"Delectando pariterque monendo" Horacio

31 ene 2016

El particular "condado de Treviño" jerezano, la Dehesilla de Algar.



"La xara de Algar es buen monte de oso et de puerco en verano. Et porque es el monte grande, a menester que estén monteros con canes para rrenouar; et para que deseñen, que dihan a quál parte quiere yr el venado".
Libro de la Montería de Alfonso XI (s. XIV)  




La existencia de esta "isla" de territorio jerezano entre los términos municipales de Arcos de la Frontera y Algar tiene que ver con el origen de esta última población. Uno de los historiadores que mejor estudió la casuística entre Jerez y Algar fue el trebujenero Antonio Cabral Chamorro (1953-1997), sobre todo en su libro "La colonización ilustrada y liberal en Jerez de la Frontera, 1750-1850". Y un magnífico conocedor de su obra y del t.m. de Jerez, el amigo Agustín García Lázaro, nos ha extractado la curiosa historia que acabó provocando la singular situación actual de la Dehesilla de Algar



Resulta que a finales de 1752 el Cabildo jerezano estudió como dar cumplimiento a una Real Orden del Marqués de la Ensenada que obligaba al “establecimiento de un ospicio en que se recoxiesen los huérfanos y gente ociosa para darles educación cristiana…”. El Ayuntamiento nombró una comisión, presidida por el caballero Pedro José Riquelme, para estudiar como financiar esta obra. Esta comisión amplió incluso las necesidades de la ciudad y..., además del hospicio propuso otros proyectos como "la conducción de aguas dulces” a Jerez, y los arreglos del "arrecife entre Jerez y el Puerto de Santa María" y del "embarcadero de El Portal". Para financiar estas obras se decidió el “rompimiento de tierras a pastos y labor” y su posterior arrendamiento para conseguir “la extensión de la siembra y por consiguiente el aumento de diezmos”.
Y es aquí donde se cruza la figura de Domingo López de Carvajal y Novoa, un indiano nacido en Galicia que había fraguado una importante fortuna en México y que regresó a España en 1751, estableciéndose como comerciante en el Puerto de Santa María. Entre Julio de 1755 y agosto de 1757, y ante la falta de arrendatarios, el Concejo de Jerez se vio forzado a vender tierras de los comunes para hacer dinero (en total se enajenaron 22.647 aranzadas), entre las cuales se hallaban las tierras de la Mesa de Sotogordo y la Dehesa (que no la Dehesilla) de Algar (que actualmente conforman el t.m. de Algar), que fueron adquiridas por López de Carvajal (5.220 aranzadas por las que pagó 155.400 ducados). Lo primero que hizo su propietario fue intentar obtener de la Corona la “jurisdicción sivil y criminal, señorío, vasallaje…” de este territorio para poder actuar sin la dependencia de la ciudad de Xerez (por lo visto estas historias se repiten en nuestra historia)
Y aquí empezaron los pleitos de la ciudad de Xerez contra López de Carvajal ante la posible pérdida de ingresos (impuestos) en el caso de perder esa parte del término. 
En 1766 López de Carvajal propone al reino la creación de una nueva población en estas tierras suyas, cuya jurisdicción también pretendía. Y en 1773, el Rey Carlos III, conforme al "Fuero de las Nuevas Poblaciones" (*) acuerda expedir la siguiente carta:
Por la cual atendiendo a que la población que intenta establecer Don Domingo López de Carvajal a su costa en sus tierras propias cituadas en el término de la ciudad de Xerez de la Frontera es mui útil y ventajosa del estado, y que las condiciones que ha propuesto para su establecimiento son con arreglo a lo que disponen las Leyes del Reino, al Fuero de Población de Sierra Morena, y las que tienen aprovadas el nuestro Consejo en las enajenaciones de tierras que se refiere, le concedemos la facultad que solicita para el establecimiento de la citada nueba población vajo los pactos y condiciones que propuso”.
Lo que sigue es ya la construcción del nuevo pueblo de Algar (que originalmente Carvajal bautizó como Santa María de Guadalupe del Algar en honor a la patrona de México) con 90 colonos reclutados en Bornos, Ubrique, Benaocaz y Villaluenga; y la separación del término de Jerez. Como consecuencia de esto último la pequeña porción de tierras ubicada al norte de Sotogordo y la Dehesa de Algar, denominada la Dehesilla de Algar (y cuyos propietarios sí eran vecinos de Xerez), quedó desgajada y aislada entre Algar y Arcos. Simulando un particular "condado de Treviño" o "rincón de Ademuz"  fuera del amplio término de Xerez de la Frontera.


