"Hace poco, estas aves anidaban no lejos de Gibraltar, pero debido a la persecución que han sufrido en los últimos años han ido desapareciendo o se han retirado a sierras menos frecuentadas. Los últimos nidos a los que he subido están todos en cuevas de tajos aislados en las laderas rocosas de las montañas."
El relato que sigue es de uno de los pasajes mas emocionantes que he podido disfrutar a lo largo de mis años como aficionado a la montaña y a la naturaleza. Tengo que sumarlo a otros momentos inolvidables, como la ilusión de mi primera visita al Pinsapar, mi primer cuatromil en el Atlas, el descubrimiento de Pirineos y Alpes, o el momento mágico de cruzar el círculo polar ártico en Laponia. No esperaba que tantos años después, y en mi querida Sierra de Grazalema, podría volver a sentir la emoción de mis años de principiante en la montaña.
Todo comienza cuando gracias a una biblioteca "online" encuentro un viejo libro escrito en 1908 por William Willoughby Cole Verner titulado "My life among the wild birds in Spain" (Mi vida entre las aves silvestres en España). Ya tenía alguna referencia de este viejo texto cuando recopilé datos sobre los primeros viajeros que visitaron las cuevas con pinturas rupestres de la provincia de Cádiz. Verner fué uno de ellos, siendo descubridor para la ciencia de lugares tan emblemáticos como la Cueva de la Pileta o el Tajo de las Figuras. Este británico, militar retirado, se vino a vivir a finales del s. XIX a Algeciras donde se construyó una casa; también solía pasar temporadas en un cortijo en las cercanías de Tahivilla (Tarifa). Allí prosiguió con su afición por la caza en general y la ornitología en particular. Realizó diversas expediciones por campos y montañas ibéricas, llegando a visitar casi todos los macizos de la mitad sur peninsular.
Verner (en la foto superior de 1900) dedicó los dos capítulos finales del libro a la presencia, ya por entonces al borde de la extinción, del Quebrantahuesos en las sierras de Andalucía. Como el libro puede leerse en la edición original también pueden verse las fotografías y los dibujos que el propio Verner realizaba en sus viajes a la búsqueda de las grandes aves andaluzas.
Fue uno de estos dibujos el que atrajo mi atención.
W. Verner dibujó un Quebrantahuesos con una pata de asno en una de sus garras. De fondo aparece un paisaje donde destacan unos grandes cortados rocosos, una pequeña aguja de forma muy peculiar y varias siluetas de sierras mas lejanas.
Este fondo del dibujo me resultó conocido, pero... podía ser pura coincidencia. Pero es que en el texto del libro Verner describe su acercamiento a este Quebrantahuesos "en una escarpada sierra, a varios días en caballería de Gibraltar, por encima de unos antiguos pueblos moriscos y sobre verticales tajos de roca caliza". Pues resulta que el conocido como "Diente o Colmillo del Cao" (en la foto superior) se encuentra en la "escarpada" Sierra de Grazalema, a "varios días a lomos de caballería de Gibraltar", por encima de "pueblos moriscos" (que podrían ser Ubrique y Benaocaz) y junto a los "verticales tajos" calizos del Navazo Alto (o Sierra del Caíllo).
Con todas estas coincidencias decidí acercarme a Benaocaz y subir, por encima de la ermita del Calvario, hasta los primeros cortados del Caíllo para contrastar "in situ" el dibujo de Verner. Y allí que estabamos un bonito dia del pasado otoño.
En esta comparativa puede verse bien la gran coincidencia entre el fondo del dibujo de Verner y el paisaje por encima del Colmillo del Cao. Falta el detalle de la ermita, que puede que Verner ocultara para evitar dar pistas del lugar con mas concreción. Hay que tener en cuenta que aquellos viajeros británicos eran muy celosos de sus descubrimientos, intentando evitar que otros colegas de la época llegasen al lugar para cazar estas aves, para después disecarlas, o robar sus huevos para venderlos a museos y coleccionistas.
Una vez comprobado el primer dibujo tenemos que adentrarnos en la sierra para encontrar la "segunda prueba" gráfica que Verner nos pone en su libro.
Este es el dibujo que el británico hizo del "limestone cliff" (cortado de roca caliza) donde finalmente encuentra, después de varias expediciones en los años 1906, 1907 y 1908, dos nidos de "Bearded Vulture", buitre barbado, como llaman los anglófonos al Quebrantahuesos. En el dibujo detalla la posición de los nidos, la altura (en pies), los puntos de destrepe o escalada e incluso los árboles y resaltes del cortado. También destaca una gran pedrera con dos oscuras encinas.
Seguimos subiendo paralelos a las caídas de la Sierra del Caíllo. Es posible que Verner encontrase en esta vertiente norte del Navazo Alto los nidos de Quebrantahuesos.
