"Delectando pariterque monendo" Horacio

7 feb 2017

Popurrí de paseos de invierno ('16-'17)

Imágenes sueltas de paseos en este frío invierno 2016-17 que estamos disfrutando-sufriendo, según como se mire. No son habituales estos fríos polares por aquí abajo, pero para los que nos gusta la naturaleza y la montaña estas siuaciones nos hacen vivir nuestras sierras sureñas con aspecto de alta montaña invernal. Un lujo sin tener que desplazarse varias horas de viaje hacia el norte. A pesar del frío no dejamos de andar por la campiña y por la costa. Esta última presenta un aspecto "salvaje" después de varios días de mal tiempo y tormentas.
Para acabar esta entrada una adenda al post que publicamos sobre el "petróleo en Grazalema". Creo que es muy curioso y merece su lectura.

Días antes de Navidad montamos una expedición botánica express para ver (la escasa) flora de invierno en la Sierra de Grazalema. En la imagen el embalse de Zahara-el Gastor con el Peñón del Gastor y el Tajo Lagarín de fondo.

      Íbamos bien guiados por un buen conocedor de la flora provincial y pronto dimos con una rara población gaditana de Biarum carratracense. Su nombre viene de Carratraca (Málaga) donde se describió por primera vez. Lo que vemos en la foto no es la flor en sí (como pasa con el resto de este género). Vemos una hoja (verde), una espata (oscura)  y el espádice (ese apéndice fino y afilado); al pié de este último están las flores casi escondidas bajo el suelo.       

 Mientras buscamos nos topamos esta pequeña mantis. Se trata de una Apteromantis aptera dispuesta para pasar el invierno.
 
Después nos fuimos para Villaluenga en busca de otra plantita en flor. Pasamos junto a esta piedra tallada del alcornocal payoyo.

 Un "respaldaero" (abrigo de piedras hecho por los pastores) junto a un llano ideal para que pasten cabras y ovejas.

Piedra labrada como abrevadero en los llanos de Republicanos.

En este lugar no tuvimos suerte con la búsqueda pero si vimos esta doble seta "gemela" (Boletus sp.).

 Camino de la Sierra, pero esta vez por la vieja (y bonita) carretera Jerez-Cortes, paramos en los pinares resineros que se plantaron en estos altos montes de Jerez. El lugar merece un paseo.
 
 Entre los rectos árboles llegamos a ver una mancha blanca hacia el norte. Es la población de Prado del Rey.

 Junto a una piña destaca esta hierba "comemoscas". La Drosophyllum lusitanicum, que a pesar de que no estamos en época de mucho insecto volador tiene varias mosquitas atrapadas para su alimento.

 En una hoja seca de madroño la humedad ha hecho que broten estos hongos mixomicetos, pertenecientes al cuarto reino de la naturaleza : el Protista. Podría tratarse del género Physarum (gracias a J.A. Leiva por la identificación).

De las pocas plantas que florecen en invierno, este bellísimo narciso: Narcissus bulbocodium.

Veníamos buscando esta piedra. Aparece en varios mapas antiguos de Jerez y sus montes. Queda muy cerca del límite con Ubrique y se conocía (hoy ya menos) como la Piedra de la Salinilla. No le va bien el nombre ya que aquí no hay agua salada en manantial alguno (ferruginosos o "jerrumbrosos" si abundan). Puede ser una deformación o mala transcripción de sabinilla, un árbol que si podría crecer sobre esta roca.

Ubrique desde los montes de Jerez. Lo más alto es la Sierra del Pinar, máxima altura de la provincia de Cádiz.

 
 Arco natural de roca conocido como Ojo del Moro. Está en Benaocaz y es un paraje de corto paseo y bellos atardeceres.

 En esta época la Sierra está llena de lirios de invierno (Juno planifolia). En este paseo vimos muchos, pero esta pareja fue la elegida para la foto.

