Heinrich Moritz Willkomm (1821-1895) fue un eminente botánico y
geógrafo alemán que dedicó gran parte de su trabajo científico al
estudio de la flora en la Península Ibérica y Baleares. Además de la botánica su espíritu aventurero y romántico lo hizo viajar por España (entre 1844 y 1873) reflejando también las costumbres de nuestros paisanos de la época. Apasionado de nuestros paisajes y gentes fue un
escritor notable de libros de viajes y destacado dibujante, como demuestran sus trabajos de
herborización, que dieron como resultado los primeros inventarios de
biodiversidad sobre flora ibérica. La producción científica y bibliográfica de Willkomm está representada
por varios trabajos sobre la península ibérica y sobretodo por su gran proyecto científico, publicado en tres tomos, conjuntamente con el danés J.M. Lange con el título Prodromus Florae Hispanicae (1861-1880). Hablaba español, conocía nuestra historia y para sus amigos botánicos españoles era el mas notable maestro. Para nuestro pionero botánico mas cercano, el jerezano José María Pérez-Lara, era Don Mauricio con el que se carteaba y consultaba enviándole ejemplares recogidos en sus paseos botánicos por la provincia. Además es posiblemente el botánico con mas referencias en su obra Florula Gaditana. Pues resulta que fue Willkomm quién vio, en la primavera de 1845, un manzano silvestre en la Sierra de la Palma cerca de Algeciras. Desde entonces nadie mas, hasta ahora, había vuelto a ver este árbol (Malus sylvestris) en nuestras sierras gaditanas. Siendo una especie relativamente común en bosques de la mitad norte de la península, en Andalucía son pocos los ejemplares existentes y solo en sierras de Jaén y Granada, considerado por ello por los botánicos como muy raro para nuestra región. Malus sylvestris, conocido en nuestros montes como "malillo" (deformación de maguillo o maíllo, su nombre común según el DRAE), es una especie de siempre buscada por aficionados y expertos botánicos desde que aquel alemán lo recolectara y recogiera en su obra. Se daba ya por desaparecido o extinguido en nuestra provincia.
"Malus silvestris, in nemoribus regionis montanum per omnem fere Hispaniam hinc inde, etiam in parte maxime australis in montibus prope Algeciras"
pág.194, tomo III, Prodromus Flora Hispanicae (1880)
Una fresca mañana de primeros de mayo quedo con el amigo Rafael Sánchez Carrión; me dice que es su día libre y quiere anillar algún pájaro en un nido cercano adonde hace unos meses encontró el que podría ser el primer Malus sylvestris de nuestros montes. ¡¡Después de 170 años sin haberse visto ninguno!!
Este es el pliego de herbario con un par de ramas del Malus sylvestris "algecireño" recogido por Willkomm. Se encuentra en la Universidad de Coimbra (Portugal) con la mayoría de la colección botánica de Willkomm.
En la etiqueta aparece como recolectado en Sierra de Palma el 22 de marzo de 1845.
Subimos por un bello y umbrío valle donde vemos las primeras Digitalis purpurea en flor de la temporada.
También vemos en flor esta margarita amarilla que no teníamos en nuestra colección: Senecio lopezii. Un escaso endemismo peninsular catalogado por la UICN como vulnerable. Solo se encuentra en Málaga, Cádiz Algarve y Alentejo. Empieza bien la jornada. Acabará mejor.
Como vamos por lo mas profundo de este amplio canuto los quejigos son los árboles predominantes.
Otra D. purpurea o dedalera. Planta tóxica que ningún herbívoro se atreve a tocar.
Una abeja silvestre, posiblemente Panurgus cephalotes, dormita sobre un mullido capullito.
El sendero que nos lleva es de carboneros, sin duda. Va de un alfanje a otro, estos se suceden como rellanos en la ladera del canuto.
Liquen ya seco sobre un tocón. Tan frágil que con solo rozarlo se rompe y salta.
Sobre un quejigo estos blancos hongos yesqueros (Fomes fomentarius).
Dragoncillo o Misopates orontium, con la flor de un rosado muy leve.
