"Delectando pariterque monendo" Horacio

22 ago 2013

EL EXTREMO ORIENTAL ANDALUZ Sierra Almagrera y Pulpí

  "Era allá por 1838 que dos hombres, Pedro Bravo y Andrés López alias "el perdigón", subsistían al pie de la sierra dedicados a labores propias del campo como el pastoreo y la recogida de leña. También servían a alfareros cargas de tierras oscuras con motas brillantes, que estos utilizaban para dar la capa de vidriado a sus vasijas de barro. Tierras que arrancaban en un tajo del Barranco del Jaroso. Quiso el destino que en esta relación entre pastores y alfareros se cruzara un hombre ilustrado que conocía otras utilidades de aquellas oscuras tierras. Poco tiempo después unos vecinos de Cuevas del Almanzora formarían la primera sociedad minera de Sierra Almagrera. Tras vender las primeras partidas de mineral a una fundición de Adra, esta advirtió de la gran cantidad de plata que contenía la galena, cosa que desconocían. ¡Plata! Una palabra mágica que convirtió la sierra en un hervidero de aventureros, oportunistas y trabajadores en busca de esta nueva fuente de riqueza. El formidable filón del Jaroso hacía a hombres ricos de la noche a la mañana, alentando una fiebre minera que pronto se conoció por todo el país."

extracto del blog Bajo los Espartales

UNA ESCAPADA, DESDE CABO DE GATA, AL NORESTE DE ALMERÍA PARA CONOCER SIERRA ALMAGRERA Y LA COSTA DE PULPÍ.
ESTA SIERRA Y ESTE TRAMO DE LITORAL, QUE LINDAN CON LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE MURCIA, CONSTITUYEN EL EXTREMO MAS ORIENTAL DE ANDALUCÍA.
UN RINCÓN DE NUESTRA REGIÓN QUE NO CONOCÍAMOS Y QUE GUARDA CIERTAS PECULIARIDADES QUE MERECEN SU VISITA.

 
Sierra Almagrera es una inhóspita sierra que corre paralela a la costa mediterránea entre Villaricos y Pozo del Esparto; ambas pedanías del municipio almeriense de Cuevas del Almanzora. La carretera provincial AL-1065, que recorre las caídas de la sierra al mar, será nuestra ruta para conocer lo que queda de lo que fue una floreciente industria minera y sus instalaciones, declaradas Patrimonio Histórico Andaluz.

 
Nos llaman la atención las chimeneas que coronan algunos cerros de Sierra Almagrera. Como esta de la foto, a la que llega una galería que sube el cerro rodeándolo. Resulta ser una construcción para evacuar los gases tóxicos desde una fundición. ¡¡Ya se cuidaban, hace un siglo, de los malignos gases de plomo!!

 
Con la marea baja aparecen las rocas de la costa con un fuerte color a óxido. Parece un aviso de la riqueza mineral de Sierra Almagrera.

La galena argentífera fué el mineral que produjo la fiebre minera en esta pequeña sierra almeriense de apenas 8 kms de largo por 3 de ancho. En el siglo XIX se registraron mas de 1.700 minas, algunas se explotaron hasta 400 metros de profundidad. Estos datos convirtieron al lugar como el mayor distrito minero de plata nativa de Europa. En la foto un cargadero de mineral junto al mar.
"No hace muchos años que nada hacía presentir la existencia en Cuevas de tan inmensa riqueza. Dicha población vivía, como la mayor parte de las de España, de sus productos agrícolas. No se había imaginado siquiera que aquella tierra debiese a la naturaleza otros dones que la fecundidad de sus campos y la esplendente hermosura de su cielo. Cerca de las tierras que cultivaban, aquellas montañas que se presentaban a su vista estaban rellenas de plata, muralla al par y precioso cimiento con que Dios los había enriquecido."
"La Ilustración Española y Americana", Madrid 12 de julio de 1871
Tolva del cargadero (del tamaño de un campo de fútbol) con los huecos por donde se escurria el mineral hacia los muelles de embarque.

Restos del cargadero de la Cala de las Conchas. Este fué el lugar que escogimos para subir monte arriba para ver las construcciones mineras. Al final acabamos con un agradable baño en la cala.

Subimos por Sierra Almagrera para conocer y fotografiar su patrimonio minero. Las matas de esparto dominan sus laderas. Esta fibra vegetal estuvo intimamente ligada a la minería, como luego veremos.

En plena canícula apenas encontramos flores. Estas amarillas son del rascamoños (Launaea arborescens), un matorral espinoso típico de lugares subdesérticos. En la península solo está presente en el sureste ibérico (fuera se encuentra en Canarias, Madeira y Marruecos).