(*) El Fuero de las Nuevas Poblaciones fue propiciado por Campomanes, ministro de Hacienda, y encomendado al jurista Pablo de Olavide para poblar las grandes extensiones existentes en el curso del Camino Real de Andalucía: el desierto de Sierra Morena en el reino de Jaén, el desierto de La Parrilla entre Córdoba y Écija, y el desierto de la Monclova entre Écija y Carmona. Como excepción al Camino Real, que acababa en Sevilla, solo se crearon dos poblaciones bajo el amparo de este Fuero: Algar y Prado del Rey.


Hemos estado un par de veces por la Dehesilla de Algar. Nuestro objetivo era subir a su máxima cota y de paso conocer este trozo de término que, aunque pequeño en tamaño, resulta que guarda varios rincones interesantes. Algunos ya conocidos y otros quizás menos.

Por encima de este monte rocoso y cerrado de vegetación se encuentra el vértice de Arrayanosa, a 464 m. Siendo el punto mas alto entre la Sierra de las Cabras y la Sierra de Grazalema puede que nos ofrezca buenas panorámicas desde arriba.

 
 Ya Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico de España (1816) lo nombraba como "monte alto" que producía "buenas maderas".

Como el vértice está en finca privada tendremos que conseguir permiso y por ello en nuestra primera visita nos daremos un paseo por el piedemonte. Nos acercamos al cortijo del Rosario de la Dehesilla (mas bien hacienda), que se ubica en un promontorio rocoso con buenas vistas a toda la dehesa.

Es invierno avanzado y ya empezamos a ver alguna flora interesante. No falta cerca del cortijo una buena población de arbustos de hediondo (Anagyris foetida).

 Este cortijo se cita históricamente como el mas importante del lugar.

Aunque el aspecto es de estar en buen estado lo cierto es que está abandonado y la ruina empieza a hacer mella en sus muros y techumbres.

Unos azulejos sobre la puerta principal nos dicen que el cortijo se dedicó a Nª Sª del Rosario. Una hornacina vacía debió albergar una imagen con dicha advocación.


En la explanada forman hilera unos grandes bancos con respaldo, tallados cada uno en una sola pieza de roca caliza. De lo mas recio en cantería rural que hemos visto.

En cambio algunos ventanucos están guardados con barrotes mixtos de hierro y madera.

 
Nos acercamos a un arroyo cercano en una zona escarpada que nos llama la atención.

 
Un gran escalón en el terreno es salvado por las aguas del arroyo con una alta chorrera.

No esperabamos que esta zona alomada de la Dehesilla pudiera guardar este rincón tan bonito.


El sol y la vegetación no nos dejan hacer una buena toma pero el lugar nos encanta. Luego un vaquero de la zona nos dijo que este lugar se conoce como Chorrera de la Laja.


En el lecho del arroyo podemos ver como el agua ha dejado al descubierto rocas con fósiles. Estamos en terreno calizo y además de una caliza muy rica en fósiles, como este Ammonites.
 
Casi ahogado en un remolino del arroyo salvamos a este escarabajo de tonos castaños. Antonio Verdugo nos comenta que probablemente sea del género Amphimallon o Rhizotrogus.

Curiosa forma de hongo lignícola en formación: Phellinus ferruginosus.

Construcción bastante derruida que nos recuerda a una gañanía, lugar donde se acogía a los jornaleros que trabajaban en las fincas.

Ophrys fusca, una orquídea bastante común.

Flores de Crepis sp.

Nos acercamos a algunos de los tajos de roca que rodean el monte mas alto de la Dehesilla. En alguno de ellos se encuentra una cueva muy importante de nuestra prehistoria. En este tajo se ve una y subimos a ver.

No es la que buscamos pero si es un perfecto refugio (amplia, con suelo llano y necesita una trepada para llegar) y con buenas vistas. La silueta serrana del fondo (tras Pepe Merino) es...

...la Sierra del Aljibe (a la izq.) y la Sierra de las Cabras a la der.

En una repisa del tajo fotografiamos esta pequeña y delicada linaria, endemismo sur-ibérico: Linaria oblongifolia subsp. haenseleri.

Ornithogalum orthophyllum subsp. baeticum que según Flora Ibérica ha pasado a llamarse Ornithogalum baeticum. El nombre común sigue igual: leche de pájaro y por aquí abajo leche de gallina.

