"Delectando pariterque monendo" Horacio

25 feb 2018

Por Los Alcornocales más aislados...




Dentro del amplio Parque Natural de Los Alcornocales el tramo de montes entre Alcalá y Jimena es de los más aislados y alejados de carreteras y poblaciones. Hubo proyecto de unir con asfalto ambos pueblos por el "camino de los quintos"; también de un ferrocarril que cruzaría aquellos puertos, pero por suerte estas empresas se olvidaron. Esto hace que hoy sean de los montes mejor conservados y menos conocidos. Hemos podido pasar una espléndida jornada por sus bosques, peñascos y canutos gracias a dos buenos amigos y conocedores de estos parajes. Aquí va una selección de fotos.

“Tenemos conocimiento de que una empresa con capital de Bélgica quiere hacer un ramal de ferrocarril entre Puerto Real y Chiclana, para seguir por Medina, Alcalá y Jimena hasta enlazar con la línea de Algeciras y Bobadilla. Ya hay personal técnico sobre el terreno para elaborar los primeros proyectos. La parte más costosa será entre Alcalá y Jimena, pero allí hay grandes riquezas en corcho, maderas y carbón”.
Diario de Cádiz, 5 junio 1905



 Lajas y crestas de arenisca...

  ...sobre bosque mixto alconocal-quejigal.

 Rafael otea el horizonte ubicando otros montes y sierras.

 Tuberaria lignosa.

 Curiosa piedra con forma de cabeza de pato.

Xerocomus cf. subtomentosus.

 Caminar sobre piedra es una forma de avanzar más rápido cuando apenas hay veredas.



 Helecho real (Osmunda regalis) creciendo en paredes, algo que nunca habíamos visto antes (siempre al borde de ríos o arroyos).
 Y en una grieta vertical un ejemplar de brezo Erica ciliaris (su hábitat es suelos encharcados).
 
Rafael y Alfonso  me esperan pacientemente cuando me paro a hacer fotos o voy más lento.

Festuca lasto (F. boissieri). Una gramínea de suelos húmedos endémica de las sierras en torno al Estrecho de Gibraltar (Cádiz, Málaga y Marruecos). 

Un avellanillo (Frangula alnus baetica), especie endémica de Los Alcornocales y el Rif marroquí, cuyo tronco nos llamó la atención por esos bultos.

 Son tumoraciones (agallas) producidas posiblemente por la bacteria Agrobacterium tumefaciens. Sobre la forma de estas anomalías se puede imaginar de todo.
  
 Paredón de arenisca "apareciendo" entre quejigos.

 Da alegría ver así las bellotas.

 Canuto visto desde un peñasco. Los quejigos, con las hojas ocres, están en estas fechas en su "particular otoño" (los quejigos son árboles marcescentes).


 Una bonita ventana de piedra que permite cambiar de un vallejo a otro.

Y por fin uno de mis objetivos en esta salida: ver y fotografiar los narcisos blancos, Narcissus cantabricus, más aislados del Parque. 

 Aquí están tan tranquilos que los encontramos en el suelo, cuando lo normal es que se aferren a grietas y repisas de roca, allí donde no llegan fácilmente los herbívoros.


 Caminamos, con precaución, por una larga repisa de roca.


 Este narciso se salva de la lengua de un herbívoro pero no de la voracidad de una pequeña oruga verde.
 
De vez en cuando nos sobrevuela un buitre leonado que sale o entra de algún nido aislado (se ve uno en el centro de la imagen).

 Estratos de arenisca.

  Bosquete de alisos junto a un arroyo.

 Fontinalis antipyretica. Un musgo acuático que nos indica aguas límpias y frescas. Su nombre proviene de la antigua creencia de que al aparecer siempre en fuentes de aguas frías se pensaba que curaba la fiebre (ver "Teoría de las signaturas").
 
  Esas hojas nos llaman la atención, se trata de un acebo (Ilex aquifolium) que crece en un fresco y sombrío canuto.

 Helechos epífitos y rododendros.
 
 Y una flor de rododendro (Rhododendron ponticum subsp. baeticum) empezando a abrirse, aunque todavía es pronto.


 Hace tiempo que no llueve como debe pero no falta el agua y la humedad, que hace crecer estos llamativos hongos: peziza anaranjada (Aleuria aurantia).

 Junto a un alfanje de carboneros se mantiene este quejigo gigante y hueco que pudo servir de refugio natural.

 Una bonita chorrera que se puede pasar por detrás. Imaginad con más agua. Una preciosidad de rincón.


 Nos pareció un antiguo hito o mojón de límites. Una piedra perfectamente tallada y con los cantos redondeados.
 
¿Qué hace Rafa tirado en la roca y con su cámara sobre ese charco en la roca?

 Seguro que fotografiando este singular helecho (porque no lo parece). Isoetes histrix, especie presente en la mitad oeste de la penínula ibérica. Crece sobre suelos arenosos y encharcados temporalmente.


 Aunque cueste un poco verlas, pero en el centro de la imagen hay un grupo de cabras monteses. Una especie en expansión que viene ocupando sierras de norte a sur. Pronto se asomarán al Estrecho (si no lo han hecho ya).
 

 Los carboneros vivieron hace años estos montes. Hoy apenas pasan por aquí corcheros (cada 8 o 9 años) y recolectores de madera de brezo para fabricar pipas. Las raíces agrietadas o perforadas por algún insecto no sirven y son desehechadas.
  Cae la tarde y abandonamos estos valles perdidos entre crestones de areniscas. Destacan las manchas doradas de quejigos, que pronto cambiarán sus hojas por otras nuevas y verdes. Seguramente hemos transitado por los parajes más aislados y mejor guardados de Los Alcornocales.


Gracias a Alfonso Pantoja y Rafael Sánchez Carrión por invitarme a conocer estos parajes.  



10 comentarios:

  1. Precioso el lugar que nos enseñas José Manuel y un magnifico reportaje de fotografías, saludos cordiales.

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    1. Gracias Carlos y Petra, también disfrutamos mucho con vuestro blog.

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  2. Precioso reportaje,gracias por compartirlo con los que (como yo...)no tenemos oportunidad de vivirlo in situ. Dá alegría ver esas bellotas brotando, es pura vida.
    Lo dicho, gracias y enhorabuena .

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    1. La pena es ¿cuánto durarán esas bellotas brotando? hay mucho herbívoro por el monte. Más del que debiera. Saludos Manuel.

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  3. Magnífico reportaje de la naturaleza desconocida. un abrazo

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    1. Gracias Gabriel. Es una lujo poder recorrer parajes tan escondidos. Y mostrarlos después.

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  4. Espectacular como siempre Jose Manuel. Espero coincidir contigo alguna vez mas, tal como lo hicimos en los Tajos de Verner.
    Saludos desde Carmona.
    Miguel Angel Lopez.

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    1. Gracias Miguel Angel. Cada vez quedan menos rincones así. Hay que disfrutarlos. Un abrazo, amigo.

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    1. Gracias Félix. Por cierto... ni un caracol por allí arriba (jeje).

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