 Allí cerca vimos este bichejo raro ¡¡Un milpiés rojo!! Pues es Cyphocallipus excavatus (endemismo andaluz presente en Cádiz, Málaga, Granada y Almería). Se conocen como "milpiés crestados". Parece ser más abundante en ambientes costeros o en valles fluviales, aunque también se encuentra en montaña hasta 1.300 m. A diferencia de otros milpiés, los callipódidos no solo se alimentan de hongos o plantas en descomposición, sino también de tejidos animales muertos o vivos. Se resguardan en ambientes rocosos, bajo piedras o en grietas, incluso en cuevas. Por su alto grado de endemicidad se consideran buenos indicadores medioambientales. Una curiosidad: huelen como pañales húmedos. La especie se describió con ejemplares colectados en Algeciras y Grazalema. Enviamos fotos a un experto mundial en miriápodos, el Dr. Jörg Spelda, del Zoologische Staatssammlung de Munich, que nos respondió con la identificación y toda esta información.

  Antes de llegar los fríos (y las nieves y las aguas) volvimos al embalse de Zahara-El Gastor.

 La cola más alejada de la presa estaba vacía por falta de lluvias y queríamos ver lo que el agua había dejado a la vista.

En viejos mapas aparece una explotación de yesos denominada mina Cervera. En su día quedo bajo el agua del embalse y ahora que ha bajado puede verse la mina y los hornos de yeso, casi colmatados por los limos. 

 Allí cerca todavía está el mojón que señalaba el límite de provincias Cádiz y Málaga.

 Bonitas vistas al Peñón de Audita. Un lugar histórico de la antigua frontera castellano-nazarí.

 Y con la ola de frío polar y la borrasca llegaron las nieves a la Sierra de Grazalema. Y prácticamente a todas las sierras de la península. ¡¡Nevó hasta en los montes de Jerez y en la Sierra de Gibalbín (entre las campiñas de Jerez y Sevilla)!!

Vista del pueblo blanco (por partida doble: cal y nieve) de Grazalema desde la Sierra Morena.

Fantástico paseo invernal en torno a Grazalema.

Otro lirio de invierno, esta vez aguantando tras la nevada.

 Atardece sobre la Sierra de Grazalema. Vistas desde el puerto de Montejaque.

 Pocos días después la lluvia (aunque seguía el frío) "lavaba" la Sierra del blanco elemento. Excursión por la Sierra de los Pinos. Más o menos, la mitad derecha de la foto es Málaga y la izq. Cádiz.


Roca de calcita con los cristales tintados de un tono anaranjado, por sus impurezas férricas. Los serranos llaman a estas piedras "sal de moro". Puede que queriendo expresar que se trata de un bloque "falso" de sal común. Los pastores tienen que procurar sal a las cabras, estos animales necesitan sal en su dieta. Les evita enfermedades, deshidratación (sobre todo en verano) y falta de apetito, entre otras cuestiones.

 Bajamos a la campiña. Una joven langosta aprovecha el mediodía para solearse y aguantar mejor el invierno.
 
Antes que llegaran los fríos (mediados de diciembre) tuvimos lluvias seguidas de días soleados. Esto hizo que el campo viviera un "mini-otoño" con la salida de numerosas setas. Esta de la foto es un Phallus impudicus. Su forma: no hace falta describirla; su olor: a carne podrida. 

 Pholiota highlandensis (Pholiota carbonaria), una seta peculiar que aparece sobre suelos con restos de madera quemada.

Una mata de mirto o arrayán (Myrtus communis) floreciendo en pleno diciembre. A veces las plantas se confunden (con el buen tiempo) y florecen fuera de época. Esto explica cuando vemos una mata sin frutos rodeada de todas las demás que si lo tienen (en su época). Estas flores acabarán muriendo por el frío del invierno y la mata no tendrá bayas cuando deba tenerlos.

En invierno y con humedad el suelo de la campiña es todo un lujo de formas de vida.

Estrellas de tierra (Astraeus hygrometricus). Hongos no comestibles.

 Otro suelo, bajo un madroño (Arbutus unedo), con flores y frutos. Este árbol es de los que coinciden floración y frutos a la vez.