Seguimos el paseo y ahora si llegamos a la Cueva de la Dehesilla de Algar. Una cavidad que ha sido bien estudiada por arqueólogos, tiene varios trabajos dedicados y aparece en numerosas referencias.





En un techo de la cueva retratamos esta araña de largas patas. Creíamos que era un opilión pero al pasar la foto a nuestro amigo Iñigo Sánchez (autor del Catálogo de arañas de la provincia de Cádiz) este nos saca de la duda: es Pholcus opilionoides, una araña con aspecto de opilión, de ahí su nombre.

Vestíbulo de la cueva de la Dehesilla.

 
Volvemos unos meses después a la Dehesilla de Algar. Y con permiso para subir al vértice. Entretanto hemos buscado información de este paraje jerezano aislado del resto del término. En la web del IGN están digitalizadas las Actas de deslinde (títulos jurídicos originales donde se describe literalmente la situación de los distintos mojones de cada término municipal), Cuadernos topográficos y Reseñas de coordenadas. Esta documentación es un auténtico tesoro para los que nos encanta la geografía descriptiva y los mapas antiguos, o viejos, da igual.
 
Arriba he captado un plano a mano alzada fechado en 1872 donde aparece el contorno de la Dehesilla de Algar. En el texto manuscrito dentro de la linde se lee: "Dehesilla término de Jerez enclavado entre los de Arcos y Algar. Solo comprende este cortijo". También "Tº de Jerez" y abajo "Arroyo de la Dehesilla". Este arroyo aparece en los mapas actuales como Arroyo del Chorrito. 

Texto del Acta de deslinde: 5º Mojón. Se reconoció como tal un prisma cuadrangular de piedra de un metro y treinta centímetros de altura y cuya base tiene cuarenta centímetros de lado. Está situado en la margen del camino que va de Algar a las Cuatro Villas. Se ve desde este mojón el peñón de S. Cristóbal, la Sierra del Rosado y parte de la de las Cabras. La Sierra del Rosado aparece varias veces en las actas pero no logramos dar con ella ¿?
 
Es un juego de campo muy entretenido buscar estos hitos con las pistas que dan los topógrafos del siglo XIX. No siempre son mojones de piedra: 8º Mojón. Se reconoció como tal un quejigo señalado con una cruz. Mide la circunferencia del expresado quejigo tres metros y quince centímetros. Se ve desde este mojón parte del peñón de S. Cristóbal. se halla a la distancia de ciento trece metros y veinte centímetros del anterior,...". Creemos que el quejigo de referencia es el que aparece en primer término, aunque no pudimos comprobarlo por estar dentro de un vallado cinegético.

Un cartel indica el camino a la Dehesa de Arraijanosa, que ya queda en Arcos y que en el mapa actual aparece como Arrayanosa, igual topónimo que el vértice y máxima altura de la Dehesilla de Algar, al que nos disponemos a subir por su ladera de poniente.

Ha llovido varios días y el monte está bien húmedo, como no ha estado en todo el otoño.

Aunque el cerro de Arrayanosa parece un lomo de caliza con poca vegetación... cuando te metes resulta que hasta cuesta pillar una buena vereda que no se cierre por un denso entramado de lentisco, retama espinosa y acebuche. A poco de tomar altura tenemos buenas vistas al embalse de Guadalcacín.

Como ya dijimos la caliza es fosilífera y la lluvia ha dejado a la vista ejemplares como este Ammonites.

Además de haber llovido días antes, durante la madrugada una niebla densa ha cubierto el monte. Esto hace que nos encontremos la vegetación empapada en rocío. Una situación muy fotogénica pero que por las estrechas veredas nos deja los pantalones chorreando.

Himantoglossum (Barlia) robertianum. La primera orquídea que vemos en flor este año. Además, nunca antes hemos visto esta especie en el t.m. de Jerez.

Unos paisanos que encontramos en la subida (y que cuidan ganado vacuno y caballar) nos indican el mejor sitio para subir y así evitar veredas que se cierran o se pierden. Cuando le decimos que nuestro objetivo es llegar a lo mas alto el comentario no tiene desperdicio: "paqué vais a subir arriba? lo que tenéis que hacer es jincharse de coger espárragos, que está el monte lleno". Seguro que cuando nos vieron tirar monte arriba la frase que siguió fue: "...esta gente de la ciudá no hay quien los entienda, jartarse de subí ¿paqué?". Y es normal que piensen así. En el entorno rural todavía hay personas que ven el monte como fuente aprovechable de productos naturales que ayudan en la economía doméstica.

