. (Hemos difuminado el exterior para evitar su ubicación).
En la entrada de esta cueva vemos correr sin parar (cuesta pillarlo parado) este pequeño escarabajo. Ocypus olens (escarabajo errante) es un depredador que sobre todo por la noche ataca otros insectos y gusanos incluso de mayor tamaño. A la mínima adopta una postura amenazadora con la punta del abdomen levantada (como en la foto) y las mandíbulas abiertas. Aunque es pequeño puede morder con fuerza y la punta del abdomen tampoco es completamente inofensiva; no posee aguijón, pero sí unas glándulas que secretan una sustancia de olor repelente.
Toca marchar y lo hacemos contentos por haber pasado una jornada muy completa y llena de novedades para nosotros. De vuelta vemos como este joven alcornoque se está comiendo la señal de coto de caza.
Amanita verna. Mortal. Mejor ni tocarla. Me ha llamado la atención que en una ficha de la especie dice que su carne es de sabor suave y dulce.¿Lo contaría alguien antes de...?
Y una seta muy común en nuestros montes y sierras. Macrolepiota sp. Arriba ejemplar joven sin el sombrero abierto aún. Abajo un grupo de cuatro ejemplares de buen tamaño.
por sus referencias y por acompañarnos en este paseo por el Arte Sureño.
Para mas info sobre el Arte Sureño:
Maravillosa excursión, José Manuel. Enhorabuena. Interesantísimas las pinturas, dignas de ser contempladas y estudiadas. Simbolismo del Paleolítico Superior...
ResponderEliminarGracias Manolo. Tenemos pendiente un paseo juntos. Que sea esta temporada!!
EliminarMagistral Jose Manuel. Felicidades
ResponderEliminarGracias Miguel. Tenemos una rana perdida por ahí. Nos vemos!!
EliminarInteresante excursión, bonitas aunque escasas pinturas, se merecen una entrada en tu blog, lastima que el tiempo y los humanos no las respeten.
ResponderEliminarSalud
Manuel, estas cuevs, por suerte, no tienen muchas señales de vandalismo. Están algo escondidadas y fuera de senderos públicos.
EliminarJose Manuel no había visto la entrada hasta ahora y eso que me llega un correo ( pero se me debió traspapelar). Que decirte... preciosas imagenes como siempre, pero esta vez he tenido la suerte de verte como las tomabas in-situ. No solo las imagenes son buenas, también la cronica. Nada mas, un placer acompañaros, saludos para ti y por supuesto para Pepe Merino.
ResponderEliminarEl placer fue mutuo Salvador. Habrá que repetir un paseo de estos de vez en cuando. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarAyer vi las cuevas y la necrópolis gracias a un conocedor de la zona. Toda una maravilla.
ResponderEliminar