Desde uno de los mas altos cerros, el Cabezo de la Templanza, vemos como baja, en rectísima diagonal, una construcción a lo largo de todo el desnivel serrano. Se trata de un plano inclinado por el que bajaba una línea férrea (como un funicular) con vagones cargados de mineral.

El plano inclinado acaba en un túnel cuyo final es esta gran trinchera en la ladera de la sierra.

Nos adentramos en la trinchera. Una higuera nos da algo de sombra (se agradece) y un caño de aire fresco nos alivia de la subida.

El aire sale por el hueco que queda de lo que fue una gran obra de ingeniería. Los derribos y arrastres de tierra y piedra casi han tapado el arco del túnel inclinado, rematado por una obra de ladrillo.

Nos asomamos, sin entrar, y vemos el amplio túnel que sube montaña arriba. Donde éste acaba seguía la línea férrea a cielo abierto sobre el plano inclinado que vimos antes.

En las paredes de la trinchera quedan al descubierto curiosas formaciones pétreas.

Desde la trinchera partía, acercándose a la costa, otra línea férrea llana y de pequeño recorrido (apenas medio km.).

En este tramo encontramos, entre lascas de pizarra (roca abundante en Sierra Almagrera), trozos de carbón mineral de las locomotoras utilizadas para tirar de los vagones mineros.

Este tramo llevaba el mineral a una tolva intermedia (se ve arriba en la foto), donde se descargaba para salvar otro escalón en el terreno. De esta tolva bajaba por gravedad a las galerías inferiores (túneles mas pequeños que el de mas arriba).

 
Interior de una galería inferior de carga. Una hilera de vagonetas se iba llenando con el mineral que caía por los huecos.

En estas galerías es fácil encontrar restos del preciado mineral. Como este trozo de galena argentífera que nos llevamos de recuerdo.

Desde aquí ya vemos la Cala de las Conchas, con los restos ruinosos del cargadero. Estas instalaciones se construyeron por la bilbaína Sociedad Argentífera de Almagrera para conducir el mineral desde Barranco Jaroso hasta la costa. Entró en servicio en junio de 1912 y su existencia fue efímera al dejar de funcionar a los pocos meses porque el agua subterránea inundó las minas de la compañía vasca.

En nuestro descenso encontramos otra planta de flores amarillas. Es la Ononis sp., una planta de tacto pegajoso que aprovecha la araña Peucetia viridis para cazar al acecho.


El lavadero de mineral, último proceso antes del embarque. En el mar todavía queda un pilote donde se apoyaba el muelle metálico voladizo hasta el que se acercaban los barcos para cargar mineral (ver abajo una imagen histórica de un cargadero similar).

La Cala de las Conchas, donde un afortunado se ha construido una "casita" donde antes estaban las oficinas del cargadero.

Nosotros nos contentamos/aliviamos con un magnífico baño en sus claras y (hoy) limpias aguas.

Seguimos costeando Sierra Almagrera hasta la costa de Pulpí. El esparto (Stipa tenacissima) crece en abundancia a un lado y otro de la carretera. En Pulpí una pequeña playa guarda una historia peculiar sobre el esparto.

Esta es la bellísima Cala de los Cocedores, en la costa de Pulpí, el término municipal mas oriental de Andalucía.

Un vistoso promontorio de origen volcánico, denominado Punta Parda, separa la cala andaluza de su vecina cala murciana.

En un lateral de arenisca de la cala, un rampa artificial permitía la bajada de carruajes hasta la misma orilla.

Por aquí bajaban las cargas de esparto recolectado en los cerros y sierras del levante almeriense y el interior murciano. El esparto se cortaba entre junio y diciembre, luego se tendía en el suelo para que se secara al sol; posteriormente había que "cocerlo" amerándolo durante 30 o 40 días para que la fibra se ablandara y así poder trabajarse mejor. Este "cocido" se hacía en esta cala (de ahí su nombre) y en otras cercanas.

Subimos al cerro que domina la Cala de los Cocedores (también conocida como Cala Cerrada), y desde aquí vemos mejor una de las piscinas de roca donde se "cocía" el esparto.

Bajamos para acercarnos a Punta Parda, pero en un breve descanso encontramos esta colección de conchas de caracoles sobre la erosionada arenisca.

Nos llaman la atención estos caracolillos de concha piramidal, por lo que nos traemos un par de ejemplares para intentar identificarlos. Ya en casa, con la Guía de Caracoles Terrestres de Andalucía no conseguimos encontrar una especie que se le parezca. Contactamos con uno de los autores, que nos dijo que se trataba de la especie Leonia mammillaris: especie típica de lugares secos, frecuentemente costeros, nativa del levante de la península ibérica y zonas del norte de África. Finalmente no está recogida en la guía andaluza.