Pezizas anaranjadas (Aleuria aurantia), unos hongos pequeños con forma de cazoleta y que siempre aparecen en grupo (gregarios).

Hoja tardía (en otoñar) de vid silvestre (Vitis sylvestris).

Más rojo en la campiña. Rama de lentisco (o lantisco en Andalucía, como recoge el DRAE) cargada de bayas.

 Setas en fila Clitocybe geotropa. Típico de esta especie.

Y de la campiña al litoral. Después de los temporales la costa toma un aspecto más salvaje. Si además nos vamos a un tramo de costa virgen (algo cada vez más difícil) pues mucho mejor. En la foto Punta Mala (San Roque) con el Peñón de Gibraltar y La Línea de la Concepción.

 Flor de Reichardia gaditana, de las primeras de la temporada (floración entre enero y mayo).

Desde Punta Mala nos adentramos en Guadalquitón. Un tramo excepcional de costa en estado primigenio, aunque acotada entre urbanizaciones de lujo.

Siempre aparece algún rastro humano (militar en este caso), aunque con los años ya integrado en el paisaje.

En Guadalquitón se descubrió una factoría romana de salazones (una pequeña Baelo Claudia). El lugar no está protegido y se ha convertido en un lugar para que motos y vehículos todoterreno suban y bajen por los restos semienterrados del paraje arqueológico. Penoso.

Guadalquitón.

Lotus creticus.

Asteriscus maritimus. Otra flor más y también amarilla.

Calendula arvensis con flores amarillas virando hasta el naranja.
 
Y una crucífera de bellas flores moradas: Moricandia moricandioides. Me dice el amigo Juan Antonio Rojas que nunca había visto esta especie en san Roque. Y si no la ha visto él??
 
Muy cerca de Guadalquitón se encuentra la Sierra del Arca. Después de una mañana de paseo costero, por la tarde nos subimos a esta elevación sanroqueña. En la foto Cueva Horadada, un peñón de arenisca con pinturas rupestres

Aprovechamos para catalogar este manantial, que se conoce en el lugar como Pozo de la Horadada. Gracias al amigo Juan Antonio Rojas que indagó su nombre.

 Un viejo cartel de los que nos gusta retratar.

En nuestro paseo por la Sierra del Arca encontramos una población de pocos ejemplares de esta planta que no pasa desapercibida por su fragante y agradable olor a cítricos. Este género se conoce como pelargonios y es una planta utilizada en jardinería. Flora Ibérica recoge varias especies de Pelargonium en la península como plantas escapadas de cultivo, pero aclara que no suelen ser un problema como invasoras ya que normalmente suelen desaparecer con el tiempo. Siempre suelen estar cerca de áreas habitadas, pero este no es el caso ya que están en un prado en la zona más alta de Sierra del Arca. Este nos parece Pelargonium graveolens (habrá que verlo en floración), conocido como geranio de olor. La única población naturalizada que se ha citado está en Alicante (playa del Pinet) y parece que sus frutos no son viables. ¿Cómo han llegado hasta aquí? Estaremos atentos.
 
En una meseta de los montes de Alcalá de los Gazules se encuentra la Torre del Esparragal o Torre de Lascuta. Un lugar magnífico para pasear ya que se encuentra entre la campiña y Los Alcornocales. La foto es de media mañana.

Cuando llegamos el ambiente estaba así.

Pero poco a poco se fue levantando la niebla y acabó siendo un magnífico día de invierno.

Uno de los sillares de la torre es una ara funeraria "reciclada" de época romana.

 
En otros sillares (los de roca caliza) pueden verse fósiles como este Amonites.

A pie de la torre hay una fuente rodeada de viejos olmos. Allí encontramos esta sanguijuela.


Una margarita de invierno (Bellis sylvestris) "duplicada" por una mutación genética.

Culebrilla ciega (Blanus mariae). Aunque parezca una pequeña culebra más bien es un lagarto sin patas de hábitos fosoriales. Es endémica de la península ibérica.