Los restos de un chozo de carboneros, ocupado ahora por una agrupación de media docena de quejigos, nos llama la atención.
Y entre tanto quejigo vamos mirando hacia arriba para detectar una hoja diferente en el dosel del bosque. Como esta que vemos en la foto.
Una foto con mas detalle. No estamos bajo un quejigo. Estas hojas son bien diferentes, redondeadas.
Si fuera por el tronco parecería un joven quejigo mas.
Nos acercamos y nos ayudamos del flash para ver con detalle de que árbol se trata. El fruto, aún por madurar ya nos llama la atención.
Son hojas ovadas, brillantes y con el margen finamente serrado, con el pecíolo que mide casi tanto como el limbo.
Los frutos son pomos con el resto del cáliz bien visible. Aunque todavía tienen que engordar y madurar.
Esta foto, que Rafael publicó cuando encontró este manzano, es de comienzos de otoño del año pasado. Fueron esos frutos ya maduros y que llegó a probar, los que le llamaron la atención. El árbol podría pasar a vista rápida por un piruétano (peral silvestre bastante común en nuestros montes) pero las pequeñas manzanas no dan lugar a error.
Mientras un amigo biólogo está redactando la descripción del ejemplar podemos decir que estamos ante el primer malillo o maguillo (Malus sylvestris) de nuestra provincia después del encontrado en Algeciras por Don Mauricio Willkomm en el siglo XIX.
Brote joven en el tronco que posiblemente será ramoneado por algún gran herbívoro.
Rafael Sánchez Carrión posa junto a su fenomenal descubrimiento botánico.
Hasta que se publique la nota científica no desvelaremos en que lugar se encuentra este malillo (Malus sylvestris). Volveremos para otoño para ver (y probar) sus frutos. Rafael cree que sería interesante tomar semillas y cerrar con malla cinegética el paraje para asegurar algún brote. Comentamos cómo en este lugar, donde campean a sus anchas jabalíes y herbívoros, es raro que un fruto dure algunas horas en el suelo del bosque. Aunque... cualquier pájaro podría llevar semillas a otro paraje de Los Alcornocales. Rafael, y otros amigos con los que hemos comentado el hallazgo, lo tienen claro: "tiene que haber mas malillos, pero habrá que andar mucho y tener la suerte de encontrarlos".
Nosotros tras disfrutar de este árbol único tiramos monte arriba.
Ya hace tiempo que no llueve y nos alegra ver este regato por donde corre el agua y abundan los juncos y otras plantas acuáticas.
El agua rezuma de un hueco que los verracos han agrandado para retozar como a ellos les gusta.
Pero unos metros mas arriba encontramos un manantial bien protegido por piedras y planchas de corcho.
El agua brotará todo el año y se ha entubado hasta este poco agraciado (pero muy común) pilón para que abreven los animales. Tomamos nota para catalogarlo en el Catálogo Andaluz de Fuentes y Manantiales.
En la humedad en torno al pilón encontramos esta especie de "nomeolvides" no muy común: Myosotis welwitschii. Endemismo ibero-magrebí con mas presencia en Portugal. En España solo citada en Huelva, Málaga y Cádiz.
Salimos del canuto y vuelven los alcornoques (Quercus suber). Este ejemplar es curioso por tener cuatro pies de la misma raíz.
Y ya imagináis que nos parece esta formación de lajas de arenisca. Si no están dispuestas de manera natural estamos ante ¿un dolmen?
Llegamos a zona de roquedos y bloques querenciosos para grandes pajarracos.
Por aquí tiene Rafael localizado un nido de buitre leonado, un ave en expansión que tiene que buscar huecos para anidar fuera de sus colonias habituales.
Un polluelo de buitre leonado (Gyps fulvus) se queda inmóvil ante nuestra presencia. Hay que actuar rápido pues los padres están volando cerca.
Anillarlo, tomar datos y fotos para su registro, y salir de allí volando (nunca mejor dicho).
Por suerte el nido es accesible sin necesidad de trepar, descender ni usar cuerdas. Lo aislado del paraje da seguridad a estas grandes carroñeras.
El bosque da paso a un amplio brezal que en esta época nos deja los pantalones blanquizos de polen.
