"Delectando pariterque monendo" Horacio

22 oct 2016

Petróleo en Grazalema ...o las "piedras que arden".



"En este año se solicitaron en los términos de Jerez, Conil y Grazalema varios registros de petróleo y esquistos bituminosos , sobre los cuales hay proyectos de sondaje con los aparatos mas modernos, que pueden alcanzar hasta la profundidad de 600 metros".
Boletín de Estadística Minera de 1895




A finales del siglo XIX aparecen, por primera vez, ligadas las palabras petróleo y Grazalema (ver texto superior) en un informe de la Junta Superior de Minería dependiente del Ministerio de Fomento, siendo ministro por entonces el ingeniero Alberto Bosch y Fustegueras. En este siglo no se consideraba todavía, en nuestro país, el petróleo como una fuente importante de energía ya que el carbón era el principal movilizador de la maquinaría hispana. La "fiebre" por encontrar este "oro negro" llegaría años mas tarde. (en la foto el pico Monete desde el Puerto del Boyar)

 
Hablar de petróleo en nuestra Sierra, y  mas concretamente en Grazalema y su paraje del Puerto y depresión del Boyar (en la foto), viene al caso por una serie de curiosas coincidencias dadas en unos pocos días de este otoño.
 

 Este es el documento que Francisco Jordi, un viejo amigo de colegio y de barrio (La Salle San José y la Albarizuela), me pasó hace unos días por privado. Me contaba que lo encontró entre unos legajos que trataban de la Colegial de Jerez, sin tener este folio nada que ver con el tema eclesiástico. Paco Jordi proviene de familia de libreros y guarda una virtuosa (que no virtual) y rica biblioteca con ejemplares únicos, legado de su familia. 


Sabedor de mi interés por todo lo relacionado con nuestra querida Sierra de Grazalema, y tras leer su encabezamiento, me instó a que indagara sobre el curioso documento en papel de color sepia. En su texto de encabezamiento pone literalmente:    
"Término de Grazalema.
Mina Favorita nº 470 de 43 pertenencias de petroleo, sita en el parage El Boyar. 
P. de p. es el centro de una era que se halla proximamente en el punto medio de la distancia de una calicata antigua a la casa del huerto del tio Corro Santos".
  En el centro del documento se dibuja un plano a mano alzada con anotaciones topográficas que dan algunas pistas del lugar que se trata. Puede leerse claramente Arroyo del Término ó del BoyarTérmino de Benaocaz, Grazalema. Y nombres de construcciones como Rancho de las Tejas, Casa del huerto del tio Corro Santos, Rancho de la Torta. Y otras anotaciones digamos que "mineras" (como luego veremos) como Santa Rita nº379 o María nº380 .
En la parte inferior (que no he recortado pero puede verse en la reproducción íntegra de más arriba) se detallan una serie de mediciones con las distancias entre cada ángulo (del I al XII) de la parcelación dibujada (esta si parece que con regla) en el plano. Hay que decir que en el documento no consta fecha alguna.

Guardo en mi archivo un "sensacionalista", para esa época, artículo de la revista Estampa de julio de 1936 titulado ¡PETRÓLEO!, que en tres páginas con varias ilustraciones (la de cabecera es una foto de Grazalema bajo el "peñasco grande de la Sierra de San Cristóbal" [sic]), da un repaso a los intentos de buscar petróleo en la provincia (Conil, Arcos, Bornos, Villamartín, ...) y se centra en los terremotos ocurridos entre el 20 de abril y el 25 de mayo de ese año en la Sierra de Grazalema. Explica que estos produjeron daños en el pueblo, y derrumbes y grietas en la Sierra por donde aparecieron emanaciones que parecían venir de las entrañas de la tierra. Algunos incluso pensaron que aquello era el origen de un volcán. Extracto un jugoso párrafo del artículo con alguna coincidencia con "nuestro plano":
Camino de Grazalema, el guía que nos ha conducido por aquellos andurriales va contando historias y más historias. Entre ellas nos refiere lo que ocurre con las piedras de fuego. Pastores y rancheros de la sierra calientan sus chozos y guisan en sus cocinas con unas "piedras que arden" con llama azulada y que arrancan a flor de tierra en el campo. ¿Petróleo?—preguntamos— Petróleo, sí, señor. En Grazalema hay petróleo. Y el que sabe bastante de eso es don Ramón. Y vamos en su busca. Don Ramón Villalobos es un viejecito amable que nos recuerda los buenos tiempos de Grazalema. Pudo ser el hombre más rico de España.  En 1916, nos cuenta, estuvo haciendo estudios geológicos aquí el ingeniero don Juan Gavala, y en toda la sierra pudo comprobar que existían vestigios petrolíferos. Vino en 1924 a Grazalema otro ingeniero, don Luis Rodríguez Caso, acompañado de geólogos, que acreditaron la existencia de un abundante yacimiento de pizarras bituminosas en una finca de mi propiedad: la llamada el Rancho de la Santa. Se obtuvieron muestras, que enviamos a distintos países. Los análisis arrojaban un diez por ciento de petróleo en las obtenidas en la superficie, y más de un catorce por ciento en las extraídas a dos o tres metros de profundidad. Yo esperaba que aquello fuera un río de oro. Pero, después de mucho papeleo, planos, memorias, visitas de ingenieros, informes, etc., de lo que me convencí fue que mis pizarras constituían una fortuna, pero que hacía falta otra fortuna para explotarlas. Sin carreteras, sin maquinaria, sin un capital fuerte, nada se podría lograr. Me desesperé viendo cómo se perdía una enorme riqueza para mi pueblo y para mí. Porque los informes de los técnicos son concluyentes: en esta sierra existen yacimientos de petróleo riquísimos. ¡Petróleo líquido y en cantidades fabulosas! Cualquier día un terremoto hará reventar una bolsa, y entonces resultará que todo el mundo sabía que había petróleo aquí.

