"Delectando pariterque monendo" Horacio

22 sept 2016

La Cañada y sus historias


"Después de unas horas por ferrocarril se llega a Ronda, un lugar bien suministrado de hoteles y fondas, y el mejor punto de partida. Se pueden alquilar mulas para el transporte de equipaje, y andar los quince kilómetros de un encantador y variado camino hasta el pueblo de Grazalema, que se encuentra en la base del pico San Cristóbal".

Hubert Lynes, militar y ornitólogo galés (1874-1942)

Mi amigo José Angel me llamó unos días antes para hacerme una propuesta. Resulta que unos vecinos de la Ribera de Gaidóvar (Grazalema) quieren recuperar un tramo de la Cañada que llevaba a Ronda y que baja junto al Guadalete, y nos piden colaborar para señalizarlo y geolocalizarlo. Acompañados por algunos grazalemeños que nacieron y se criaron por esa zona nos fuimos para allá una fresca, por suerte, mañana de septiembre. Mientras andábamos por el monte nos iban contando anécdotas de aquel llano, aquella piedra, aquesta choza, este arroyo, ese árbol... Una delicia de mañana y de historias que me gustaría compartir aquí, antes que se me olviden.
 
 El Peñón Grande de Grazalema nos vigila desde allí arriba en esta mañana en la que ya apetece manga larga.

 Vamos a caminar por terreno de roca arenisca por lo que iremos a la sombra de alcornoques, quejigos y acebuches.

Aunque una cañada tiene un ancho legal entre 37,5 y 75 metros, en algunos tramos casi se ha perdido el paso y apenas podemos andar por estrechos senderos que mantienen los animales.

Aunque también encontramos tramos empedrados que podrían servir para carruajes. Estas piedras enlosaban el camino en zonas que en invierno se encharcan o embarran. De esta forma los animales evitaban el resbalón y la caída de cargas. Por aquí se bajaba principalmente cereal y aceituna hasta los molinos de Gaidóvar y río abajo, por donde el Guadalete lleva agua todo el año. 

Un recio muro todavía aguanta la tierra a un lado de la cañada. Estos prados abiertos se arrendaban a pegujaleros para que los mantuvieran sembrados y hasta que recogiesen el producto (normalmente habas, grano y legumbres). Luego el propietario de la tierra se quedaba con 3/4 partes y el resto para el que cuidó el pegujal. Si era trigo se entregaba en la panadería del pueblo y así, durante un tiempo, la familia podía ir a recoger su pieza de pan pagando solo el horneado.

 Una buena pieza perdida que podría servir para fabricar una gaita gastoreña. 

 Por allí arriba esta Monte Prieto. Lugar de "percha de lobos". Esta temporada volveremos a subir allí con el amigo Juan para buscar una tercera trampa.

 Cuando nos separamos del Guadalete llegamos a ver las casas de Grazalema al pie del Endrinal.

La cañada va entre terrenos públicos y privados. Aunque no está señalizada convenientemente los propietarios saben que de siempre va por allí, por eso, cuando nos topamos con un vallado la "jangarilla" o verja se mantiene sin candado o cerradura.

Encontramos bastante hinojo de flores rojas (hinojo bravío por aquí abajo). Nueva especie, Foeniculum sanguineum, descrita en 2015 por el tristemente desaparecido botánico Enrique Triano y otros. 

 En uno de los arroyos mas importantes que cruzamos buscamos un vado para animales y unas "pasaeras" para los que van a pie. Puede que después de tanto tiempo las hayan rodado el agua.

Ejemplo de "pasaeras" o pasaderas en el río Campobuche (según el DRAE en su 7ª acepción: Pasadera: cada una de las piedras que sirven para atravesar, a pie enjuto, un río, charco, arroyo, etc.).

Los árboles, sobretodo los quejigos, presentan un aspecto otoñal con muchas hojas secas. Nuestros "guías" lo achacan al golpe de calor que han sufrido este verano: "en cuanto llueva cambia la cosa".

"Por aquí; o... mejor por ahí". Cuando hay dudas ponemos una señal para aclararlo más adelante.

Llegamos a un llano abierto que conocen como llano de las sandías. Este lugar era bueno para sembrarlas y a una familia que vivia allí no les faltaba. 

Cruzamos el llano para acercarnos a unas ruinas. Resulta que este lugar es uno de los que solemos otear desde arriba en época de berrea de ciervos.

 Lo que queda de la "choza de Margarita". Entre estas piedras crió aquella buena mujer varios hijos mientras su marido, Domingo, trabajaba de cabrero y de lo que diera el monte. Nos cuentan que  este matrimonio vino hasta aquí desde Cuevas del Becerro (Málaga). Él era buen cantaor de flamenco y solía ambientar en las fiestas y encuentros con otras familias del monte y del pueblo.

En una zona amplia con varios posibles caminos nos ayudamos por estos hitos o mojones de piedra. Señal inequívoca de la linde de la cañada.

Encontrar un hito o mojón de estos, perdidos en el monte, puede ser un tesoro para un geógrafo. Puede llevar ahí mas de un siglo y sirve para aclarar disputas que suelen estar mal definidas en las actas (algunas centenarias) que se guardan en el Instituto Geográfico Nacional.     