En este hábitat también encontramos flores en esta planta típica de ambientes salinos. Es Salsola oppositifolia, común en el sureste y con una sola cita en Cádiz (de Pérez-Lara en 1887).

Bajamos del cerro que domina la cala (al fondo en la foto), recorremos la media luna arenosa (con muchos bañistas en pleno julio) y nos acercamos a Punta Parda. Unos niños juegan en las derruidas piscinas donde se cocía el esparto. La manufactura del esparto, además de sus usos tradicionales, era muy utilizada en la minería de la comarca. Los serones de esparto se usaban en los pozos mineros para acarrear el mineral hasta las vagonetas. Como era normal estos duraban muy poco, por el exceso de peso y el roce con la roca, por lo que había que reponer los cestos constantemente. Este uso necesitó de numerosos talleres de esparto para abastecer a las minas.

En la vertiente andaluza de Punta Parda el paisaje nos transporta a otros lugares del planeta (nos recuerda a una pequeña Capadocia junto al mar). En la blanda roca volcánica los trabajadores del esparto labraron cuevas artificiales desde donde vigilar el proceso.

 
Habitáculos trogloditas coronados por una torre de roca erosionada por los elementos.

Subimos a Punta Parda por una duna que pronto se convierte en pedregoso sendero. Siguen las atochas de esparto acompañándonos en nuestro paseo. Queremos colocarnos en el punto mas oriental de Andalucía.

Según la Wikipedia el punto mas oriental de Andalucía está en 37º 22' 26'' N - 01º 37' 43'' O. Esto, trasladado a una ortofoto nos da la "frontera andaluzo-murciana" que hemos resaltado en rojo.

Nos asomamos a las caídas al mar de Punta Parda y mirando al sur vemos la Isla de Terreros, que igualmente sería el islote mas oriental de la costa andaluza.

El lugar donde el terreno cambia de color está el punto mas oriental de Andalucía. Como curiosidad nuestra tierra luce un color amarillo como el albero, mientras Murcia se nos muestra oscura y con evidente aspecto volcánico.

No es aconsejable la bajada por terreno tan inestable, así que nos contentamos con ser, en ese momento, el andaluz mas a levante de nuestra geografía. Tras la cota mas alta de Punta Parda, que hace de posadero de gaviotas, podemos ver la población de Aguilas y parte de su litoral.

Desde la divisoria autonómica realizamos esta panorámica. A la izq. la Cala de los Cocedores, en el centro el istmo dunar por donde corre la divisoria autonómica. A la derecha la murciana Cala de la Carolina.


Panorámica mas amplia que la anterior. Estamos en el confín de Andalucía (Pulpí, Almería, para mas señas) y el comienzo de Murcia. Una costa diferente a la que estamos acostumbrados y que mantiene una valiosa singularidad.

Un maravilloso paisaje que invita a dejar volar la imaginación, que no parece andaluz, que te transporta a tierras lejanas. Este es el extremo oriental de Andalucía, que ya conocemos y es tan distinto al extremo occidental, allá por la ribera del Guadiana onuvense.

16 ago 2013

PAISAJE y GEOLOGIA de CABO de GATA (verano 2013)

"Escucha este susurro, es la brisa, la roca recordándote que antes fue magma. El norte anda desaparecido y, al sur, no hay mas sur, todo es agua y naufragio. Viniste al límite, donde habita apenas el rumor volcánico con que el aire peina barrancos y espartos. Monodia azul de cigarras, luz mineral de la tarde, aves de pausado vuelo anunciando largo viaje. Metrónomo en tempo de noria, sedienta escucha. Memoria."
 Alberto Durán
 (Poema ganador del III Certamen Literario Palabras para el Parque).


SEGUIMOS CON CABO DE GATA EN VERANO. CON MUCHO COSTERING Y ALGUNA INCURSION AL INTERIOR DEL PARQUE.


 
El Complejo Volcánico del Cabo de Gata es producto de erupciones que comenzaron hace unos 15 millones de años y cesaron hace 7. Su actividad se relaciona con movimientos de las placas africana y europea a lo largo del Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán. El Cerro del Fraile (493 m.) es el mas alto testigo de los últimos episodios eruptivos en Cabo de Gata. Este cerro, que en su día fue un volcán, hoy no es más que lo que queda de él tras siglos de continua erosión. Sus dos cumbres casi gemelas (domos) serían los restos de la lava que quedó emplazada bajo el doble cráter y que allí se enfrió y solidificó. Por lo tanto, la cima del volcán estaría situada varios cientos de metros por encima de la altura actual. Y sin duda el diámetro de la montaña sería considerablemente mayor del que hoy presenta.