Con una copia de estos documentos, y alguna idea de por dónde podría estar ese paraje del misterioso plano del Boyar, Marian y yo nos fuimos para Grazalema.

 Parece claro que..., por un rincón de por ahí abajo, ya hace algunos años que algunos geólogos buscaron petróleo. Y ahora, en 2016, queríamos conocer ese sitio concreto.

Todavía no ha llovido en condiciones desde la primavera y las cabras payoyas no dudan en acercarse a los pilares y fuentes. Los arroyos bajan secos todavía en este cálido y seco otoño.

 Fuente del Piojo. De los pocos puntos con agua que aguantan en el Boyar durante la temporada seca.

Las ranas se amontonan en su regato esperando que lleguen las lluvias. 

 Buscamos un paraje en lo mas bajo del valle, cerca del arroyo que a su vez hace de límite con Benaocaz. En la foto el collado del Puerto del Boyar con el pico Monete a la izq. y la Sierra del Endrinal a la derecha.

 Allí hay unas tierras que pudieron ser las de Ramón Villalobos. Hay un huerto y una casa que se conoce como la del Tío Curro Santos (lo de "tio Corro Santos", debió ser un error de transcripción) y un Rancho de la Torta (como en el plano). La Torta es este amplio prado que se desarboló, no se sabe cuantos años o siglos, para la siembra de cereales y legumbres.

 Y donde todavía se mantiene esta era, ubicada en sitio abierto para trillar y aventar bien el cereal.

Y la era está a unos 100 metros de la casa, tal como indica el plano. Parece que estamos en el sitio justo.

Además, para seguir con las coincidencias, donde acaba la finca, en el Arroyo del Boyar, está el límite con el término municipal de Benaocaz.

 Desde un otero podemos ver como el Arroyo del Boyar se abre paso entre el Cerro de las Cuevas (t.m. Grazalema) y el Salto del Cabrero (t.m. Benaocaz). Al fondo está Tavizna y la Sierra de la Silla (t.m. Ubrique).

Al otro lado del arroyo queda Benaocaz, como hemos dicho. Además es el monte público Breña del Boyar, como así lo atestiguan la hilera de mojones, hitos o "tichis" (localismo con que se conoce a estas piedras y del que seguimos buscando su origen) que allí se pueden ver con la marca MP.
 
 
 En esta zona, mas cubierta de bosque, pudimos ver el primer cólquico o falso azafrán de este otoño (Colchicum lusitanum).

Allí nos citamos con José María, actual propietario de la finca. Nació en Grazalema en el 36 pero con tres días su madre lo trajo para el Boyar y allí sigue. Una de sus bisabuelas se llamaba Santos de apellido, luego vino Curro Santos (el tío), no Corro, y de ahí que la huerta y la casa aparezca en mapas y plano como de los "Santos". Anda preocupado porque a sus chumberas le ha entrado un "bicho como algodón blanco" que las está matando mas abajo, en la campiña.

Lo acompañamos en su tarea cotidiana mientras hablamos y le enseñamos el plano que ha aparecido en una biblioteca privada de Jerez. En la foto José María le echa hojas verdes del huerto a sus cabras en el ahora secarral del prado de La Torta.

El Rancho de la Torta, en medio del prado que le da nombre (o será al revés?), y que aparece en el plano de Paco Jordi es hoy un corral de muros de piedra rodeado de chumberas donde José María guarda a sus pavos. Nos cuenta que de día los deja sueltos; cosa que no puede hacer con las gallinas: "...los melones, los zorros y las águilas no atacan a los pavos, son mas grandes que las gallinas y mas valientes".
 