Además del dibujo del "cortado calizo" contamos con otro documento que Verner aporta en su libro. Es una fotografía en sepia, tomada con su cámara Kodak nº 3, de una zona de la pared de roca donde se encuentra uno de los nidos. Si el dibujo es una recreación aproximada, que nos puede llevar a error, esta foto es una imagen real del lugar que buscamos. Ahora, además del cortado buscamos el trozo de pared donde Verner señaló el nido número 2. Es tan difícil como buscar una aguja en un pajar, o una roca en una sierra, mas exactamente.
Estamos por encima de los 1.000 metros de altitud y ya vemos el final de los cortados del Caíllo. Estamos recorriendo un viejo sendero que sube al Puerto de los Navazos, lugar donde acaban los tajos verticales, y al que pronto llegaremos.
Llegamos a una zona con viejas encinas repartidas entre grandes bloques de roca.
Cuando estamos a unos 1.150 m.de altitud paramos para echar una mirada arriba y tras unos breves segundos de silencio todos coincidimos.
Sacamos el dibujo de Verner y parece que todo coincide: los resaltes, las repisas herbosas, la pedrera y las dos encinas, que pueden ser las mismas que Verner dibujó.
Sólo nos queda acercarnos para comprobar de cerca el tramo de pared que Verner fotografió. Aunque ya estamos casi seguros del hallazgo esa sería la prueba definitiva. Subimos entre grandes bloques hasta la parte mas alta del cono de deyección de la pedrera.
Mientras subimos comentamos que aquel lugar es perfecto para los Quebrantahuesos. Grandes cortados con cuevas para nidos, abajo grandes prados con pasto, ideales para las reses (fuente de alimento de estas grandes carroñeras)...
Cuando superamos la pedrera nos apostamos en una cómoda repisa. A partir de aquí hay que trepar con cierta destreza y cuidado. En la foto Pablo se cuida de no resbalar y salir rodando.
Pablo y Bienve se salen de la zona de caída de rocas sueltas y, más agiles que yo, consiguen subir un poco mas aprovechando unas repisas inclinadas.
Me acomodo en un escalón natural y repito (ahora con mi Pentax digital) la fofografía que Verner realizó hace mas de un siglo.
¡¡Ahora ya no hay duda. Hemos encontrado los nidos de Quebrantahuesos que Verner describió en su libro y que durante mas de 100 años no se habían podido localizar!!
No podemos acceder a los nidos pero bajamos contentos y emocionados con el "descubrimiento". Ahora podemos decir que las dos encinas que Verner dibujó en un lateral de la pedrera son mas que centenarias. Siguen allí, sobreviviendo a la caída de bloques de roca de todos los tamaños.
Desde esta gran repisa, bajo los tajos del Caíllo, Verner trazó los dibujos para su libro en el año 1908.
Comparación del dibujo de Verner (bastante desproporcionado) con una foto. Sin embargo, las medidas que aporta en pies (medida inglesa) pasadas a metros si son coincidentes.
Mientras tomamos algo nos dedicamos a ubicar las cuevas donde estuvieron los nidos. También en este momento nos tomamos la licencia de bautizar al cortado como
"EL TAJO DE VERNER"
Otra panorámica. En el centro, el llano entre pedreras donde Verner pudo montar su "campo base" para estudiar a las aves y acceder a los nidos. Al fondo (de izq. a der.): la Sierra de la Silla, el Albarracín y, bajo las nubes la Sierra del Pinar. Todo lo mas cercano es la Sierra del Endrinal.
Nos vamos del lugar mientras que algún buitre aparece por detrás del Tajo. Se nos antoja la silueta de un Quebrantahuesos tal como Verner los vió volar por estas cumbres. Una roca de peculiar silueta podría ser la que el mítico ornitólogo denominó como "the artichoke" (la alcachofa) que le sirvió como punto de amarre de las cuerdas para descender rapelando al nido nº1.
De bajada vemos como destaca brillando en el horizonte la costa del Atlántico, entre las sierras del Aljibe y de las Cabras (P.N. de Los Alcornocales).
"No tardamos en ascender el pronunciado abismo y en alcanzar la cumbre 550 pies por encima del lugar donde nuestras mulas fueron atadas para recuperar el aliento y recobrar energía. Era uno de esos días particularmente gloriosos de principios de primavera en el sur de España y la vista desde nuestra posición era magnífica, forzándonos a hacer una breve pausa antes de ponernos a trabajar. Tan clara era la atmósfera que podíamos distinguir las brillantes aguas del Atlántico, cerca del Cabo de Trafalgar, a unas 50 millas de distancia, y hacia el norte los grandes llanos del Guadalete y Guadalquivir, punteados con pueblos blancos aquí y allá, extendiéndose como otro océano, aproximadamente 4.000 pies por debajo de nosotros"
En su libro Verner describe así la vista desde el punto mas alto sobre los nidos. Es una descripción real de lo que se ve desde la Sierra del Caíllo. El mar a unas 50 millas (unos 80 kms.) y la campiña del Guadalete y Guadalquivir hacia el oeste (no al norte, aquí Verner tuvo un error de ubicación).