 Nuestro amigo Manolo J. Reguera nos contó que estas piedras, que se escogían con una forma regular o incluso de prisma, se clavaban en el suelo y para evitar pillería o trampa (osea que alguien la moviera unos metros mas allá y ganar terreno), en el hoyo cavado al efecto se quemaban antes unas ramas secas hasta dejarlas en ascuas. Entonces se clavaba y aporcaba la piedra para que si alguien la arrancara o moviera apareciera el negro carbonizado en el terreno delatando la trampa. De hecho, en el actual Reglamento de Demarcación Territorial se recoge que en el amojonamiento: "Debajo de las piedras se colocará una capa de carbón, cal o ceniza que sirva de testigo en el caso de desaparecer el mojón".

Y buscando mas piedras, hitos o mojones encontramos esta letrina de alguna garduña o gineta.

 La única nube que vimos en toda la jornada, dando sombra a la Sierra de Líjar (Algodonales).

Nos enseñan estos acebuches con la señal del injerto con olivo. Aunque estuvieran en la cañada los pastores y gente del monte lo hacían para aprovechar la aceituna o algo de aceite.

El pico San Cristóbal (1.554 m.), el más visible desde esta parte del término, por eso se creyó durante muchos años que era el punto mas alto de la Sierra de Grazalema.

Otro mojón. Los lugareños los llaman "tiche". Una curiosa palabra de la que no hemos encontrado ninguna pista de su origen. Seguiremos indagando. 

 Frutos de la esparraguera.

 En ocasiones se utilizan piedras naturales con formas singulares para delimitar una linde. En esta gran roca con forma de pirámide encontramos una cruz grabada para señalizarla y darle valor.
 
Seguimos valle abajo y pasamos cerca del Cortijo de la Peña del Aguila.

Y a un lado de la cañada la peña que da nombre al cortijo: la Peña del Aguila.

En una parada para descansar y seguir charlando nos endulzamos la boca con unos cuantos azufaifos, ricos en vitamina C y potasio.

Llegamos a un amplio llano salpicado por varias eras de distintos tamaños. De hecho este paraje se conoce como Las Erillas. Es un descansadero de la cañada donde se enlosaron varias eras que se utilizaban para la trilla por las distintas familias que poblaban este alto valle del Guadalete.

Un cortijo, con su parte de vieja construcción bien cuidada y que antes fue un ventorrillo a un lado de la Cañada. 

Detalle del tejado. En Grazalema las tejas se dejan caer, sueltas, una sobre la siguiente, sin ninguna mezcla o cemento.

Patio de cortijillo.

Una chumbera bien atacada por la cochinilla. Nos cuentan que tenían fama de dulces los higos de Las Erillas.

 En una cabreriza se asoman a nuestro paso estos chivos rubios de raza malagueña o costeña. Cabra con fama de muy lechera pero con menos rebaños en la Sierra que la raza payoya o montejaqueña.

Nos acercamos a la "junta de los ríos", donde el Guadalete se une con el Gaidóvar ganando un caudal mas considerable.

 Destaca sobre la vegetación de ribera el "tajo de la borrega". Un espolón de caliza cortado por el río.

 Un llamativo Ephippiger sp. (chicharra de ala corta o grillo de matorral), puede que de los últimos de la temporada sobre flores de cebolla albarrana (Drimia maritima), que nos avisan que ya está aquí el otoño.

Y acabamos nuestra ruta de exploración de viejos caminos junto al Puente de la Terrona. Justo antes paramos en este llano junto al río donde abundan las retamas. Se conoce como el Llano de Lerena y tiene una historia curiosa. Al ser uno de los mayores y mejores llanos del valle fue el mejor lugar de juegos de niños y jóvenes desde siempre. En el anterior régimen se uso como lugar de prácticas para que los campesinos que quisieran se sacaran, gratuitamente, el carné para conducir tractores. Allí trajeron varias de aquellas máquinas y todo el que quería hacía las prácticas y los exámenes. Casi todos aprobaban. Los más jóvenes, aprovechando que hasta allí llegaban los examinadores, compraron entre todos una moto (juntaron unas 4.000 pesetas) y pidieron poder sacarse también el carné para las dos ruedas. Los técnicos pusieron pegas pues pertenecían al ministerio de agricultura, pero ante la insistencia de los lugareños consiguieron el permiso y allí que colocaron unas piedras para hacer el "circuito" y algunos grazalemeños consiguieron ese otro carné que permitía mas movilidad. Aprovechando que estaban allí los tractores enrasaron bien el llano y señalaron un campo de fútbol, con porterías y todo, y con hierba natural buena parte del año. Todo un lujo. Así los de la Ribera se ahorraban subir hasta el otro campo, el del llano del Fresnillo, que se quedo para los del pueblo, y que hoy ha quedado cubierto por las aguas del embalse del mismo nombre. Quien esto escribe jugó allí algún partido con el equipo de los "forasteros", que así llamaban a los de fuera que pasaban temporadas y vacaciones en Grazalema.
  
Grazalemeños jugando en el Llano del Fresnillo, actualmente oculto bajo las aguas del embalse del Fresnillo. En rojo, lugar aproximado que en la actualidad ocupa el muro de presa. Foto publicada en un grupo local de Facebook.


Y para finalizar, gracias a Paco, Juan, Gabriel y José Ángel por tan buena jornada.



6 comentarios:

  1. Yo también jugue en el Fresnillo con los forasteros y podiamos ganar, pero no nos convenia ganar por goleada, pues los grazalemaños no se lo tamaban bien jejejeje

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  2. Muy buen reportaje José Manuel, es importante recoger los conocimientos de la gente del lugar de esta antigua cañada a Ronda. Todo un documento etnográfico.

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  3. Me consta que el Area de VV Pecurias de la AMA tenia en 2007 abierto un Exp de Deslinde de esa cañada con mucha info

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