"Delectando pariterque monendo" Horacio

20 ene 2015

SIERRA NORTE DE SEVILLA ... (paisajes, monumentos y tradiciones)

Un fin de semana en la Sierra Norte de Sevilla da para hacerse una buena idea sobre todo lo variado y diferente que guarda la vecina provincia que nos queda arriba en el mapa. Mas allá de Triana, la Giralda y el barrio de Santa Cruz hay paisajes singulares, construcciones con historia y tradiciones que, por suerte, se están recuperando gracias a lugareños y a forasteros que han echado raíces en este rincón de Sierra Morena.

Llegamos a las afueras de Constantina casi con noche cerrada. El termómetro del coche marca 2º bajo cero. Por suerte el "tom-tom" del móvil nos ha llevado sin error hasta nuestra posada sevillana. Dirk, un belga flamenco que habla un buen castellano con un leve acento "miarma", es nuestro anfitrión y nos espera con la chimenea encendida. Todo un detalle. 

 Muy temprano damos nuestro primer paseo por los alrededores para hacernos una idea del lugar que hemos elegido como base de nuestros paseos y excursiones. El edificio de Los Pozos de la Nieve, con aspecto de gran cortijo o hacienda, se ubica  a la umbría del cerro Rebollar, un retazo de bosque autóctono entre prados y dehesas. Varias de sus chimeneas humean (la de nuestro apartamento para seis personas es la mas alta a la izq.) mientras fuera la temperatura sigue bajo cero (-3º).

Los Pozos de la Nieve no es, ni fue, un cortijo tradicional andaluz. Su portada está datada en el siglo XVII. Y en unos azulejos sobre la puerta principal se lee "Santa Bárbara", nombre de la fábrica de embutidos que ocupó el edificio a mediados del siglo XX. 

Un escudo y una lápida grabada recuerda que el edificio perteneció a la ciudad de Sevilla y que su uso fue la fabricación de hielo (por métodos naturales) para abastecer a la capital por real orden del rey Carlos II en 1684.

 
 El edificio fue abandonado a finales de los sesenta hasta que un matrimonio belga se enamoró de el y lo restauró como alojamiento rural y para uso cultural, llegando a obtener el premio Europa Nostra en el año 2006.



 Desde nuestra ventana vemos una blanca cúpula que encierra el alma y origen de este edificio, como luego veremos.
 

Para conocer bien la hacienda bajamos hasta la parte mas baja a través de salones y áreas de uso común.


 En la planta inferior se abre una gran sala con pilares y arcos.


 Aunque con aspecto de iglesia de estilo mudéjar no es mas que una sala industrial para el corte, manejo y carga en caballerías del hielo que aquí se fabricaba.


 En un hueco de la estancia si hubo una capilla para uso de trabajadores y guardas de los pozos de nieve. Unos frescos con motivos religiosos dan fe de ello.
 
 Y a un lado del bosque de columnas se abren un par de huecos en unos anchísimos (y por ello aislantes) muros de piedra y ladrillo. Nos asomamos y...

 
Podemos ver un gran pozo-almacén, con mas de la mitad del hueco bajo el nivel del suelo, donde se acumulaban y guardaban las planchas de hielo que se "fabricaban" fuera por obra y gracia de la propia naturaleza. Hay que recordar que durante los siglos XVI y XVIII se vivió en Europa la denominada Pequeña Edad de Hielo, lo que supuso que el clima en Andalucía era diferente (mas frío y mas nevadas) que el actual.
 
 A pocos metros de la hacienda, en una llano orientado al norte y a la sombra del cerro donde se asientan los pozos, se mantiene todavía una alberca de poco fondo (debía haber varias en el prado) que se llenaba con agua de un cercano pozo y aljibe. El frío del largo invierno helaba el agua, que se recogía al amanecer, se cortaba en bloques y rápidamente era guardada en los dos pozos existentes.
 
 Por fuera del edificio se aprecia uno de los pozos de nieve y su puerta de carga. Cuando llegaba el verano se sacaba, se aislaba (con pasto vegetal y similares) y se transportaba en acémilas hasta la ciudad hispalense para deleite de sus mas pudientes habitantes.
 
En la cúpula de uno de los pozos nos llama la atención un dibujo rojizo que Dirk nos señala como de  época napoleónica, ya que los franceses utilizaron el edificio como almacén de intendencia. Abajo hemos resaltado el dibujo para apreciar mejor que se trata de un soldado franchute, la puerta del edificio y una moza de la época saludando. 

 
 En otra cúpula puede leerse este grafiti que hemos resaltado abajo (y torpemente) con "fotochó". Puede leerse este curioso texto: SE LLENÓ ESTE POSO EN 50 DIAS DE 1859 y ASTA ESTE CITIO. Puede que fuera el año que más alto llegó a acumularse hielo y nieve en este pozo. Debió ser un invierno frío aquel de 1858-1859.

Salimos de los Pozos de la Nieve y a pocos minutos encontramos el desvío a "La Margarita", una pequeña bodega con viña propia (pago del Zancúo). 

 
En el Pago del Zancúo nos enseñaron como han pasado de elaborar mosto (vino del año) a criar en barricas de roble y vender vino de calidad. Pasar del tradicional vino joven para consumo inmediato a vender vinos de crianza es una actividad que las nuevas generaciones de viticultores-vinicultores están añadiendo valor a su tierra y su trabajo.

Y tras probar-comprar los caldos de la zona nos adentramos en un agradable paseo por uno de los paisajes mas curiosos de Sierra Morena: El Cerro del Hierro.