 
Algo así debío ser el aspecto del Volcán de los Frailes. La foto es del Volcán Arenal (Costa Rica) que tiene dos cráteres (uno principal y el secundario). 

 
Al norte del Cerro del Fraile (que localmente tambien llaman "de los frailes", "de las teticas" y "de las hermanicas") se encuentran los acantilados de Los Escullos. Una extensa duna fósil de arenas blancas (oolitica) cortada a tajo por el mar, que guarda numerosas y pequeñas calas, muchas inaccesibles a pie.

 
Esta diapositiva escaneada es de un recorrido en bici por Los Escullos que realizamos en el otoño de 1996.

La blanca calcarenita de Los Escullos, y al fondo la Isleta del Moro.

Saliente de roca, producto de la fuerte erosión marina.

La blanca duna fósil se oscurece junto al agua. El viento y el mar esculpe aquí caprichosas formas, como esta roca que nos recuerda a un enorme lagarto jurásico.

Completa el paraje de Los Escullos el Castillo de San Felipe. Construido en el siglo XVIII por orden de Carlos III para defensa de los ataques de piratas y de otros enemigos del reino. Tras el castillo aparece el oscuro Volcán de Majada Redonda.

Muy cerca de Los Escullos queda la Punta del Esparto. Lugar llamado así por utilizarse como fondeadero para embarcar el esparto recolectado en los secarrales interiores de Cabo de Gata.

Bloques de andesita en la Punta del Esparto.

Seguimos la costa, al norte, y nos topamos con la Punta del Barranco del Negro, con caídas de mas de 50 metros al mar.

Por encima de esta punta queda el Mirador de la Amatista, colgado a 100 m. sobre el mar. Queda a un lado de la carretera entre Isleta del Moro y Rodalquilar.

Vista al norte desde el Mirador: el Cerro de los Lobos, coronado por una torre vigía aprovechada como faro, y la Punta Polacra.

Bajo el Mirador de la Amatista se encuentra la Cala de los Toros. Para llegar a ella hay que recorrer un corto sendero (10-15 min.) que baja entre un bosquecillo de pinos y palmeras (algo poco habitual en el Parque). La cala es pedregosa, con poca arena pero muy negra. Aquí podremos encontrar grandes bloques de lava que han rodado ladera abajo.

De regreso a la carretera iremos mas lentos (la cuesta y el calor aprietan) pero podremos encontrar curiosas y llamativas rocas de colores y brillos muy distintos a las piedras de nuestras sierras gaditanas.

Al interior de Punta Polacra queda la Caldera Volcánica de Rodalquilar.

Dentro de la amplia caldera volcánica de Rodalquilar emerge el Cerro del Cinto. Este cerro es uno de los grandes afloramientos de rocas piroclásticas (ignimbritas) producto de antiguas erupciones volcánicas. Durante su formación los procesos de alteración hidrotermal fueron los responsables de los yacimientos minerales que han hecho célebre a esta pequeña localidad almeriense. En la foto los restos de la planta minera Denver (construida por los americanos) para la extracción de oro

Restos de la mas antigua Mina Abellán, para extracción de oro, en la falda sur del Cerro del Cinto.

Una de las numerosas bocas de mina, con aviso de peligro de caída y desprendimientos.

Mina "Blanca y Negra", explotada en 1925 por la Sociedad Aurífera Minas de Rodalquilar. De sus galerías se extrajeron, en cinco años, 5.000 toneladas de roca aurífera de las que solo se obtuvieron 12 kilos de oro.

El cortado rocoso en la ladera del Cerro del Cinto (centro de la foto), es una de las explotaciones mineras mas antiguas (siglo XVI) de Rodalquilar. Se trata de el Tollo de la Felipa. Una antigua mina para extraer alumbre. El alumbre (alunita), es un fijador de los colores para los tejidos que tuvo gran importancia durante la Edad Media. Las minas de alumbre se denominaban “tollos”, y no eran otra cosa que trincheras a cielo abierto.

Entre Rodalquilar y El Playazo se construyó la Torre de los Alumbres para proteger la población minera de los ataques piratas. Data del año 1509, y ya en 1520 sufrió un ataque siendo casi destruida y su población esclavizada. Hacia 1590 se convirtió en presidio y siguió guardando el lugar de las correrías de magrebíes y turcos. Hoy la Torre se cae sin remisión, a pesar de estar declarada monumento.