Hemos vuelto, un par de veces mas, a visitar el Tajo de Verner. La idea era descender con cuerdas hasta los nidos y poder hacer de cerca la misma foto que Verner tomó (ver arriba). Él consiguió incluso retratar un polluelo de Quebrantahuesos. Por mala suerte las cuerdas que llevábamos eran cortas. Volveremos con material mas adecuado.
Otro dibujo del coronel W.Verner del mismo Quebrantahuesos con la pata de asno (ver su firma abajo a a la izquierda: una W y una V superpuestas). De fondo queremos ver, en esta ocasión, las cumbres del Endrinal (Simancón y Reloj).
En esta foto hemos señalado la ubicación del TAJO DE VERNER sobre el "pueblo morisco" de Benaocaz.(foto cedida por M. Limón).
Hemos tenido la suerte de publicar este "descubrimiento" en la revista QUERCUS nº 321 de Noviembre de 2012. Es la revista decana de información sobre Naturaleza en España. En el artículo destacamos que la localización de estos nidos puede tener una gran importancia dentro del programa de reintroducción del Gypaetus barbatus en Andalucía. El Quebrantahuesos actualmente ha vuelto a anidar en la Sierra de Castril (al norte de la prov. de Granada) y la previsión es ampliar la reintroducción a varias sierras andaluzas donde se tiene constancia que esta bellísima ave se reprodujo. La Sierra de Grazalema es una de ellas y puede que, en poco tiempo, se cumpla el sueño de muchos de poder ver volar al Quebrantahuesos en estas montañas, las mas meridionales del continente europeo.
Tenemos que destacar que estos no son los primeros nidos históricos de Quebrantahuesos localizados en la provincia de Cádiz.. En mayo de 1981 nuestro amigo, paisano y prestigioso ornitólogo Olegario del Junco localizó en la Sierra de Fates (Tarifa) un nido publicado por un coetáneo de Verner, el inglés L. Howard Irby, en su libro "The ornithology of the straits of Gibraltar" de 1875. En la imagen superior puede verse la comparativa de las fotos de Irby y del Junco.
En el libro de Irby se recoge un comentario de su colega Verner muy curioso:
"Los cabreros de los montes de Tarifa mantienen que los quebrantahuesos son responsables de la desaparición de niños. Y debido a esta creencia, y por lo fácil de acceder a sus nidos en acantilados, sumado al gran incremento de armas de fuego en los últimos tiempos, es fácil de explicar su desaparición en los distritos cercanos a Gibraltar."
Panorámica de la cara norte de la Sierra del Caíllo desde el valle de Fardela. El punto mas alto es el Cao, Bandera o Navazo Alto (1.395 m.). El Tajo de Verner se localiza cerca del Puerto de los Navazos, a la izq. en la foto.
Y no podían faltar una foto del Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Tenemos la suerte de disfrutar de esta especie en el ZOO de Jerez. Pertenece al Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos en Andalucía y es posible que en poco tiempo pueda reproducirse. Cuando esto ocurra el Zoo de Jerez será el único del mundo donde hayan criado los cuatro grandes buitres euroasiáticos: el Buitre leonado, el Buitre negro, el Alimoche y el bellísimo QUEBRANTAHUESOS. Mas pronto que tarde veremos a algún descendiente de estas hermosas aves surcar los cielos de la Sierra de Grazalema.
Grandísimo descubrimiento, mi más sincera enhorabuena. Muchísimas gracias por compartirlo, para los "apasionados" de las aves, una lectura fascinante.
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarNo me canso de leerlo. Inspirador no, lo siguiente. Gracias por compartir y motivarnos
ResponderEliminarAcabo de leer vuestro artículo y me ha emocionado grandemente. Aunque vivo en Huelva, he estado varias veces por la zona y me agrada pensar haber estado tan cerca del lugar donde un día vivieron estos fantásticos planeadores. A todos los amantes de las aves nos enacantaría disfrutar nuevamente de sus iluetas por los cielos de Grazalema. Gracias por haber compartido con todos vuestras investigaciones. Quien sabe, igual coincidimoss por esos lugares algún día.
ResponderEliminarUn abrazo desde Huelva
Ojala volvamos a verlo surcar nuestros cielos sería lo más de lo más. Por cierto hicimos mi hijo y yo ese recorrido hasta llegar al nido y fue enormemente gratificante, parecía haberlo visto volar por un momento, grandioso descubrimiento.
ResponderEliminarUna historia apasionante José Manuel. Disfruté muchísimo leyéndola en su día, como ya te dije en la Venta del Mojon de la Víbora. En estos días la he comentado con uno de mis hermanos, y he caído en la cuenta, al pasarle el enlace, de que no había puesto ningún comentario. Así que aprovecho para ponerlo ahora y agradecerte que la compartieras. Me lo pasé fenomenal leyéndola.
ResponderEliminarHabré leído este relato 20 ó 30 veces.
ResponderEliminarCada vez que lo leo me emociono.
¡¡Qué bonito imaginar nuestra sierra en el tiempo que la vivió Verner!!
Enhorabuena por el descubrimiento.
Extraordinario. Un millón de gracias por una labor tan encomiable.
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