La presencia de mineral de hierro en el suelo de uno de los cerros que rodean a San Nicolás del Puerto fue el origen del aprovechamiento minero que este enclave mantuvo desde época romana hasta el siglo pasado.

Estos trabajos dejaron al descubierto un paisaje de formas y colores únicos en el que dominan agujas, corredores y lapiaces.

  Las responsables de esta singular belleza son las calizas, rocas que sufrieron una erosión parcial por efecto de la lluvia y de la nieve, dando lugar a este espectacular karst que hoy es reclamo para amantes de la geología (y de la escalada).

 
Para conocer las singularidades de este Monumento Natural, nada mejor que recorrer el sendero señalizado del Cerro del Hierro, una ruta de apenas dos kilómetros que se adentra por las galerías y túneles excavados en la roca para la extracción del mineral.

La mano del hombre, por un lado, y la lenta erosión, por otro, ha modelado este llamativo paisaje semi-natural.

 Tras recorrer el sendero nos acercamos al poblado minero del Cerro del Hierro formado por las casas de los trabajadores, las viviendas de los técnicos y los equipamientos: iglesia, escuela, economato y campo de fútbol. Fue construido en 1895 por la compañía escocesa William Baird Mining Co. Ltd., propietaria de las minas.

 Seguimos rumbo norte hasta el siguiente paraje natural: las Cascadas del Huesna. O Cascadas del Huéznar, que con ambos nombres se suele identificar.

 Este monumento natural está conformado por una serie de cascadas que surgen al arrojar el río Huéznar sus aguas sobre unas peculiares formaciones conocidas como travertinos, que el propio río ha formado. Esta ribera es una de las mejor conservadas del Parque Natural. A lo largo de esta sucesión de pequeños saltos de agua el río recorre su cauce con aguas cristalinas y bajo un espectacular bosque galería donde abundan sauces, fresnos, madroños, durillos y arrayanes. 
 
 El lugar acoge, además, una rica variedad de fauna con especies como la garza real, el mirlo acuático, el martín pescador, el azor, la nutria, el galápago leproso y la trucha.

 Río abajo escogemos un agradable remanso para hacer un "pique-nique"

 Concretamente el a.r. de Isla Margarita, a la que se accede por un tapizado puente de piedra.

 Otro acceso, este de madera, a Isla Margarita o Isla del Pescador.

 Muy cerca queda la estación de ferrocarril de Cazalla y Constantina. Una reliquia que parece no haber cambiado desde que se construyó en 1885.

  Esta línea es una de las últimas que quedan sin electrificar en España. Muy recomendable hacer una visita y parar en su peculiar cantina, que está abierta todo el día, pasen o no trenes.

 La estación está casi abandonada y por sus vías apenas pasan dos trenes diarios que unen Andalucía con Extremadura.

 Uno de los principales monumentos de la zona es la Cartuja de Cazalla. Está siendo restaurada por manos privadas (para variar) desde hace 36 años.

 La Catuja está acondicionada como hospedería y espacio cultural. Y se puede visitar por un módico precio que se dedica a continuar su reconstrucción.

 Estudios arqueológicos demuestran que este lugar, puede que por su privilegiada ubicación, ha sido siempre utilizado con fines religiosos.

 Patio de entrada y puerta de la iglesia.

 De la puerta hacia afuera.

 
 Nave de la iglesia. Se han conservado solo una parte de los frescos que adornaban las paredes. Hay que tener en cuenta que este lugar se utilizó para guardar ganado durante muchos años.

Detalles de pinturas murales con motivos dedicados a la vid. Nos contó la propietaria que los monjes de esta Cartuja iniciaron en la comarca la destilación de alcoholes para preparar los célebres anisados de Cazalla. 

 Cúpula del altar principal.
 
 Detalle de pintura en una pechina.

 Angelitos en actitud muy cariñosa en una cornisa de la iglesia.

 Uno de los claustros donde se ha perdido la galería.

Sala del monasterio que pudo ser una mezquita. A la derecha se abre el hueco del mihrab, orientado a La Meca..
 

 Refectorio (comedor) de los monjes y púlpito para la santa lectura mientras se comía.

 Vista desde la zona trasera, pendiente de restaurar.

Vasija de barro gigantesca!! (para bañarse en gazpacho, propuso alguien).

Otro claustro restaurado. Aunque de la galería solo han quedado los basamentos de las columnas

 A mediados del siglo VIII musulmanes del norte de África se instalaron en esta zona para trabajar en las cercanas Minas del Cerro del Hierro. El Wali ubicó su residencia en este lugar, construyendo la mezquita. En esta puerta queda a jardines y huertas se puede observar un arco de herradura que ha sido cegado para instalar una reja mas pequeña que el hueco original. 



Pinsapo en el patio de la "Cartusia Cazallensis" (así aparece en el plano). Salimos de la Cartuja y tomamos rumbo al sur tras una parada obligada en Cazalla de la Sierra. Magnífico fin de semana en compañía de amigos por estos parajes que no visitábamos desde la época analógica (con las cámaras de carrete).

3 comentarios:

  1. Estupendo fin de semana, en una zona que solo hemos visitado un par de ocasiones, pero que merece la pena volver. Gracias por compartirlo. Saludos cordiales

    ResponderEliminar
  2. Interesante, como siempre.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Lugares llenos de historia, que se recuperan poco a poco, por suerte, estupendas fotos.
    Salud

    ResponderEliminar