En este hábitat tomo una foto de otra novedad para mi colección digital (puede que la tenga en foto analógica): Ornithogalum broteroi. Una "leche de pájaro" considerada rara por los botánicos. Presente en el Magreb y la Península. En Andalucía solo se encuentra (según FV) en Los Alcornocales y Aracena, aunque nuestros amigos Paco Vasallo y Javier Hernández encontraron una nueva población en Conil y parece que existe otra en Chiclana.
El brezal desaparece, momentáneamente, cuando cruzamos amplias losas de roca. Como son más fáciles de andar las aprovechamos para seguir camino.
Y de laja en laja encontramos esta primera tumba antropomorfa.
Y luego algunas mas. Además hay restos de tapas o losas por toda la necrópolis.
Creímos que esta necrópolis, compuesta de una docena de tumbas (y puede que alguna mas bajo algunos cúmulos de tierra y arena), no estaba catalogada por nuestro amigo Vincent Jenkins. Y así era cuando le pasamos datos y coordenadas. Por eso la "bautizamos" como Necrópolis de los Santos, dedicada a un buen amante y andarín de estos montes y sierras.
Perdemos altura y nos llama la atención como a un lado y otro de un pequeño arroyo crecen dos arboles enfrentados. Uno es un alcornoque y el del otro lado un madroño de proporciones mayores que el chaparro. Difícil hacer una foto mejor pero el madroño (Arbutus unedo) es de campeonato.
Otro manantial mas que procederemos a catalogar.
Una manguera lleva el agua hasta otra bañera reciclada. Poco bucólico pero suponemos que efectivo.
Flor de jara pringosa (Cistus ladanifer) con una hormiga Camponotus cruentatus que gusta de alimentarse de sustancias dulces.
Bajo las jaras encontramos esta gran colonia de Cytinus hypocistis (chupamieles o tetillas de doncella). Planta que parasíta las raíces de las cistáceas por lo que no tiene clorofila ni hojas verdes.
Seguimos bajando y disfrutando de bellos rincones.
El susto del día fue cuando una perdiz salió volando, rozándome la cara, un segundo antes de que la pisara. Y es que estaba empollando y aguantó todo lo que pudo. En la foto el nido de perdiz que tras alejarme volvió a ser incubado.
Y unos metros antes de llegar al coche vimos brillar al sol estos pequeños caracoles con esa concha translúcida y dorada. Mandamos fotos a nuestro amigo, y experto malacólogo, Félix Ríos por si era de su interés. Todavía no está clara la especie.
En fin. Una fantástica jornada de "monte arriba monte abajo", muy completa y con grandes novedades. Y con la especial satisfacción de haber visto un árbol único, de momento, y todo gracias a nuestro amigo Rafael Sánchez Carrión. Gracias Rafael por tu aportación al conocimiento de nuestra flora. Deseamos ver pronto esa cita botánica publicada en la revista de la SGHN.
ADENDA
Para los mas ávidos en conocer las andanzas de H.M. Wilkkomm por las sierras areniscas gaditanas (actual P. N. Los Alcornocales) reproducimos esta parte del interesante libro "Viajes de un botánico sajón por la Península Ibérica" (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 2001), de Juan Antonio Devesa y María del Carmen Viera.