 Las cabras junto a lo que queda del Rancho de la Torta.

Nos colocamos en la era, al fondo se ve la casa, y nos ubicamos sobre el plano. El sabe de esa "historia del petróleo".

 Alguna vez han venido a preguntarle, y hasta un alcalde intentó reactivar el tema hace ya unos años. Su padre le contó historias sobre el asunto y sabe que allí se midieron los terrenos y se hicieron zanjas. Pero todo quedó en nada sobre el petróleo. "Aquí lo que da el terreno son piedras que arden", nos dice, y se dispone a enseñárnoslas.

Nos acercamos a una calicata como la que se cita en el documento de marras.
 
 No conocía esta palabra hasta que la leí en ese texto por primera vez. En el D.R.A.E. aparece calicata como usada en ingeniería con la siguiente acepción: "Exploración que se hace con labores mineras en un terreno, o perforación que se practica para determinar la existencia de minerales o la naturaleza del subsuelo". 

Lo que allí se puede ver son cortes en el terreno (casi todo inclinado hacia el arroyo) donde se ha excavado hasta que aparezca la roca.

Hay varias calicatas repartidas por la finca y José María nos enseña algunas.
Sabe que esas vetas mas blandas, las mas oscuras y que se deshacen en lascas (por eso se confunden con lajas de pizarras) son las "piedras que arden".

Con una "zoletilla" se decide por sacar unas cuantas para que lo comprobemos. 
Nos cuenta que estas piedras no arden directamente, sino al calentarse sobre un fuego o brasas. "Es cuestión de que tomen temperatura y entonces si que prenden".

 Estas "piedras que arden" se conocen como caliza bituminosa. Esta caliza es una roca oscura impregnada con hidrocarburos provenientes de compuestos orgánicos en forma de betunes o asfaltos. Para entendernos, son compuestos "hermanos" del petróleo líquido. Tras su destilación se pueden obtener productos más puros para usar como combustible (el queroseno de las antiguas lámparas de alumbrado); también puede quemarse la roca directamente (como el carbón) cuando es de alta pureza.
 
 Esta es una de las lajas con caliza bituminosa que nos dió José María. El problema es que este "hojaldre de roca" tiene muy poco relleno de materia combustible.

Entre finas lascas de caliza muy deleznable podemos ver unas capas negras, de pocos milímetros, que son de roca combustible. Esto es lo mas parecido al petróleo que podemos encontrar en la Sierra de Grazalema. Es cierto que en tiempos se usó por los lugareños para calentarse o cocinar (como se relata en el artículo de la revista Estampa). Cuando la leña escaseaba y el carbón era un lujo para muchos bolsillos las "piedras que arden" o calizas bituminosas fueron una solución en estas aisladas sierras.
 
 No es la primera vez que vemos y buscamos estas calizas negras. En 2013 pasamos un día con el amigo Rafael Sánchez Sánchez por el Valle de Audalazar (que aunque tenga ese nombre no está en el país vasco, sino en la Serranía de Ronda), que además de otras cosas nos enseñó estas piedras y nos habló de ellas. En la foto de entonces estamos de almuerzo en el cortijillo de la Vasija con Rafael, Pepe Merino y Juanma Pizarro.

 En este valle rondeño si hay estratos importantes de caliza bituminosa.

De hecho llegaron a explotarse en los años 30 del pasado siglo, abriendose incluso galerías que seguían las vetas. Foto de una bocamina en Audalazar, Alpandeire (fuente: archivo digital del CSIC).

 Precisamente buscando citas en la Hemeroteca Nacional hemos encontrado un artículo, en el periódico El Sol de 1933, donde el ingeniero S. Dadin relaciona las bituminosas rondeñas con las de la Sierra del Pinar.

Aunque parece que hemos dado con el sitio que referencia el plano, nos queda la duda de la fecha en que se realizó. El Instituto Geológico y Minero de España cuenta en su biblioteca digital con todos los números del Boletín Estadístico Minero (BEM) desde 1861 hasta la actualidad. Gracias al buscador vemos como ya en 1866 se da cuenta de "investigaciones sobre pizarras carbonosas en Grazalema".

 En 1895 aparece el texto con que hemos encabezado esta entrada al blog. Como hemos dicho ya se habla de petróleo en la campiña y la sierra.

 
 En 1908 el Boletín (que edita un solo número por año) publica un dibujo con el corte de un sondeo petrolífero en Villamartín. Durante años este pozo, junto a un conocido molino en las afueras del pueblo, fue trabajado por diferentes empresas y con diferentes maquinarias. Para la prensa de la época iba a ser el yacimiento mas importante de Europa junto con los de Rusia, pero todo se quedó en gases (murió incluso un obrero en una explosión) y muy poco petróleo. Y a un coste de explotación muy elevado para tan poca cantidad. Fue una ruina de negocio. 
 
