"Delectando pariterque monendo" Horacio

6 mar 2017

Sierra de Aznar ...una historia de abandono y dinamita.


 “A este castillo de Aznar llamaron en tiempo
de los moros Castillo de la Sierra de Elbora, y
a las vegas que le cercan, campiña de buenos
pastos y labor, las Vegas de Elbora. Hoy esta
sierra se llama de Aznar, y se le da de Pedro
Fdez. de Aznar, de los primeros pobladores y
del repartimiento de tierras y huertas en este sitio".


Pedro Gamaza, Descripción de la Muy Noble y Leal Ciudad de Arcos de la Frontera (1751)


Sierra de Aznar se encuentra a medio camino entre Arcos y Algar. Se eleva, rodeada de tierras de labor, hasta los 413 m. de su vértice geodésico. Abarca a dos montuosos cerros, de los varios que salpican estas tierras donde la campiña empieza a elevarse hasta los cercanos Parques Naturales de Los Alcornocales y Grazalema. Pero la Sierra de Aznar guarda una de las más espectaculares construcciones de la Bética romana. Para algunos expertos podría ser parte de una vasta ciudad cuyo nombre aún se desconoce (quizás la Calduba de algunos textos); para otros una gran construcción de ingeniería hidráulica dedicada a captar agua para algún uso industrial o para distribuirla a villas y ciudades de su entorno. Sólo una completa campaña de excavaciones sacará a la luz la historia que guarda la ladera oriental de esta sierra.
 Ya visitamos las ruinas de Sierra de Aznar antes de que el proyecto "Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos" adecuara unas instalaciones de vallado y señalización del yacimiento. Hoy hay que sumar a las ruinas romanas un abandonado centro de recepción y un sendero que se deshace por falta de mantenimiento. Además, una explotación minera a cielo abierto corroe la sierra por su vertiente norte, afeando el paisaje y agrietando (a base de dinamita) su/nuestra historia.
(Recupero fotos de mi anterior blog y sumo algunas más recientes sobre esta aislada sierra de la campiña arcense).

 Un cartel metálico picado por el óxido señala la entrada a la "Ciudad romana de Sierra Aznar". Detrás el Cerro del Moro, en cuya ladera está el yacimiento.

En esta comparativa, que va de 1956 (con la sierra aún intacta) hasta una ortofoto de 2012, puede verse como la cantera de Aznar, abierta a base de explosivos y grandes máquinas, ya ocupa una gran parte de esta sierra.

 A pie de cerro hay una fuente que habitualmente está seca, sobretodo en verano, aunque nosotros la hemos visto rebosar tras un buen periodo de lluvias. Junto al abrevadero se pueden ver grandes pilares de época romana. Ya la catalogamos en 2013: http://www.conocetusfuentes.com/ficha_detalle.php?id_fuente=7500

 Entre las piedras que han rodado por la ladera encontramos este hermoso fósil de belemnites. Una estructura con forma de bala que se corresponde con la concha de este antepasado de los calamares.

 Nos adentramos en el yacimiento por sendero habilitado hasta que... ¿Se acabó aquí el dinero?

 Tras pasar por varios lienzos de muros semienterrados llegamos a la primera gran construcción hidráulica del Castellum Aquae de Sierra Aznar. Es la cisterna terminal (el depósito más bajo de la sierra) desde donde se distribuía el agua captada más arriba.
 
 En otra visita a este paraje encontramos una vaca dentro de la cisterna. A base de "empujarla" conseguimos que "escalara" sobre el muro y saliera del recinto.
 
 Seguimos subiendo y encontramos los depósitos de decantación
(Piscinae limariae), donde el agua pasaba lentamente de una balsa a otra mientras los restos de tierra iban quedando en el fondo. Son doce piletas conectadas que hacían de filtro para las aguas.
 
 Entre un depósito y otro se han abierto huecos que los comunican.
Posiblemente en los últimos siglos se utilizó el lugar para guardar
animales.
 
 Estructura y muros de la Piscinae limariae.

 Desde los restos del muro sur del yacimiento ganamos buenas vistas sobre el embalse de Guadalcacín. El segundo mas grande de Andalucía.

  Seguimos ganando altura.


A pocos metros aparece una enorme alberca en la zona más alta del
yacimiento. Aprovecha un escalón natural en la ladera. Los arqueólogos lo denominan "Caput Aquae".


El Caput Aquae es una balsa de almacenamiento de grandes
dimensiones, de planta casi cuadrada (20 x 19m.) y una profundidad de 5 m. aunque actualmente está colmatado por tierra hasta la mitad. Se conoce localmente como "baño de la reina".


Casi 20 siglos después todavía se conserva (y resiste) en las paredes de esta alberca gigantesca el "opus signinum" que evitaba que el agua se filtrara por las paredes.


El opus signinum era un material de construcción utilizado en época romana. Consistía en estucar con un mortero formado con tejas (partidas en trozos pequeños), cal y arena. El acabado era impermeable y por tanto ideal para estas construcciones hidráulicas.

 El bosque en la umbría es de acebuches y algarrobos.

Paramos en el ascenso para fotografiar esta Agalenatea redii. Es de las especies de arañas que tejen grandes telas para cazar. Esta dispone ya de bastantes insectos en la telaraña, tiene la despensa llena.

Mas restos de muralla resistiendo el paso del tiempo.

 En el punto más alto del Cerro del Moro una enorme construcción derruida es conocida por los lugareños como "el cucurucho", por su forma de embudo. La gran cantidad de piedra suelta, su forma circular y el hallazgo de materiales del Bronce Final relacionan el lugar con una estructura defensiva de época pre-romana.