Muy cerca del la Torre de los Alumbres podemos encontrar paisajes que nos transportan al árido norte de Africa.

Aunque Cabo de Gata vive hoy casi al 100% del turismo todavía pueden verse a personas mayores con oficios tradicionales (una rareza) como el pastoreo.

El paseo en barca-taxi de Las Negras a Cala San Pedro es un buen momento para disfrutar de impresionantes vistas desde el mar.

Columnas de roca volcánica (basálto o andesita?) producidas por el enfriamiento rápido de la lava llegando al mar.

En Cala San Pedro encontramos esta negra bomba volcánica (cinerita?), desprendida junto a los blancos cantos rodados por el mar.

 
La Cala del Plomo, cerca de Aguamarga, a la que se llega después de una larga pista de piedra y polvo, también guarda bellos acantilados a un lado y otro de la breve playa de fina arena.

La erosión del mar ha dejado a la vista las blancas calizas del terciario.

Panorámica de los blancos arrecifes de la Cala del Plomo.

Está prohibido, por la normativa del Parque, subir a la cumbre del Cerro del Fraile, pero no hay problema por pasear a pie de monte para hacerse una idea de lo que fue este antiguo volcán.

Escogemos las horas del atardecer para evitar el rigor del verano.

En nuestro paseo encontramos llamativas (para nosotros) rocas volcánicas con fuertes colores.

¿Tendrá este color por el azufre?

Bonita geoda de calcedonia ¿?
 
Al regreso del Cerro del Fraile unas nubes lenticulares denotan fuertes vientos en altura.

 
Y acabamos con el paisaje mas conocido de Cabo de Gata. Para llegar a el pasamos antes por la Playa de los Genoveses, reguardada por su vistoso Morrón. Su nombre procede del desembarco, en 1147, de la flota genovesa para apoyar a las tropas castellanas en la toma de Almería, que pertenecía al reino de Granada. El Morrón de los Genoveses es un promontorio volcánico de 85 metros de altura y su entorno es una de las seis Areas de Reserva Marina del Parque.

La Ensenada de Mónsul, con la playa y el paisaje mas conocidos de Cabo de Gata. El exceso de visitantes (en fechas clave) ha llevado al Parque y al Ayuntamiento de Níjar a imponer un "numerus clausus" para su visita (al menos de forma motorizada). Hasta aquí estamos de acuerdo, lo que no vale es obligarte a pagar por entrar. Aunque sea un paraje ultraconocido (anuncios, publicidad, cine,...) es un lugar que hay que visitar (aunque sea en modo "pay per view").

Desde la bolsa de aparcamiento ya se advierte una bella mezcla de dunas móviles y cerros volcánicos.

 
Aparte de la enorme "ola de lava", tómbolo conocido como "la peineta", que preside la playa, en sus laterales puede disfrutarse de curiosas formaciones volcánicas en continua erosión.

 
Paredes, erosionadas por el mar, formadas por la acumulación de cantos y bloques angulosos de andesita, una roca volcánica de color oscuro, y por fragmentos de menor tamaño, conocidos como cenizas o lapilli.

 
En este mismo lugar hicimos esta foto en 1996, que sirvió de portada a la revista Montaña Sur del Club Montañero Sierra del Pinar.

El flanco oriental de Mónsul está formado por estos singulares relieves volcánicos.

Vista desde "la peineta" hacia la Punta de Mónsul.

Subiendo a la gran duna barján de Mónsul. La mayor del Parque con 50 metros de desnivel.

Zona superior de la duna barján (con forma de media luna).

La cota rocosa superior a la duna es un fenomenal mirador. Hacia el este la escondida Cala del Barronal.

Justo debajo podemos ver varios flujos de lava solidificados.

El extremo interior de la gran duna de Mónsul cubriendo una población de ágaves.

Para acabar, junto con esta foto del Cerro de los Frailes coronado por una nube (como si de una erupción se tratara), una poesía y una cita que resumen nuestro interés por este bello rincón de Andalucía.


Cabo de Gata
La inocencia del agua
La inocencia del sol
reflejado en las aguas,
roto en el agua.
La inocencia de los ojos que miran
la inocencia del sol
sobre las aguas.
Como si el tiempo fuese algo de oro
sobre las aguas de plata.
Felipe Benítez Reyes, Rota, Cádiz, 1960

«No conoce uno a nadie que habiendo estado en Cabo de Gata, no haya quedado impresionado para siempre, convencido de haber llegado a un confín que va por delante, como el horizonte, inalcanzable y a la mano».
Andrés Trapiello, Manzaneda de Torío, León, 1953