En el Esparragal encontramos estas conchas de caracol diferentes a las más comunes. Las trajimos para casa, las limpiamos y se las enseñamos a Félix Ríos (malacólogo). Nos dijo que la especie es Mastus pupa, un  caracol terrestre de distribución mediterránea. En la península solo presente en las provincias de Cádiz y Sevilla.

 
Hace ya muy pocos días hicimos una salida por la campiña, en torno a la Sierra de Gibalbín.

Queríamos buscar rastros de nutrias en alguna laguna o arroyo de esta zona. Lo primero que vimos fue este caparazón de galápago leproso (Mauremys leprosa).
 
En un nido abandonado de garcilla o similar (ardeidos) vimos restos de cangrejo de río (americano). Buena señal ya que también son presa habitual de las nutrias.

Un cráneo de pato malvasía (Oxyura leucocephala).


Y finalmente en un tramo seco de arroyo estaban las huellas de nutria. Otro cuadrante más para completar la provincia de Cádiz.



 
Antes de cerrar este post quiero registrar en el blog un par de curiosos recortes de prensa histórica que encontré después de publicar la entrada sobre el petróleo en la Sierra (ver enlace aquí: Petróleo en Grazalema... o las "piedras que arden")

En el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid de abril de 1892 se publicó un resumen de acta de la Junta Directiva de dicha institución. Por lo que puede leerse se trató, como punto del orden del día, una queja a propuesta del académico D. Federico Botella de Hornos (ing. de minas y cartógrafo) sobre la pretensión de una compañía inglesa de construir un ferrocarril que uniría Grazalema con la costa (al parecer con Gibraltar). Ya que este hecho podría significar un beneficio para la colonia británica y un perjuicio para el comercio patrio.

Como hacía referencia a un proyecto ya publicado me fuí a repasar (con la ayuda del buscador avanzado) la Revista Minera de los meses anteriores a abril de 1892. Y en el número publicado en febrero de 1892 aparecía un artículo anónimo titulado "Ferrocarril y cuenca hullera de Grazalema". El artículo no tiene desperdicio como documento curioso y  creo que poco conocido. Sabíamos del proyecto de tren de Jerez a Grazalema subiendo a la sierra por Ubrique, Benaocaz y Villaluenga. Un proyecto faraónico para la época que no obtuvo apoyo ni financiación. Pero este ferrocarril inglés de Grazalema a la costa creo que ha sido poco estudiado (yo al menos no sabía de él). Frases entresacadas del texto dan una idea de la reacción patriótica que suscitó: "Grazalema está demasiado cerca de Gibraltar, Gibraltar necesita demasiado carbón, y el carbón de Inglaterra empieza a encarecer y escasear..."; "...que una Comisión (española) de ingenieros /.../ con las sondas necesarias reconozca la vasta cuenca carbonífera de Grazalema..."; "la importancia del asunto, por otro lado la aumenta el hecho de que los combustibles líquidos se presentan como de un gran porvenir en la tierra y en el mar; y en cuanto a la probabilidad de que existan en aquella comarca pizarras destilables, hay varios datos para esperarlo.";  "El conocido geólogo gaditano José Macpherson /.../ vió pizarras de la base del lías cerca de Ubrique /.../ que ardían en cuanto se les aplicaba una cerilla encendida, y también en el terreno jurásico del Bosque y Grazalema hay indicaciones de pizarras más o menos betuminosas..."; para acabar sentenciando: "De todos modos, pero con más razón cuando se habla de ingleses proponiéndose hacer ferrocarriles y explotaciones carboníferas allí, es de absoluta necesidad que aquello se conozca /.../ sin reparar en gasto, pues se puede tratar de un cuestión de gran transcendencia, en la cual la menor ligereza nos podría envolver en serias complicaciones". En fin, esto del petróleo grazalemeño parece que se convirtió en un asunto de Estado. Pero..., como sabemos, finalmente ni había carbón ni petróleo en la Sierra, y por tanto estos proyectos nunca llegaron a ejecutarse.