 Un año después el B.E.M. recoge un extenso listado de concesiones. En el cuadro del mineral de Hulla aparece un expediente nº 380 de la concesíón denominada "María", en Grazalema, de 12 hectáreas y cuya propietaria era una tal María Cerero vecina del mismo pueblo. ¡Vaya!, ¡¡esta concesión minera aparece en "nuestro plano" como "María nº380"!!

 El listado de hulla (dentro de las calidades de hulla se encuentra el carbón bituminoso) sigue en otra página donde podemos leer que hay una concesión nº379 Santa Rita en Grazalema de la misma María Cerero. ¡Otra referencia que también aparece en "nuestro plano"!
 
 Y un poco mas adelante, en el apartado de expedientes para la extracción de Petróleo ¡que ocupa casi tres páginas del Boletín!, aparece "nuestra" concesión ¡¡la nº470, de nombre Favorita, en Grazalema y cuyo propietario es un tal Federico Chaves, vecino de Sevilla!! Parece que con este dato todo cuadra en cuanto a las referencias de ese plano que Paco encontró en su biblioteca. 

Una auténtica "fiebre del oro negro" la que se vivió ese año de 1909 en la provincia de Cádiz. Se puede imaginar a propietarios de terrenos pagando concesiones y forasteros pudientes alquilando tierras y pagando parcelaciones mineras con la idea de hacerse rico. Todos encandilados por las noticias de que Villamartín podía convertirse en el "Dallas andaluz" y la provincia en el "Texas ibérico". ¿Puede entonces decirse que el plano se realizó en 1909? Pues es muy posible por lo aquí expuesto. ¡Pero igual se hizo antes o después! ¿"Qui lo sá"

Pues quien lo sabe es el Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Mientras que nosotros estabamos en la Sierra, buscando indicios de petróleo en el Boyar, el amigo Paco Jordi estuvo investigando en esta institución que conserva documentación administrativa de ámbito provincial (con documentos fechados desde 1570). ¡Y allí está el expediente de la mina Favorita con el nº 470!


Prácticamente toda la información que aparece en el plano está volcada en este documento de cuatro folios (errores incluidos). Está claro que "nuestro plano" es un borrador o boceto con los datos que luego se incluyeron en el expediente.

 
 Y ya tenemos alguna fecha exacta: el 2 de julio de 1907 como firma de la concesión. Podemos ver que el expediente tiene el vºbº del ingeniero jefe del distrito minero Rafael Souviron, que es quien redactaba los informes que hemos consultado en el BEM. 

 
Y en la "explicación del plano" se lee claramente que "la mina de petróleo Favorita cuyo expediente tiene el nº470  sita en El Boyar, términos de Grazalema y Benaocaz, fue demarcada el 14 de marzo de 1907 por el ingeniero que suscribe: J. Gómez Fergo. La firma es de difícil lectura pero Santiago Saborido (técnico del Arch. Hist. Prov. de Cádiz) ha cotejado otros documentos de la época hasta encontrar esa firma ligada a ese nombre. Por cierto era un ingeniero sevillano o con sede en aquella ciudad. Por lo tanto apostaríamos, sin duda, a que esta fecha, 14 de marzo de 1907, es la del plano "sine data" que ha originado toda esta historia.

Una historia singular que hemos rescatado y que tiene su centro (P. de p. en el plano significa: punto de partida) en esta Era de la Torta, perfectamente ubicada en el paraje del Boyar, al pie de la solana cara sur de la Sierra del Pinar.

El Boyar es un paraje de montaña de la Sierra de Grazalema con una de las mejoras vistas de Andalucía, con atardeceres de ensueño y que, por suerte, permanece igual que hace un siglo, cuando unos ingenieros quisieron ver una fuente de riqueza que realmente nunca existió.

 Su verdadera riqueza es más que visible para cualquiera que recorra esta Sierra.

 Su biodiversidad.

 Sus materias primas "verdes".

 Y sus tradiciones
(todas estas fotos están tomadas en el mismo lugar de la " fallida mina de petróleo Favorita").


Agradecimientos
  • a Paco Jordi, por contar con nosotros desde el primer momento que encontró el plano en su biblioteca.
  • a José María y su esposa, que nos abrieron su finca y su saber sobre esta historia.
  •  al Archivo Histórico Provincial de Cádiz, por guardar tanto saber.
  • a Santiago Saborido, técnico en conservación del Archivo por ponerla a nuestra disposición.
  • y a Marian, mi dulce compañía, que con su don de gentes me ayuda a contactar con los lugareños haciéndolo todo más fácil.