 Desde esta cumbre secundaria de Sierra Aznar tenemos la mejor vista sobre el embalse de Guadalcacín. Debajo la barriada rural La Perdiz y al fondo la Sierra del Valle (San José del Valle).

 Más cerca queda el corte natural que separa la Sierra de las Cabras y Sierra de la Sal: la garganta de Bocalafoz.

  En prados húmedos y frescos abunda la Anemone palmata (hierba centella). Una mosca cernidora (Episyrphus balteatus) se alimenta de su néctar mientras con su forma y colores se hace pasar por una avispa para despistar a sus predadores.

 También encontramos esta preciosa orquídea de flores rosadas: Orchis italica.

 Nos acercamos para ver con detalle una flor de la Orchis italica, ya que nos gusta su curiosa forma. Imaginamos a un diablillo con casco y cuernos, ...y con un ataque de priapismo.
   
 En zonas más abiertas de vegetación encontramos a la siempre
vistosa flor de Ornithogalum ortophyllum subsp. baeticum (leche de gallina).

 Dejamos atrás el Cerro del Moro, que hemos recorrido de abajo a arriba, y nos subimos al Cerro Aznar.

El panorama cambia drásticamente. Estamos en la cantera de la sierra. Dañina para nuestra vista, esta es la gran cicatriz que la dinamita está dejando en Sierra Aznar.

 Nos acercamos al vértice con mucha precaución. Una magnífica vista de la Sierra de Grazalema hace de telón de fondo.

 En la reseña del I.G.N. sobre este vértice de Aznar aparece esta foto de los años 80 (derecha) que hemos rescatado para comparar. Esta cumbre está dentro del límite de la cantera, por lo que hay que asegurarse que no halla actividad.

 Hacia el sureste podemos ver las cumbres más altas de Los Alcornocales: la Sierra del Aljibe.
 
 Una mantis Empusa pennata, que entre tanto verde intenta mimetizarse sobre un palo seco.

Un bando de ruidosas grajillas nos sobrevuela. Los cortados de la cantera sirven de dormidero a estas aves. 

 
 En la ladera sur de Sierra Aznar los arqueólogos han encontrado restos de una canalización con un tramo superior a medio kilómetro que podría llevar más agua a las cisternas. 

 Aunque en esta ladera la pendiente y el continuo paso de ganado provoca una fuerte erosión todavía es posible ver algunos tramos de este "mini-acueducto". Los expertos lo denominan "ductus aquarum".

  Escalón natural de roca por donde podría discurrir el conducto de agua.
 
En esta ladera de suelo calizo encontramos Linaria oblongifolia subsp. haenseleri. Especie endémica de la mitad sur peninsular.

 
Y entre tantas pisadas de cabras se salvó esta orquídea Anacamptis collina.

 
Y hablando de cabras, por allí estaba tumbada esta hembra "colorá". Parecía enferma, le dimos agua y se levantó torpemente. Le hicimos una foto al crotal (con el nº 55.555) y a la vuelta se la enseñamos al cabrero. Nos dijo que era "Supercinco", una cabra muy viejecita que habían dejado acabar sus días en el monte en vez de mandarla al matadero.
 
 A mitad de ladera encontramos otro gran receptáculo de agua de forma rectangular con un hueco circular en un lateral (en la foto). Parece un horno de cal construido a posteriori. Para más info sobre el yacimiento arqueológico de Sierra Aznar en el siguiente enlace:
 
 Seguimos cruzando la Sierra hasta su extremos oriental, queremos llegar a una conocida fuente de este paraje. Escogemos un sendero que cruza por un sabinar con ejemplares de buen porte.

 
Y algunos brotes (véase espárragos) muy buscados por la zona.

 
Helianthemum salicifolium, una pequeña cistácea muy común.

 Cetonia carthamiun, bonito escarabajo florícola.

 Otra calera aprovechando el desnivel y la abundancia de roca caliza.

Cuando Sierra Aznar se acaba (hacia el oeste) tenemos otra fenomenal vista a la Sierra de Grazalema sobre estas lomas de la campiña arcense.

Casi al pie de la sierra debemos encontrarnos con la fuente que buscamos. Pero antes nos llama la atención ese árbol de tupida copa. Es un algarrobo pero no es normal.

Es un algarrobo (Ceratonia siliqua) de campeonato. El que está junto al tronco es mi hijo Jaime (que mide 1,85). Calculamos un perímetro de tronco de unos 8 metros. Un gigante que debería estar catalogado.
 
Cerca está la Fuente del Sol. Posiblemente el punto de agua más importante de Sierra Aznar. Está registrada en el Catálogo Andaluz de Fuentes.

Fuente del Sol. Sierra de Aznar. Arcos de la Frontera.


Regresamos al punto de acceso. Abajo la Barriada de la Perdiz y el embalse de Guadalcacín.


Reproducimos aquí lo que acertadamente expresan E. Mata, F. Zuleta, L. Lagóstena y L. Cobos sobre el yacimiento de Sierra Aznar y su entorno: 
 "Su relación incuestionable con el aprovechamiento del agua, su riqueza patrimonial y paisajística, y su relación con el territorio de transición entre la campiña y la sierra, al igual que su fácil acceso, infraestructuras ya realizadas y la voluntad de colaboración de la propiedad, hacen del yacimiento de Sierra Aznar un evidente y potencial recurso cultural. Múltiples agentes -Universidad, Ayuntamiento, Consejería de Cultura, Consejería de Medio Ambiente, Asociaciones culturales, Entidades privadas- coinciden en sus intereses y objetivos en la investigación, conservación, protección y difusión del patrimonio. No perdamos la oportunidad que nos brinda un bien cultural y las posibilidades que nos ofrece su entorno, ambas excepcionales".