Viene al caso una deliciosa cita que guardo de un artículo en prensa del escritor y periodista arcense José de las Cuevas (1918-1992):

"En Andalucía existe todavía un capítulo de oficios inefables y volanderos que solo requieren andar a la buena de Dios y tener vista de lince. Esparragueros, tagaznineros, alcaparroneros, orozuceros, pateros de marisma, buscadores de caracoles, pescadores de sábalos, ... Todos ellos gozan de esa felicidad que supone cruzar campo traviesa y conocer de memoria los nombres de los perros, de las mozas mas redondas y de las viñas con el vino de mas sabor a fresa".

En la foto de arriba uno de los muchos espárragos que vimos por la Dehesilla.

 
Parece que la espesa niebla sigue pegada al suelo por el valle del Guadalete, mas allá de la Sierra de Aznar (inconfundible por la mella de su gran cantera).

Angarilla poco fiable para sortear un vallado; preferimos seguir hasta encontrar una puerta.

Cortijo Nª Sª del Rosario de la Dehesilla y el Guadalcacín. Detrás de la lámina de agua la Sierra de Dos Hermanas.


Restos de pared de una choza que tenía una corraleta adosada y un horno ya completamente hundido.

Bello ramillete de Ranunculus bullatus. Su nombre ranunculus es ranita en latín, y se denominó así por vivir frecuentemente en terrenos húmedos.


Lirio azul (Juno planifolia) con gruesas gotas de agua por la blandura de la mañana.

Nos asomamos al sur, por un escarpe de rocas, y ya podemos ver la villa de Algar y todo el cordal de la Sierra de las Cabras

Hacia el SSE vemos todo el macizo de la Sierra del Aljibe. De sus tres principales cumbres el Montero y la Pilita de la Reina quedan ocultas por una blanca nube que llega por levante; mientras el Picacho (a la derecha) si se nos muestra con su pico triangular.
 
Una panorámica enseña mejor las vistas que disfrutamos. De izq. a der.: Sierra del Aljibe, Puerto de las Palomas, Sierra de las Cabras, cluse de Bocalafoz, Sierra de la Sal, Sierra de Dos Hermanas (delante parte del embalse de Guadalcacín). En el centro de la imagen la villa de Algar y todo su t.m. alrededor.

Un repecho mas por estas casqueras y estaremos en la amplia y llana zona de cumbre.

Sobre un denso y achaparrado lentiscar, que nos hace ir dando revueltas, destaca el vértice geodésico Arrayanosa (nº104960, altitud: 464,023 m.).

Hacia el interior de la provincia nos encanta la vista sobre la Sierra de Grazalema. Las nubes nos hacen aparecer y desaparecer sus picos, collados y cordales.

Un poco al norte el blanco pueblo de Prado del Rey (fundado en las mismas condiciones que Algar).

Tras la Loma de Pajares, salpicada de encinas, acertamos a ver los pueblos de Villamartín (mas cerca) y Montellano (ya en la provincia de Sevilla).

Algar.

A varios metros del vértice una roca, relativamente plana, tiene picado a cincel un cuadrado con un agujero en el centro. Se nos ocurre que podría servir para instalar algún instrumento topográfico y hacer mediciones. Si alguien tiene idea...

Cuando bajamos vemos el único árbol diferente al resto de los que cubren el cerro, se trata de una sabina (Juniperus phoenicea). Debió ser abundante, pero su apreciada madera y su resina hacía que se cortara-talara en exceso, enrareciéndose en nuestros montes y sierras.  

Un alfanje, con su característica tierra quemada, (y varios mas que vimos) nos dice que el carboneo aquí también fue una faena habitual.

Sobre el topónimo Arrayanosa se nos ocurren varios orígenes. Puede venir de arrayán (o mirto), osea, un lugar poblado por arrayanes, una planta muy común en nuestra zona y de la que vimos algunos ejemplares (pero no en abundancia). En el diccionario de la lengua se recoge la palabra arrayano con la siguiente acepción: que vive en la zona fronteriza o es oriunda. Es obvio que vivimos en una comarca que fue frontera durante siglos (reino de Castilla y reino de Granada). Y para mas ende este rincón geográfico ha sido durante siglos frontera histórica de municipios: Jerez y Arcos desde la Edad Media; Jerez, Arcos y Algar en el XVIII; y Jerez, Arcos, Algar y San José del Valle desde el siglo XX. Así pues, el citado topónimo, que se repite tanto para el cerro mas alto, como para la dehesa arcense y para dos cortijos podría venir de arrayano = fronterizo.