"Delectando pariterque monendo" Horacio

24 jun 2020

El pseudokarst de Medina

Según los geólogos un karst (por la región eslovena de Carso, o Karst en alemán) es una formación, relieve o paisaje, que se produce por la erosión de la roca caliza causada por su disolución al contacto con las aguas de escorrentía. En nuestras sierras calizas del P.N. Sierra de Grazalema hay magníficos ejemplos de paisajes karsticos: el torcal de Cancha Bermeja, los lapiaces del Endrinal, las dolinas y poljes de Líbar, el cañón de la Garganta Verde o la cueva de La Pileta. Pero resulta que cuando estas formaciones erosivas se dan en la roca arenisca (presente en la otra mitad de nuestra provincia) los geólogos utilizan el nombre de "pseudokarst". La erosión de la roca arenisca es muy visible en la formación de huecos redondeados -o alveolos- dando lugar incluso a covachas y abrigos, algunos tan grandes que los nombramos como cuevas. Pero también se dan"pseudokarst" más raros y singulares, como por ejemplo el conocido sitio geológico de Los Banquetillos, en Naveros, Vejer. En Medina Sidonia hemos dado con otro "pseudokarst" semejante al de Naveros pero de mayores dimensiones.

Conocemos este paraje geológico de hace tiempo. Incluso lo publicamos en nuestro anterior blog. Como estuvimos campeando por la campiña de Medina, en busca de algunas especies botánicas, decidimos volver a visitarlo. Una de las plantas que queríamos ver es esta umbelífera cuya flor se sube a más de dos metros dejando las hojas a ras de suelo: Magydaris panacifolia.

La campíña, a primeros de junio, todavía está verde. Además es la época que llamamos -personalmente- de las flores amarillas (finales de primavera).

Como esta Pistorinia brevifolia.

Esta plantita es una de las que queríamos ver. Nos la indicó un buen amigo. No la conocíamos en flor: Cullen americanum.

Cullen americanum. Al parecer el nombre de "americanum" le viene por un error del botánico que la describió. Ya que se hizo con ejemplares recolectados durante la 2ª expedición del capitán James Cook. La planta fue colectada en Madeira, pero por error se pensó que llegó desde America (donde además existe una planta muy similar en Chile). Ya aclarado el tema se quedó con ese nombre, aunque la planta sea de origen mediterráneo y esté pesente en la isla macaronésica.

Delphinium gracile tricolor.

Una abeja se tira de cabeza en la flor de un cardo.

Berberomeloe payoyo. Un coleóptero (popularmente "curita" o "aceitera") de largo y arrastrado abdomen que se redescribió este mismo año. Al ser una especie casi exclusiva de la provincia de Cádiz se le dedicó el nombre a la famosa raza caprina que da tan buen queso.

Castillo de Torrestrella, durante siglos dominando la campiña asidonense.

Un alcornoque que nunca se ha descorchado. Está en una cañada claro. Supongo qu el cartel no debería estar ahí, más bien detrás de la valla.

Una planta aromática (y muy gastronómica) que huele de lejos: poleo (Mentha pulegium).

Hormigas (Tapinoma cf. nigerrimum) merodeando por un cardo en flor.

Pluma de perdiz (aunque no lo parezca).

Y por fin avistamos este aislado paraje. Lo hemos llamado El "Pseudokarst de Medina".

La erosión del lugar hace que toda la zona baja sea un arenal. Con especies que hemos visto en la costa y dunas como este "escarabajo de playa": Erodius goryi.

Un bonito Lotus a plena floración.

Esta avispa de arena (Bembix rostrata) no paraba de escarbar o excavar, según se quiera entender.

Sobre la arena yace una gran almendra de roca arenisca. Debe haber rodado desde arriba, y hay dos más semienterradas.

Ya pisamos sobre una gran laja de piedra en la que sobresalen, a distintos niveles, enormes piedras de forma elipsoidal.

Algunas yacen enteras tras haber quedado "libradas" por la erosión.


Las menos tienen formas diferentes.

  Los geólogos llaman a estas formas nódulos o concreciones. Cuesta imaginar -para profanos en la materia como nosotros- cómo se formaron estas rocas. La cuestión es que estas masas pétreas tiene una cementación más fuerte y dura que el resto de la roca que la circunda. Por tanto, cuando la laja se ha ido erosionando, durante millones de años, estas concreciones más duras han ido quedando al descubierto.
 
Otro "paisaje lunar", como se suele llamar familiarmente a estas formaciones.
 


 Si no es porque saltó ante nuestros pies sería difícil ver a este maestro del camuflaje. El saltamontes Acrotylus patruelis. Una especie muy extendida que se encuentra en África, sur de Asia y sur de Europa. Curiosamente la cita más al norte es de un ejemplar visto en Alemania, en una estación de ferrocarril cercana a Nuremberg; probablemente llegó allí montado en un tren desde el sur.


Trifolium arvense.

El Pseudokarst de Medina está en finca privada (coto de caza menor), por lo que se necesita permiso para acceder y cuidado en determinadas épocas del año. Y en época de calor con las abundantes garrapatas.