A partir de entonces, las correrías de Willkomm se extienden fundamentalmente por las sierras de areniscas de El Aljibe, en las que halla los extensos alcornocales que hoy todavía existen. Allí recolecta bastantes plantas y descubre la existencia, no muy lejos de las Sierras de Algeciras, de un «trecho pantanoso de varias millas de anchura [...] cuya travesía es algo peligrosa en esta estación del año como consecuencia de las numerosas y profundas ciénagas, que hace que el camino esté siempre en dicho punto inaccesible». Pasado este trecho, Willkomm alcanza la Sierra de Palma, la «parte central de la cadena de Algeciras, un abrupto y rocoso distrito montañoso, atravesado por numerosos valles profundos, arbolado y rico en agua». La vegetación y flora de esta serranía le impactan notablemente: «la parte inferior de la montaña está cubierta con alcornoques aislados y acebuches, pero hacia la mitad superior comienza un denso y bonito bosque, como nunca he visto antes en España». Dicho bosque, «cuya oscuridad recuerda a los bosques tropicales» consta principalmente de alcornoques muy viejos y nudosos, sobre cuya corteza puede observar los helechos Polypodium vulgare y Davallia canariensis, además de múltiples especies de líquenes. Igualmente, en las «orillas de los riachuelos cristalinos» puede observar grandes árboles de laurel (Laurus nobilis) «en floración, desprendiendo un olor balsámico por todo el bosque», así como lentiscos, durillos, labiérnagos, madroños, adelfas y Rhododendron baeticum [sub Rhododendron ponticum], «con hojas casi de un pie de longitud». Willkomm sube también a la parte superior de la sierra, que aparece cubierta «con matorral bajo de Chamaerops humilis y varias especies de Erica, Ulex, Rhamnus y Genista, así como Polygala microphylla L., frecuente, y una Fritillaria rara», y desde allí puede divisar «una magnífica vista de la Bahía de Gibraltar y los Pilares de Hércules». Entre el pie de la serranía y la bahía de Gibraltar se extiende «un lugar montañoso, constituido parcialmente de areniscas, caliza y aluviones» y en el que Willkomm observa la gran proliferación de Calycotome villosa y especies de Genista, acompañadas a menudo de «grandes matas de Chamaerops humilis y rara vez un Sarothamnus». Además, Willkomm constata la presencia de numerosas herbáceas interesantes, como Allium triquetrum, Ranunculus paludosus [sub Ranunculus flabellatus], Hedysarum coronarium, etc., así como grandes extensiones de Pteridium aquilinum [sub Pteris aquilina], «sobre todo en la base de las montañas», mientras que «en las zonas más húmedas y pantanosas crece Juncus acutus, Heleocharis [Eleocharis] palustris y cárices en abundancia, y raramente Alisma ranunculoides L. [Baldellia ranunculoides]».
En términos muy parecidos vuelve Willkomm a referirse a estos bosques años más tarde: «Este bosque, el más lindo e interesante que haya visto jamás, se compone o se componía (porque tal vez también fuera víctima de la tala) de una coloreada mezcolanza de alcornoques, quejigos portugueses o andaluces (Quercus lusitanica Lam. var. baetica. Boiss.) y olivos, es decir de la especie silvestre antigua del olivo».
A Algeciras llega Willkomm la tarde del día 22 de marzo, población desde la que organiza varias excursiones «por este distrito montañoso, al igual que en las sierras vecinas», en una de las cuales encontró por vez primera Drosophyllum lusitanicum (en el Cerro Comadre de la Sierra de la Palma), muy abundante, aunque no en floración. En Algeciras residiría durante ocho días, partiendo finalmente para Gibraltar el día 29 de marzo.
En términos muy parecidos vuelve Willkomm a referirse a estos bosques años más tarde: «Este bosque, el más lindo e interesante que haya visto jamás, se compone o se componía (porque tal vez también fuera víctima de la tala) de una coloreada mezcolanza de alcornoques, quejigos portugueses o andaluces (Quercus lusitanica Lam. var. baetica. Boiss.) y olivos, es decir de la especie silvestre antigua del olivo».
A Algeciras llega Willkomm la tarde del día 22 de marzo, población desde la que organiza varias excursiones «por este distrito montañoso, al igual que en las sierras vecinas», en una de las cuales encontró por vez primera Drosophyllum lusitanicum (en el Cerro Comadre de la Sierra de la Palma), muy abundante, aunque no en floración. En Algeciras residiría durante ocho días, partiendo finalmente para Gibraltar el día 29 de marzo.
Gracias por el magnífico artículo. ;-)
ResponderEliminarUn diez. Felicidades.
ResponderEliminarEstupendo
ResponderEliminarHallazgo fabuloso, me parece bien lo de cercar la zona, pero además seria genial intentar reproducirlo en algún jardín botánico y si prosperan plantar algunos ejemplares en jardines públicos .
ResponderEliminarSalud
¿Cómo diferenciar manzano silvestre de piruétano en los Alcornocales?
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