Ajuga iva variedad pseudo-iva, con flores blancas (también se da con flores amarillas).

Paronychia echinulata.

Pimelia maura carroñeando un Thorectes lusitanicus.

Hormiga león (que no es hormiga).

Messor barbarus transportanto comida fresca. Esta si es una auténtica hormiga.

Y otro insecto con apariencia de hormiga es esta "hormiga de terciopelo". Es una avispa sin alas que tiene una picadura muy dolorosa. Aunque siempre intentará huir de nuestra presencia. No ataca, solo se defiende, y es un insecto muy bonito. Esta especie es endémica. Su nombre Dasylabris egregia.

Y para acabar un par de imágenes de los monumentos más visibles de Medina Sidonia.  De nuevo el Castillo de Torrestrella y abajo la iglesia de Santa María La Coronada.










































9 jun 2020

Un breve pero intenso paseo...


Como mayo a marceado pues resulta que hemos tenido unos primeros días de junio que han hecho brillar la campiña jerezana. Un agradable paseo dominical -con la excusa de catalogar dos pozos manantes del "donadío de Hinojosa", en el piedemonte de Gibalbín- nos ha sorprendido con bellas especies botánicas en flor -con alguna rareza incluída-, con bichejos pululando por doquier y siempre con unas magníficas vistas hacia la cercana Sierra de Gibalbín y hacia las montañas más altas de la provincia.

Hazia la parte del norte de Xerez se ve otra torre llamada de la Hinojosa, y oy es conocida con el nombre de torre de Pedro Diaz, cuyo donadío, era y es perteneciente á la familia de los cavalleros Hinojosas de esta ciudad, ricos homes de Castilla. Queda la dicha torre queda bajo la Sierra de Gibelvir, que suena monte grande en arábigo, y en su cumbre ay un famoso y grande castillo, cuya elevada fortaleza pudo ser en tiempo de estos arabes, el mas seguro asilo, que como estos bárbaros temían ser expulsos de estos territorios hispanos, fabricaron, en las más entrincadas asperezas, castillos y torres para su refugio y poder resistir más tiempo los assaltos de los cristianos y á la verdad es tan áspera la subida que son pocos los que allí suben en el tiempo presente, con estar tan cercada la sierra de cortijos y otras haciendas, bien abitadas de trabajadores.
Historia del estado presente y antiguo de la mui noble y mui leal ciudad de Xerez de la Frontera, por Bartholomé Gutiérrez, obra póstuma, año 1886.
 

Nuestro paseo va a tener siempre presente la mayor elevación de la campiña, la Sierra de Gibalbín (otrora Sierra de Gibelvir), que tuvo -según el historiador arriba citado- hasta 141 fuentes.

Una bonita Nigella con gorgojo incluído.

Cuando nos topamos con una zona en barbecho las ganas de ver plantas y bichejos nos hacen parar y dar una vuelta. Al fondo de este vergel natural la Sierra del Aljibe (izq.) y la Sierra del Valle (der.).
 
Mariposa blanca (Pieris rapae), de las más comunes y más difíciles de pillar quietas.

Concentración de chinches Oxycarenus lavaterae. Hay ninfas y adultos mezclados.

Dos escarabajos (Oenas fusicornis) copulando, son de la familia Meloidae y se distribuyen por la Península Ibérica y norte de África.

No pueden faltar las amapolas comunes (Papaver rhoeas).

La centaurea más común en estos herbazales: Centaurea diluta.

Nos acercamos mucho para ver las numerosas flores -todavía sin abrir- de Daucus carota. La flor central es estéril y de un bonito color púrpura, que con el paso de los días se volverá negro, pareciendo un insecto que se queda ahí posado.

Preciosa esta Linaria latifolia, exclusiva del SW de España y NW de África.

Este año, con el confinamiento, los caracoles comunes de la especie comestible Theba pisana se supone que se han recolectado mucho menos. Estos bonitos ejemplares estaban escondidos tras la flor de un cardo seco.

Campo de eneldos con el fondo de la Sierra del Aljibe. Desde la cumbre más alta hacia la izq. es término municipal de Jerez y principalmente Montes de Propios.

Uno -si no el que más- de los cardos más "inexpugnables": Onopordum nervosum. Hasta sus tallos están recubiertos de espinas.

Mirando hacia el noreste disfrutamos de una nubosa vista de la Sierra de Grazalema. Delante una población en flor de acantos.

Detalle de flores de acanto (Acanthis mollis), una planta utilizada en jardinería ya desde época romana.

Otra planta también de flores en tallos erguidos muy llamativos: Nepeta tuberosa.

Nepeta tuberosa con más detalle.

Y aún más.

Plantación de garbanzos (Cicer arietinum). Cada vaina guarda entre 1 y 3 granos. Ya está casi a punto de recolección. 

Flores de borraja (Borago officinalis).

Silene muscipula, una planta de ramas y hojas pegajosas en las que se quedan atrapados los insectos que osan posarse en ella. Sobre todo pequeñas moscas (de ahí su nombre). No es una planta carnívora que se alimente de los insectos, puede que ese "pegamento" que cubre la planta sea un repelente de mal sabor para los herbívoros, que de hecho no se la comen.

Delphinium gracile. Su nombre proviene de la forma de su hoja, que parece un delfín; aunque su nombre común -espuela de caballero- viene de la forma peculiar de su flor.

Y esta fue la sorpresa del día. Nunca había visto esta planta pero sabía seguro que no era normal verla aquí. Una foto por el móvil a mi amigo Iñígo Sánchez (el botánico que mejor conoce nuestra flora) me sacó pronto de la duda. Se trata de la especie Moluccella laevis, una planta alóctona, o sea, una planta exótica introducida, ya sea de forma accidental o intencionada (en este caso lo primero).

Esta rara y bonita Moluccella laevis ya está presente en la provincia de Sevilla y era raro que no apareciera por aquí. De hecho Iñigo ya vio hace unos años alguna planta en las cercanías de Espera. Pero luego no volvió a aparecer (es una planta anual). Es originaria de Asia y sus semillas suelen llegar junto con las semillas de plantas cultivables como el girasol.

Aquí vemos un buen número de ejemplares. Esta planta se describió por un ejemplar aparecido en las islas Molucas, de ahí su nombre.

Y este es uno de los pozos manantes que estabamos buscando. Se encuentra en el piedemonte de Gibalbín, alimentándose del acuífero de esa Sierra. Sin duda es una de esas 141 fuentes de este espacio natural que relataba el pobre y cojo, pero talentoso poeta e historiador autodidacta, Bartholomé Gutierrez (Jerez de la Frontera 1701-1758).

Catalogado como Pozo-manante del Palomar de Sigüenza. Detrás la mancha verde se Sierra de Gibalbín.

Por cierto, la higuera que le da sombra y bebe de sus aguas da unos magníficos higos brevales.

El pozo se encuentra en un sitio privilegiado de la campiña. Resguardado por Gibalbín de los vientos frios del norte y con magníficas vistas al alfoz jerezano.

Este sitio ya fue elegido por los romanos para plantar una de las numerosas villæ (hacienda, propiedad agraria) que se ubicaron en esta campiña. No es difícil encontrar en superficie algún elemento arquitectónico que bien podría ser de esa época, como estos fragmentos de columnas.


O estos pilares.


Y qué decir de esta amplia suela de ladrillo de barro donde hasta hace poco debió haber alguna edificación agrícola.

Muy cerca este fragmento de piedra de molino de roca caliza (hay canteras en las laderas de Gibalbín).

Arrayán (Myrtus coomunis) en flor.

Solanum nigrum, un tomatillo silvestre.

Centaurea calcitrapa. Una planta espinosa muy común que es difícil ver en flor. Es pequeña y dura poco.

Ononis mitissima. Una belleza que apenas levantaba un palmo del suelo.

Los dátiles de la campiña -todavía verdes-. Frutos de un hermoso palmito (Chamaerops humilis).

Mas caracoles (Theba pisana) sobre un arbusto de espino morisco (Rhamnus oleoides).

Y este se ha subido hasta estas bonitas flores de Verbascum sinuatum.

Trigo a punto de recolección. Hace no muchos años para ver un trigo con este grano y este color había que esperar a julio-agosto. Actualmente, las especies son de maduración temprana, lo cual viene muy mal sobre todo a las aves que crian en la campiña.

Campo de trigo ya segado. De fondo casi todas las sierras del interior provincial.

Y esta magnífica fuente con casi 30 metros de abrevadero -a dos alturas- es el otro punto de agua que queríamos fichar para el Catálogo de Manantiales y Fuentes de Andalucía (www.conocetusfuentes.com).

Por desgracia debe llevar años seca pero se trata de una magnífica  obra-estructura hidráulica. Los numerosos "pinchazos" que hay por encima de este lugar han secado los veneros que alimentaban a esta fuente alimentada por un pozo artesiano.


Al estar ubicado en una vaguada el agua subterránea afloraba por un pozo excavado en el sitio preciso (el que se ve con brocal de ladrillo) que llenaba, por rebosamiento, esta alberca semicircular. De aquí, con una tubería de plomo, se iba procurando el agua a los abrevaderos según las necesidades. Un ingenio hidráulico digno de recuparse y protegerse pero que está en serio peligro, ya que se pretende abrir una cantera para extracción de piedra y grava en el mismo cerro donde este pozo se encuentra.

Un magnífico membrillero se cría junto al pozo. Volveremos en otoño a ver si hacemos una buena compota con algunos de ellos.

También hay un gran arbusto del ricino (Ricinus communis) que ahora está en flor.

Para acabar un par de imágenes más de la campiña. Cerros moldeados y romos después de siglos de agricultura. Un pasisaje muy humanizado por tanto. 

Y la Sierra de Gibalbín vista por el hueco de una traviesa hueca de tren, de esas reutilizadas para montar alambradas.

Y estos brevales, ya en sazón, se vinieron para casa.